Caracas.- La actuación criminal de José Manuel Vera Sulbarán, alias “Satanás”, llegó a su fin este 1 de noviembre tras ser capturado por funcionarios de la Policía Nacional de Ecuador en una zona fronteriza con Colombia. Autoridades presumen que pretendía huir hacia otro país.
El delincuente, de nacionalidad venezolana, señalado de ser miembro de la banda transnacional del Tren de Aragua, está acostumbrado a huir desde 2016 cuando ocasionó un motín en la cárcel de Tocorón para poder evadirse. En ese entonces dejó siete reclusos muertos y varios heridos a su paso. Lo señalan de ser uno de los colaboradores más cercanos de Héctor Guerrero, alias “Niño Guerrero”, quien era el pran del mencionado recinto penitenciario hasta el 20 de septiembre, cuando autoridades venezolanas intervinieron la prisión.
Pareja fingía pertenecer al Tren de Aragua para extorsionar en Marketplace
Para desplazarse por Ecuador usó una identidad falsa, la cual no presenta ningún registro policial. Fue a través de un trabajo en conjunto con la policía colombiana que se dio con su paradero. Era en esta nación donde dejó de forma más marcada su estela criminal, pues sobre él pesaban 57 denuncias por extorsión y 8 por homicidio. Estaba prófugo desde el 18 de abril de 2022, reseñaron varios medios colombianos.
Vera Sulbarán lideraba la célula del Tren de Aragua llamada Los Satanás, que se encargaba de acosar a comerciantes de Bogotá, incluso hasta con instalar explosivos en sus casas o negocios a cambio de cantidades de dinero que oscilaban entre los 50 y 300 millones de pesos colombianos, que equivalen a 225.000 y 1.350.000 dólares.
Este viernes se hizo efectiva su extradición de Ecuador a Colombia, donde será procesado por los múltiples delitos que enfrenta, entre los que también resalta el tráfico de armas y drogas, así como el uso de menores de edad para la comercialización de estas sustancias, según lo determinó el general William Salamanca, director de la Policía de Colombia.
Entre las evidencias recogidas por las autoridades se logró determinar que le exigía a los comerciantes de Bogotá importantes sumas de dinero, entre 50 y 300 millones de pesos colombianos. Dichas acciones las llevaba a cabo mediante audios de WhatsApp, intimidando a comerciantes con panfletos en donde mostraba armas de fuego, usando líneas telefónicas internacionales.