Barinas.- Su trabajo como técnico radiólogo en una clínica privada de la parroquia Alto Barinas lo compartía con su fanatismo por el equipo del Zamora Fútbol Club y su presencia en todas las convocatorias que hacían los contrarios al Gobierno. Wilmer Antonio Mendoza Zambrano, de 39 años, nunca imaginó que por devolverse a buscar su motocicleta, una bala de alto calibre le iba a entrar por el pecho para dejarlo sin vida.
Un sobrino de la víctima contó a El Pitazo que su tío asistía con regularidad a las concentraciones y marchas opositoras. El miércoles 23 de enero se fue con un grupo de amigos que asisten al mismo templo donde solía congregarse por su religión cristiana. Todo transcurrió sin novedad y cuando ya se disponía a regresar, abandonó al grupo por un instante para buscar su moto que tenía estacionada en las inmediaciones de Makro. Esos segundos fueron suficientes para convertirlo en el primer asesinado del miércoles 23 de enero, en Barinas.
A Wilmer Antonio Mendoza Zambrano la bala de un fusil le entró por el pecho y le destrozó la vena aorta. Dejó huérfanos a una niña de un año y un varón de cuatro y una viuda, Génesis Jiménez. Vivía en la calle Apure entre las avenidas Andrés Varela y Olímpica, lugar donde estaba siendo velado para recibir el viernes cristiana sepultura en el Cementerio Municipal de Barinas.