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jueves, 28 marzo, 2024

Los 12 tijerazos en el cuerpo de Melissa se pudieron evitar

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Durante 15 años fue blanco de gritos, acusaciones de infidelidad, dos fracturas de nariz, hasta que dijo “no más”. Después de separarse de su pareja acudió varias veces a la Fiscalía en búsqueda de una medida de protección, pero esta nunca llegó

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“La maté”, le confesó José Gregorio Pérez a sus familiares. Hablaba de Melissa Arcila, con quien pasó 15 años de su vida y tuvo dos hijos. José Gregorio y su violencia física, verbal y dos fracturas de nariz que le causó la habían alejado de su lado durante el último año. El hombre la siguió acosando hasta que la asesinó en su casa, mientras ella esperaba una orden de protección que el Estado se tardó demasiado en darle.

Eran las 6:30 am del 20 de mayo cuando Melissa Sidney Arcila Ruiz, de 38 años, intentaba abrir la reja del apartamento 12-02 —Pérez se había mudado a Los Teques, estado Miranda, y vivía solo en una casa donde realizaba consultas de santería— de un edificio ubicado en Los Jardines del Valle.  Esa era su rutina de todas las mañanas, al menos durante el último mes. Bajar del piso 12 hasta planta baja para llevar a sus hijos de 12 y 7 años hasta el transporte escolar, subir nuevamente por las escaleras, terminar de prepararse para el trabajo y partir a la peluquería en Bellas Artes donde trabajaba como manicurista.

Aquel lunes su hábito se vio interrumpido: llegó al pasillo donde estaba su apartamento y cuando se dispuso a abrir la reja fue sorprendida por José Gregorio, su expareja, que se había escondido en las escaleras esperando su llegada.

Al sentir la presencia del hombre que durante 15 años la maltrató, golpeó, acusó y acechó, la mujer intentó abrir la puerta de seguridad para ponerse a salvo. No lo logró. En el forcejeo, el miedo y la sorpresa generó que se partiera la llave dentro de la cerradura. Segundos después, José Gregorio la amordazó —a la fuerza— se impuso, sacó la tijera que traía escondida y la hirió en 12 ocasiones.

les confesó su delito: “la maté”. Luego de delatarse, se despidió y saltó al vacío a través de una ventana

Los gritos hicieron que los vecinos salieran. La mujer fue trasladada desde su apartamento, ubicado en el edificio Unep, al Hospital Clínico Universitario, pero llegó sin signos vitales.

José Gregorio escapó. Poco después apareció en el apartamento de una tía en las residencias Savoy, muy cerca de la escena del crimen. Al ver a sus familiares sentados en la sala les confesó su delito.

Luego de delatarse, se despidió y saltó al vacío usando la ventana de una habitación. La caída de 14 pisos le provocó la muerte instantánea.

Largo prontuario, amplia impunidad

La madre de Melissa se enteró del homicidio cuando el cuerpo de su hija iba a ser trasladado a la medicatura forense de Bello Monte. La última vez que habló con su primogénita fue la noche del 19 de mayo,  a través de una llamada que duró un par de minutos, y le dijo que tenía un “mal presentimiento”.

“La muerte de Melissa se pudo evitar”; así dicen su madre y sus hermanas, quienes no quisieron revelar sus nombres por medidas de seguridad. Los familiares revelaron que después de separada y de dos fracturas de nariz, en menos de dos meses Melissa se dio la tarea de denunciar a José Gregorio en Fiscalía y buscar una medida que protegiera su integridad, pero esta nunca procedió.

Acompañada de su madre, asistió en más de seis oportunidades al ente público; funcionarios del organismo le dijeron en una ocasión que su expediente se había perdido, otro día le pidieron un pendrive y se excusaron de que no tenían hojas para imprimir.

…sin pudor de que estuviese una psicóloga como testigo, el hombre rozó su dedo índice por su cuello con la intención de describirle a su ex que “la iba a matar”

Pese al terror que sentía hacia su expareja —José Gregorio la acosaba día y noche desde que se separaron—, Melissa no se fue de su vivienda. “Ella no se quería ir de su apartamento, ni vivir conmigo en Bello Monte, porque mi apartamento es de una habitación. Mi hija me decía que en su casa estaba cómoda, que los niños tenían su cuarto. Varias veces se quiso ir del país, pero necesitaba el permiso del padre de los niños y este nunca se lo iba dar”, indica la madre.

Las denuncias de Melissa solo lograron una orden de caución, a la que el hombre hizo caso omiso, pues, aunque no vivía con ella, no dejó de enviarle amenazas y acusarla de tener una nueva relación. Una de esas intimidaciones la ejecutó durante una reunión organizada por la Unidad de Atención a la Víctima, donde sin pudor alguno y con una psicóloga como testigo, el hombre trazó una línea con su dedo índice por el cuello para dar a entender a su ex que “la iba a matar”.

Ni los moretones, ni los relatos de la mujer, ni las acciones de José Gregorio frente a las propias autoridades hicieron que un fiscal le brindara la medida de protección. Una de sus hermanas afirma que en una oportunidad un funcionario le dijo a Melisa que “se tenía acostar con él para que su requerimiento procediera”. Otro le espetó que “sin sangre de por medio no podemos actuar”.

Ningún ente del Estado hizo nada por resolver el caso de Melissa.

El prontuario del victimario tampoco sirvió de sustento. De acuerdo a los familiares de Melissa, hace años Pérez fue acusado de ser el autor material del homicidio de su hermano, pero tras pasar un par de meses en un calabozo policial fue puesto en libertad. El Pitazo no pudo tener acceso a este expediente para corroborar la versión de los familiares de la víctima.

Por el acoso a Melissa, en los primeros días de mayo José Gregorio fue detenido por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), quienes lo mantuvieron unas horas en una celda de la sede de la avenida Urdaneta.

José Gregorio salió nuevamente y cumplió su palabra: asesinó a Melissa. Quedó impune. La justicia de los hombres no tuvo tiempo de alcanzarlo cuando saltó al vacío desde un piso 14.

…un funcionario le dijo que se tenía acostar con él para que su requerimiento procediera. Otro le manifestó que “sin sangre de por medio no podemos actuar”

¿Qué hacer si se es víctima de violencia de género?

La Ley Orgánica Sobre El Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia (Ldmvlv) establece que la primera persona que debe y puede denunciar es la víctima. Luego autoriza a una muestra amplia de personas que tiene la facultad para colocarla, como familiares, amigos y personas de su entorno cercano.

Las denuncia debe realizarse ante el Ministerio Público, los Juzgados de Paz, las prefecturas y jefaturas civiles, órganos de policía, unidades de comando fronteriza.

Si los golpes o amenazas se dieron en las últimas 24 horas antes de denunciar, se determina que hay un proceso de flagrancia; por ello los cuerpos policiales tendrán la potestad de practicar la detención del agresor y visitar el lugar donde ocurrió el hecho sin orden de visita domiciliaria.

Luego de la denuncia, el Estado tiene el deber de indicar medidas de protección y seguridad; lo que quiere decir que los profesionales que ayuden a la mujer deben idear un plan de seguridad, términos legales, dinero, un lugar a donde acudir para darle un puesto seguro a la víctima.

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