La profesional, que laboraba en un colegio de Petare, fue vista por última vez la noche del 15 de marzo. Dos días después su sobrino la encontró envuelta en tres cobijas y con un pañuelo rojo en el cuello. Familiares acusan del homicidio a su pareja, quien se llevó a su hijo de dos años y les ha comunicado que no lo devolverá
.
El cadáver de una psicopedagoga fue localizado por su sobrino la tarde del 17 de marzo en una de las viviendas que comprenden el sector Las Casitas 1, barrio La Lira, Petare, municipio Sucre. La dama estaba envuelta en tres cobijas: dos color crema y una verde, y tenía un pañuelo rojo alrededor del cuello.
Barbara Mayerling Rodríguez, de 27 años, laboraba para el colegio Carmen Valverde de Petare desde hacía un año. La última vez que la vieron familiares y vecinos fue la noche del 15 de marzo, aproximadamente a las 8:00 p.m, cuando entraba a su vivienda en compañía de su hijo de dos años y su pareja, Robert Manuel Medina.
Sus familiares cuentan que de ella no se tuvo información durante el fin de semana. Los vecinos solo escucharon dos gritos el sábado 16 de marzo. “Una vecina me dijo que a eso de las 6:30 a.m. de la casa de mi tía se escucharon dos gritos; también escucharon al niño gritando y llorando. Media hora después vieron a Robert salir de la casa junto a Alex”, dice Jorvin Rodríguez, sobrino de la víctima.
Jorvin refiere que Mayerling para él era su hermana: “nos criamos juntos. Desde pequeños nunca nos vimos como tía y sobrino, vivíamos juntos y nos criaba mi abuela”. El joven fue quien encontró el cuerpo. La tarde del 17 de marzo, a eso de las 5:00 p.m, abrió la vivienda de la víctima con una llave que ella dejaba en un cable detrás de su puerta. Para él, la dama se encontraba donde su abuela, en Los Valles del Tuy, pues en días recientes se había lesionado una pierna.
“Yo llegué ese día a la casa de Mayerling porque iba a afeitar a uno de mis hijos; ella tenía una afeitadora que me prestaba cuando la necesitaba. Yo no sabía que estaba desaparecida, nadie me había querido decir nada. Una vecina fue quien me dijo: mijo, no hemos visto a Mayerling. Nosotros escuchamos que ella tuvo un problema con Robert y él se llevó al niño, pero no la hemos visto”. El joven detalla que ingresó, no vio a nadie en la sala y siguió a los cuartos. La víctima estaba en su cama envuelta en tres cobijas.
El familiar de la víctima dice que no podía ver bien el cuerpo, pues la habitación no tenía iluminación natural, ni bombillo. “Yo me puse a buscar un bombillo, lo coloqué, prendí la luz y ahí fue cuando vi a mi tía muerta. Tenía un trapo rojo en el cuello. Yo la revisé no se le veían ni heridas de bala, ni de cuchillo. En medio de mi desesperación me puse a buscar el niño en toda la casa y no lo conseguí”.
Familiares y vecinos de Mayerling señalan como principal sospechoso del crimen a Robert, un hombre de 32 años y oriundo de El Tigre, estado Anzoátegui. Aseguran que en ocasiones anteriores el hombre le había gritado y maltratado en público, pero la joven en ningún momento aceptó que había sido golpeada.
“Yo nunca presencié una pelea de Mayerling con Robert, mi abuela sí y los vecinos. A mi nadie me quería decir nada, siempre me ocultaron eso, porque desde pequeño me han visto como el hombre de la casa”, explica Jorvin.
El informe que la medicatura forense de Bello Monte le dio a los familiares de la víctima indica que la causa de su muerte fue asfixia mecánica. Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) se encuentran trabajando en el caso, pero de acuerdo a los deudos, no se les ha informado que tengan confirmado el paradero del principal sospechoso del crimen.
De acuerdo a una comadre de Mayerling, el presunto homicida, por distintos números de celular, les ha contactado e informado que no devolverá al niño. Los familiares exigen justicia y encontrar al pequeño de dos años para darle cobijo.