Arcadia Celis abrió la puerta de su rancho para que Yulimar entrara con sus dos hijos de 8 y 6 años. Faltaba poco para que el reloj marcara las cuatro de la madrugada. En el sector rural La Danta de Los Plátanos, en Ocumare del Tuy, todos los vecinos dormían, pero una ráfaga de disparos los despertó sobresaltados, el 30 de marzo.
Los tiros se escuchaban muy cerca de la casa de Arcadia. Su hija, quien reside en la vivienda contigua, llegó presa de miedo. Los zumbidos de las balas la atemorizaban. Temía por su vida y la de sus hijos, así que intentó refugiarse.
Un corte de energía eléctrica, que se desconoce si fue producto de una falla o provocado, aumentó el pánico de Arcadia y Yulimar. Dentro y fuera de la casa estaba todo en penumbras, pero las detonaciones continuaban, así que ambas decidieron correr con los niños hacia la casa de Yoliber, la otra hija de Arcadia. Pensaron que allí estarían más seguras.
En el camino una bala alcanzó a Arcadia en la mano. De pronto escuchó que su hija gritó ‘ma’ y se desvaneció. Al mismo instante, su nieta, Yoneisis Trinidad (6 años), cayó al suelo. “Mi otro nieto comenzó a llamar desesperado a su mamá y yo también, pero no respondió. La toqué varias veces y no hizo ningún movimiento”.
En medio de su desesperación, un grupo de policías se acercó a Arcadia. Le informaron que mientras caminaba junto a su hija y sus dos nietos, alguien venía detrás de ellos disparando. “Eso es mentira. Allí no había nadie más. En el sector solo estaban los policías”, aseguró la mujer a El Pitazo, el 31 de marzo, en predios de la medicatura forense de Ocumare del Tuy.
Las policías regresaron a Arcadia para su casa y los cuerpos de su hija y su nieta quedaron en el camino, en medio de la oscuridad. La mujer estaba contrariada. A las 6:00 am, funcionarios de la Dirección Contra la Delincuencia Organizada (Dcdo) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) la llevaron al hospital de Ocumare en una patrulla que iba accidentada. ¿Dónde está mi hija?, preguntaba con insistencia, pero ninguno de los uniformados se atrevió a responder. En el centro de salud tampoco le dieron información. 30 minutos después de su ingreso, Arcadia encontró la respuesta: los cadáveres de su hija y su nieta estaban siendo ingresados al mismo centro asistencial. Ambas quedaron identificadas como Yulimar Mijares Celis (30) y Yoneisis Trinidad Mijares (6). La adulta tenía un tiro en el hemitórax y la niña en la cabeza.
“Es el gobierno”
Yoliber Celis también escuchó los disparos la madrugada del 30 de marzo. Abrió con cuidado la ventana de su casa y observó a varias personas caminando por el lugar. La oscuridad le impidió identificar al grupo, pero luego los escuchó hablar por radio y pensó: “es el gobierno”.
“De pronto sonaron más detonaciones y se oyeron muchos ladridos de perros. El sonido de las balas venía de los lados de la casa de mi hermana y mi mamá. Esperé que amaneciera y corrí hacia ese lugar. Por el camino encontré rastros de sangre y partes de un hueso con restos de cabello. Presentía que algo malo había pasado y lo corroboré cuando encontré más sangre en la casa de mi mamá”, recordó.
La noticia de la muerte de su hermana y de su sobrina devastó a Yoliber. De acuerdo con su versión, sus parientes murieron en medio de un mal procedimiento. “Los únicos funcionarios que vimos en el sector fueron los de la Policía Nacional Bolivariana (PNB)”, señaló. Su historia coincide con la de los vecinos y contradice la información oficial: que las víctimas fueron alcanzadas por balas perdidas durante un enfrentamiento entre bandas.
“En la comunidad nunca había pasado algo así. Mataron a dos personas inocentes. Aquí no hubo enfrentamiento entre bandas hamponiles y tampoco entre delincuentes y la policía. En nuestra comunidad no hay malandros. Ellos no caminan por aquí. En este lugar todos somos familia y casi siempre las mujeres estamos solas, porque nuestros esposos trabajan la tierra y regresan los fines de semana”.
Los deudos temen que por tratarse de personas humildes y sin recursos económicos, no se castigue a los responsables. En tal sentido hicieron un llamado al director nacional del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), comisario Douglas Rico, y al fiscal general de la República, Tarek William Saab, para que este doble homicidio no quede impune.
Estudiaba preescolar
Yoneisis Trinidad Delgado Mijares cumplió seis años de edad el pasado 14 de marzo. Estudiaba educación inicial. Sus familiares la recuerdan alegre y sonriente. Su mamá se ganaba la vida cultivando la tierra en el sector rural Los Plátanos, ubicado a unos 45 minutos del casco central de Ocumare del Tuy.
El día del doble homicidio, las balas destrozaron parte de las cosechas de cambur y plátano de esta comunidad rural. En el lugar donde vive la familia Mijares Celis no hay paso vehicular. Para llegar a la vía pública sus vecinos deben caminar o trasladarse a caballo o en burro.