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domingo, 3 noviembre, 2024

Etiqueta: Cuentos de Cuarentena

Herida en la cara

Hago la cola en la farmacia con la separación reglamentaria a la que obliga este tiempo del temor. Somos una fila de personas alejadas con los rostros encubiertos

Cuentos de cuarentena | No sé cómo limpiar una casa

Tengo una idea general de cuál es el principio y el final de un día de limpieza, pero muy poco comprendo del proceso. Sé, por ejemplo, que lo primero es barrer y luego coletear, pero, ¿y aspirar? ¿Se hace aunque ya se barrió el piso? ¿Se complementa aspirando en las esquinas?

Día 19

La sala de la casa, como supongo que la mayoría de las salas de todas las casas, se ha vuelto el centro de actividades de la familia. Sobre la mesa del comedor está la PC, en donde me siento generalmente a escribir y a procrastinar (más de lo segundo, lamentablemente)

La aventura del optimista

En la acostumbrada tertulia mañanera mi vecino me decía: “No tenemos DirecTV, no tenemos trabajo, no tenemos nada qué hacer y, si nos quedamos en la casa, vamos acabar con el poquito de comida que queda en la nevera”

De kaijus y gotículas

Podría decir que gran parte de mi infancia la pasé en cuarentena: pocas veces me dejaban jugar en la calle así que lo del distanciamiento social fue casi que una regla para mí. Ahora entiendo que, como todo aislamiento, era para mantenerme al margen, protegerme de algo, cuidarme; sin embargo, no crean que eso evitó que sorteara ciertos peligros, que me enfrentara al miedo, que sintiera la cercanía de presencias malignas en mi reducido entorno.

Amazon

Dos cajas que llegan de China, con cuatro clics previos, descansan en Miami, mientras Trump revuelve el discurso de la higiene. Ocho manos cansadas se rotan el empaque de un pedido en espera

Desayuno, almuerzo y rumba

Día 45, sábado: me despierto a las 7:20 am, no por gusto sino porque me llegó el mensaje del pago móvil de alguien que quería comprar cinco cigarros

Querida F:

Escribo esta carta sin pretender que la recibas o que la llegues a leer de algún modo. Esto de la cuarentena me afecta las fibras, la calle se ha vuelto un universo paralelo, pareciera que el asfalto se torna personal y con las mascarillas parecemos sospechosos

Aprendiendo a convivir con ojitos

Mi primera salida fue después de cuatro semanas en cuarentena. Acompañé a mi esposo al mercado para comprar más rápido y poder regresar lo antes posible a casa

Planeta sur

Nahomi no estaba desesperada por el encierro y menos angustiada por el coronavirus. Ella está desbordada por las 22 tareas que le mandaron del colegio y debía entregar el lunes.
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