Caracas.- La incursión de la guerrilla en Barrancas del Orinoco tiene una razón: el robo de droga y dólares. Se trata de una versión suministrada a El Pitazo por funcionarios de organismos de seguridad, que no se identifican por no estar autorizados a declarar públicamente. La tesis que manejan las autoridades es que el ataque inicial lo perpetró el Sindicato de Barrancas, entre el 25 y 26 de diciembre de 2021, para despojar de la mercancía y efectivo a los narco-guerrilleros.
Según la fuente, entre esos días, el Sindicato de Barrancas asaltó a unas embarcaciones de la guerrilla, sujetos conocidos como “los pata de goma”, quienes se desplazaban por el río Orinoco.
En esas lanchas, “los pata de goma” tenían droga para el narcotráfico y dólares, presuntamente, producto de la venta de los estupefacientes.
El Sindicato de Barrancas tiene el dominio del río Orinoco y cualquier persona, ganadero, comerciante o pescador que navegue por la ribera, debe pagar una vacuna, que puede ser en dólares o con parte de la mercancía que lleve, indica la fuente.
¿Cómo opera El Sindicato de Barrancas?
El informante presume que el robo ocurrió cuando los miembros de la guerrilla se negaron a entregar parte de su mercancía.
De ese hecho, las fuentes de seguridad no han precisado la cantidad de fallecidos o heridos, así como tampoco la cantidad de lanchas usadas por la guerrilla colombiana para el narcotráfico por el río Orinoco. Esta es la primera versión que se ofrece sobre las causas que originaron la balacera de 10 horas en Barrancas del Orinoco, municipio Sotillo de Monagas, el pasado primero de enero.
Hasta el momento, ninguna autoridad se ha pronunciado públicamente sobre el dominio del Sindicato de Barrancas, al sur de Monagas, y sobre el ataque perpetrado por “los pata de goma” en esa población. El gobernador Ernesto Luna no ha emitido ningún tipo de declaración al respecto.
La tarde de este 30 de enero, El Pitazo solicitó al comandante de la Zona Operativa de Defensa Integral, general Enrique Pérez Mota, conversar sobre los operativos realizados al sur del estado, pero, hasta el momento de esta publicación, no había respondido al mensaje. El día anterior publicó en Instagram un comunicado en el que aseguraba que las Fuerzas Armadas seguían desplegadas para “combatir a los grupos estructurados de delincuencia organizada y a los terroristas armados narcotraficantes colombianos”.
Una fiesta sin cohetes
La madrugada del primero de enero, el Sindicato de Barrancas celebró Año Nuevo con una fiesta en el centro de Barrancas: hubo un DJ y 60 cornetas, que hicieron que la música se escuchara en cualquier parte del pueblo. Además, los líderes prohibieron a los ciudadanos el uso de fuegos artificiales.
La idea era que ningún tipo de pirotecnia se confundiera con algún arma de fuego. La medida ya había sido tomada durante el 24 de diciembre. Pero el 30 de diciembre, los líderes del sistema, como también denominan los habitantes al grupo delictivo en Barrancas, estaban advertidos sobre un posible ataque tras el robo que perpetró a miembros de “los pata de goma”. Pero no se percataron de que en la fiesta había infiltrados, sostienen habitantes del pueblo.
“La balacera comenzó en la misma fiesta, no desde afuera. Allí hubo hombres que no pertenecían al sistema y que dispararon a integrantes de la banda directamente. En ese hecho no hubo gente del pueblo herida”, sostiene un habitante de Barrancas del Orinoco que no se identifica por seguridad.
Organización poderosa
El Sindicato de Barrancas es una organización delictiva que desde hace 15 años tiene el control de Barrancas del Orinoco, estiman sus habitantes. Pero una fuente política, que investiga la delincuencia organizada al sur de Monagas y Delta Amacuro, refiere que el grupo tiene presencia hace una década, luego de que el sindicato abandonara la defensa de los derechos de los trabajadores para tomar el poder armado ante la inminente debacle de las empresas básicas de Guayana, como Ferrominera y Sidor, entre otras.
La persona refiere que el grupo delictivo opera en los municipios Sotillo, Libertador y Uracoa, sur de Monagas, así como en Pedernales, Antonio Díaz y una parte de Casacoima en Delta Amacuro. De conversaciones con integrantes de la etnia Warao, conoce que la otra parte de Casacoima está bajo el dominio del Ejército de Liberación Nacional (ELN) tras quitarle el control de una mina al sindicato.
10 claves sobre la incursión armada en Barrancas del Orinoco
Una fuente policial consultada por El Pitazo y que no se identifica por no estar autorizada a declarar, refiere que el Sindicato de Barrancas está conformado por más de 300 hombres a los que se les atribuyen delitos como el tráfico de droga, gasolina, oro del Arco Minero del Orinoco y municiones, así como prostitución infantil, trata de blanca, homicidio, extorsión y abigeato.
Fuentes de seguridad en Monagas identifican a los principales líderes con los seudónimos de «Glendis», «Mario», «Lucho», «Morris», «Samuel», «Candelario», «Valencia», «Tabaco», «Piri», «Brayan», «Machu», «Josias», Gabrielito “el patuleco”, “el mocho”, «Miguelito», «Goris», «Nego nego», «Chari» y «el Pollito».
Alias “el Pollito” y “Nego, nego” fueron asesinados en operativos de la Dirección de Inteligencia Estratégica de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), junto a miembros del Sindicato. Los cuerpos de seguridad también detuvieron a Chari, como parte de esos dispositivos de seguridad que desde la noche del primero de enero se realizan en Barrancas.
Esa fecha, siete de miembros del Sindicato de Barrancas fueron asesinados tras el ataque armado de “los pata de goma”: Wilfredo José Avilé Mosqueda, Jesús Enrique Guzmán Abreu, Luis David López, Omar José Phillips Botaban, José Luis Hernández y Raimond José Díaz López; sólo falta la identidad de un hombre.
Calles calmadas
Barrancas del Orinoco es un municipio pesquero y ganadero al sur de Monagas. La gente describe al Sindicato como un grupo que impone su propia ley, del que no se atreven a hablar porque reciben retaliaciones. Hace un mes, el primero de enero, salió el anonimato informativo tras protagonizar la incursión armada de la guerrilla colombiana.
Estos han sido días de calma, aseguran habitantes a El Pitazo resguardando sus nombres por seguridad. Los miembros del sindicato no cobran vacunas para permitirles trabajar, pescar o mover el ganado desde los caños hasta tierra firme.
“Todos los viernes, un garitero (delincuente que cuida una zona) iba de comercio en comercio a cobrar una cuota de 10 dólares y exigir la entrega de un producto, pero desde que las fuerzas de seguridad se instalaron en el pueblo, ya no ha vuelto a ocurrir”, indica la fuente de seguridad consultada para este texto.
Fuerza Armada incauta 20.000 litros de gasolina en Barrancas del Orinoco
En este mes, la Policía Nacional Bolivariana instaló una comandancia y sus funcionarios han detenido a tres integrantes de la megabanda delictiva. Por su parte, el Ejército incautó 20.000 litros de gasolina e instaló alcabalas en el pueblo.
La gente se acostumbró a la militarización de Barrancas del Orinoco, pero teme por represalias en contra de la población cuando los militares se marchen. Los habitantes insisten en la necesidad de que las organizaciones de derechos humanos acudan al pueblo para que velen por su integridad. “En este tiempo ninguna se ha pronunciado o ha enviado algún delegado para ver cómo estamos”, afirma un residente.