Caracas.- Estaban advertidos. Los líderes de el Sindicato de Barrancas sabían que la guerrilla colombiana preparaba una incursión y por eso prohibieron el uso de fuegos artificiales en el pueblo el 24 y el 31 de diciembre de 2021. La idea era no confundir las detonaciones de armas de fuego con la pirotecnia.
“La gente del pueblo no tuvo más opción que obedecer por temor, porque el Sindicato tiene el control de Barrancas desde hace quince años. Es una organización que amenaza de muerte a los pobladores, que le cobra vacuna al comerciante y cuyos integrantes se pasean por las calles mostrando sus armas de fuego para amedrentarnos”, narró un residente vía telefónica a El Pitazo este 2 de enero. Pidió omitir su nombre por seguridad.
La fuente dijo que mientras el pueblo estaba amenazado, los miembros de la banda preparaban la fiesta de fin de año en plena calle central de Barrancas del Orinoco, capital del municipio Sotillo, al sur de Monagas. El grupo armado ordenó la instalación de una miniteca con 60 cornetas en plena intersección de Barrancas.
La música se escuchaba desde cualquier punto del pueblo. La fuente explicó que en la fiesta no solo estaban los líderes e integrantes de la banda sino también otros pobladores. A las 3:00 am, una ráfaga de tiros pausó la celebración. Lo que ocurrió fue un enfrentamiento y una estampida de gente que salió en todas las direcciones.
Algunos se escondieron en las casas más cercanas y otros salieron hasta la estación de servicio El Águila. Las personas que llegaron hasta sus casas no salieron de ellas hasta este domingo 2 de enero. Los habitantes reportan que el miedo sigue latente, aunque el pueblo esté militarizado desde la noche del sábado.
¿Por qué la disputa?
Una fuente en Barrancas del Orinoco explicó a El Pitazo que la incursión de supuestos miembros de la guerrilla colombiana se debe al control de la zona, pues el municipio Sotillo está a orillas del río Orinoco, que no solo enlaza Monagas con los estados Delta Amacuro y Bolívar, sino también con aguas internacionales.
“Lo que la guerrilla quiere es tener el control para poder traficar con droga, gasolina, alimentos y seguir con la minería ilegal. Este es un municipio con una geografía que facilita estos y otros tipos de delitos. Lamentablemente, las autoridades están al tanto de esta situación y aunque se ha advertido, no han hecho nada para acabar con la presencia de delincuentes”, denunció la fuente.
La persona señaló que el grupo aprovechó que la vigilancia de la fiesta estaba en manos de jóvenes no mayores de 20 años de edad, a quienes se les llama gariteros o los que cuidan la zona, para atacar la celebración. Explicó que el grupo no tenía cómo hacer frente a los atacantes, pues sus armas de fuego eran de menor calibre.
“Por lo general, esos gariteros usan armas cortas. Ellos se paseaban por el pueblo mostrándolas y amedrentando a la gente, mientras que otros miembros de la organización aprovechaban para extorsionar a los habitantes o a los comerciantes, a quienes les cobran cinco dólares como especie de vacuna para garantizarles la vida”, expuso.
La incursión de entre 15 y 20 supuestos miembros de la guerrilla colombiana, durante la madrugada de este 1° de enero en Barrancas del Orinoco, dejó hasta el momento siete muertos y dos heridos confirmados por la Guardia Nacional, que en una minuta difundida a los medios de comunicación no habla de guerrilla sino de otro grupo irregular.
Wilfredo José Avilé Mosqueda, de 28 años, y Jesús Enrique Guzmán Abreu, de 27 años, son los fallecidos identificados, mientras que Leonardo José Bastardo y Juan Daniel Moreno Castro son los heridos. La Guardia Nacional recolectó en el sitio, como evidencia, más de 800 conchas de armas de fuego de distintos calibres, así como motos y un automóvil.