Caracas.– Joziel Isaías Cabaneiro Lopez, de tres años, fue asesinado por su tío, Hatlin José Mora Bello, de 35 años, quien antes de matarlo abusó de él sexualmente. Para no ser descubierto, el hombre lanzó el cuerpo del infante al río Guaire y le dijo a sus familiares a comienzos de febrero que lo habían secuestrado. El victimario confesó su crimen luego de ser detenido el pasado miércoles 4 de marzo por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc).
Mora Bello tenía la custodia de su sobrino Joziel desde el 3 de enero. El niño vivía con su mamá en uno de los bloques de Lomas de Urdaneta, parroquia Sucre, y el tío se lo llevó a su casa ubicada en el callejón El Progreso de Mamera, municipio Libertador, con la excusa de ayudar a la madre del infante. “Porque son cuatro hermanos, y la mamá es de escasos recursos”, como comentó un familiar del hombre, quien pidió omitir su identidad cuando fue entrevistado por El Pitazo, en la casa del homicida.
Un mes después de tener la custodia del niño, específicamente el 1° de febrero, Mora Bello llegó solo a la casa de su suegra, donde vivía desde hace 14 años. Familiares lo interrogaron al notar que no estaba acompañado por el niño.
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Mora Bello respondió que mientras caminaba con el infante, por el centro de Antímano, fueron interceptados por tres hombres armados quienes los sometieron y los montaron en un vehículo marca Toyota, modelo Yaris, color rojo. Indicó que después de recorrer dos cuadras desde el sitio donde fueron raptados, los hombres lo lanzaron del automóvil y se llevaron al niño. Para sostener la coartada mostró los raspones.
Una de las familiares, quien actualmente se encuentra cuidando la casa donde vivía Mora Bello, relató que cuando el homicida contó la versión del secuestro varios parientes que no le creyeron. “Eso sonaba a cuento. No tenía ni pies ni cabeza. Ahí había gato encerrado”, dijo la mujer desde el balcón de la casa rosada y de tres pisos donde residía el victimario. La dama pidió a El Pitazo la omisión de su identidad.
Un versión que se cayó por su propio peso
Vecinos de Mamera cuentan que el miércoles vieron dos patrullas del Cicpc frente al callejón que da acceso a la casa de Mora Bello. Al rato vieron cómo lo bajaban esposado. Sospecharon que se lo llevaban por la desaparición de Joziel. “Era un hombre que colaboraba, pero cuando tomaba se ponía agresivo. Por eso es que muchos no creíamos lo del secuestro”, dijo una vecina del hombre que también pidió omitir su nombre. La misma impresión la dejó en el hospital José María Vargas donde trabajó hace unos años, y también lo identifican como una persona violenta.
Los comentarios de quienes conocen a Mora Bello terminaron siendo ciertos. El hombre fue llevado a la sede del Cicpc, en la avenida Urdaneta, y luego de un desliz en la declaración de su hija, tuvo que confesar que la versión del secuestro había sido creada por él, y que en realidad había abusado del pequeño, luego procedió a asfixiarlo, y después de muerto lo lanzó al río Guaire para deshacerse del cuerpo.
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Los funcionarios del Cicpc obtuvieron la declaración del homicida después de llevarse a la suegra, al suegro y a la hija de 14 años hasta la sede de la policía técnica. La hija fue quien arrojó una pista que desmontó el relato del secuestro, pues cuando rindió su declaración dijo a los uniformados que su papá fue interceptado por los secuestradores cuando llevaba en brazos al pequeño de tres años, y no caminando como había dicho el hombre.
Ante la falta de cohesión de los relatos los funcionarios lograron que Mora Bello confesara cómo en realidad sucedieron los hechos. Sin embargo, no supo explicar en que punto se deshizo del cadáver; por lo que se activó al cuerpo de rescatistas para dar con su paradero.
Mora Bello actualmente no tenía pareja. Se separó de la madre de su hija hace tres años cuando ella se fue de Venezuela a Perú. Para quienes lo conocieron enterarse de lo que hizo fue sorpresa, aunque nunca demostró ser buena persona.