El país suramericano vive entre contrastes. En medio de la campaña electoral y la inflación imparable, sus restaurantes están atiborrados de clientes. Las nuevas generaciones piensan en irse del país, mientras muchos de sus padres reciben subsidios del gobierno para llegar a fin de mes. Una crónica desde la nación que fue “granero del mundo” y hoy está sumergida en el caos económico