El 7 de julio de 2021, María Nicola Turri de Guarino, de 84 años de edad, fue asesinada a golpes dentro de su vivienda en Colinas de Vista Alegre. Siete meses después de este hecho, y debido a las averiguaciones emprendidas por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), se determinó que el responsable del crimen fue su vecino.
Fernando Alberto Jiménez Duarte (58) pensó que jamás sería delatado, hasta que el pasado 20 de febrero vio a detectives de la policía científica tocarle la puerta. Lo detuvieron tras comprobar que fue quien mató a la mujer, de nacionalidad italiana y quien residía en el país desde hace 50 años.
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La hija de la víctima reportó la desaparición. Ella aseguró que, al entrar a la casa de su mamá, la puerta estaba abierta, faltaban varios objetos de valor y la octogenaria no estaba. Policías encontraron el cadáver dentro del tanque de agua de la misma vivienda.
El informe forense arrojó que presentaba golpes en la cabeza y que murió estrangulada.
El curso de las investigaciones giró hacia sus vecinos de Turri, ya que las hermanas que allí vivían tenían llaves de la casa de la víctima, pues ante la ausencia de sus hijos, eran ellas quienes daban la comida y chequeaban que estuviera bien. En esta casa vivía Jiménez Duarte, también hermano de las mujeres.
Otros vecinos describieron a este hombre como “aparentemente normal”, sólo detallaron en ese entonces que consumía mucho alcohol, pero que “no era violento”. Sin embargo, se comprobó que era adicto a las drogas.
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Al ser detenido, Jiménez Duarte confesó que, una noche de julio, tomó las llaves de la casa de su vecina, a donde ingresó para supuestamente buscar hielo. Al ver a la octogenaria despierta, le exigió que le facilitara 20 dólares y como esta se negó, la golpeó hasta matarla.
El responsable fue puesto a la orden de la Fiscalía 40° del Ministerio Público.