En “El Paredón” fue prendida en candela una joven boxeadora de 18 años por la expareja de su prima, quien juró vengarse tras perder una pelea que ambos tuvieron en la plaza Sucre de Catia. Las habilidades deportivas de Ailin Oriana le costaron la vida
Ailin Oriana Silva Solórzano nunca pensó que las habilidades que había adquirido como boxeadora profesional serían su sentencia de muerte. En la Plaza Sucre de Catia golpeó a la expareja de su prima con el mismo bate que este utilizó para amenazarla, luego que ella le reclamó por no atender a su hijo.
La tarde del 13 de abril, Ailín salió de su casa en el barrio La Fundación de Altavista y se fue caminando hasta Plaza Sucre. En la travesía se encontró con Ray Josué Escalona López, de 22 años y expareja de su prima, separados un año antes, de cuya unión nació un pequeño que actualmente tiene dos años.
El hombre, desde hacía varios meses no le daba manutención al infante, por lo que Ailín, al verlo, saltó a reclamarle. Ailín era testigo de la situación económica en la que se encontraba su prima y eso la molestaba. Al escuchar las acusaciones, Ray las esquivó con gritos y groserías. Así hacía con su expareja, y por eso ella nunca lo denunció.
El ambiente se caldeó, varios vecinos de la zona se convirtieron en testigos de la pelea y armaron una rueda humana; el hombre se llenó de adrenalina y ubicó un palo en medio del ring de boxeo callejero. Ailín se encontraba desarmada y solo tenía la compañía de sus puños, que utilizaba para golpear a contrincantes y sacos de arena en un centro de entrenamiento de la avenida Sucre.
Ray empezó a mover el pedazo de madera de la forma como los espadachines lo hacen con una espada. Del otro lado, la joven hacía maniobras para esquivarlo; en un punto de la la riña la dama logró quitarle el arma y le pegó tan fuerte que le rompió el brazo. Ella terminó con moretones, pero él quedó fuera de juego y se la juró ante todos los espectadores: “Esto no se va a quedar así”. De ese modo culminó el primer asalto.
La pelea no acabó
Ray es conocido en Catia por ser “un hombre de la mala vida, un malandro que vive de robar y matar“, tal como lo categorizó Eilín Chona, la novia de Ailín, a quien había conocido dos años atrás y por quien decidió tres meses antes dejar de practicar taekwondo e iniciarse en el mundo del boxeo, pues esta disciplina deportiva es impartida en el mismo centro de entrenamiento donde Eilín practica fútbol sala desde que era niña. Ambas tenían planes de estudiar juntas diseño gráfico.
Cuatro días después del 13 de abril, exactamente en horas de la mañana del día 17, mientras Eilín calentaba para un juego que tenía contra un grupo de jóvenes en un estadio en Valencia, estado Carabobo, recibió una llamada telefónica que la dejó paralizada. Una voz al otro lado del celular le aseguraba que su novia había sido prendida en candela por Ray, la expareja de la prima de Ailín.
Eilín, rápidamente, acomodó en un bolso las pocas pertenencias que tenía en los vestidores; buscó quien la llevara al terminal y se regresó a Caracas en una camioneta de pasajeros, aún vestida con el uniforme del equipo. Su única intención era ver a Ailín con vida. Le habían informado que, aunque estaba grave y con 98% de su cuerpo quemado, se encontraba consciente y estaba internada en el Hospital General de Lídice Dr. Jesús Yerena.
Al llegar a Caracas tuvo más detalles del hecho.
La noche del martes 16 de abril, Ailín, quien también vendía frutas y verduras de temporada en la avenida Sucre para mantener a su pequeña de tres años, no regresó temprano a casa sino que en compañía de amistades se fue a tomar licor.
La joven terminó en “El Paredón”, un lugar que fue arreglado por jóvenes y vecinos de la carretera Caracas-La Guaira para los niños y adultos en condición de calle o, quienes como la joven, solo desean descansar un poco.
En una banca del refugio Ailín y su acompañante se quedaron dormidas. Pronto llegaría su lobo feroz y no estaría despierta y a punto para dar la pelea. Ray, el hombre a quien se había enfrentado días atrás se enteró de que Ailín pasaría allí la noche.
Sin importar que la amiga de la boxeadora estuviera de testigo, Ray bañó con kerosene a Ailín; segundos después le lanzó un fósforo encendido encima. Las llamas se adueñaron del cuerpo de la boxeadora.
Perdió por nocaut
El asesino huyó de la escena. La amiga de Ailín, Oriana, le apagó el fuego con una sábana y se encargó de llevarla a pie hasta el hospital Periférico de Catia; pero la falta de insumos en el centro de salud hizo que fuese remitida al hospital de Lídice.
Tres días pasó Ailín en el hospital esperando el milagro, pues “estaba toda quemadita, no tenía ni estómago. Todo el cuerpo lo tenía derretido“, como detalla su novia Eilín. La joven boxeadora falleció el domingo a las 7:45 am.
Las investigaciones pertinentes del homicidio quedaron a cargo del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Los detectives apenas han informado a la familia que “se encuentran tras la pista de Ray”.