Caracas.- Diariamente sacaba collares, anillos, monedas y residuos de metal de las riberas del río Guaire. Pero el pasado 4 de abril no regresó a dormir a su casa. Al día siguiente, Antoni Alfredo Patete Urbina fue identificado con una foto en la morgue de Bello Monte.
La madre del joven de 20 años, quien se identifica como Brígida Yolanda Urbina, narra que ese jueves Antoni salió aproximadamente a las 6:30 am a lo que era su faena diaria desde hacía tres años: sumergirse en el Guaire, a la altura de Caño Amarillo, en busca de objetos de valor para canjearlos por efectivo en tiendas de negociación de oro y plata.
Antoni terminaba su trabajo en el río y entre 2:00 pm y 3:00 pm ya estaba en su casa, en el sector Las Quintas de la Cota 905, municipio Libertador. Como no llegó a dormir, la madre sospechó que algo le había pasado.
Al amanecer del 5 de abril, Brígida ya estaba buscando en comisarías y hospitales al cuarto de sus seis hijos; no lo encontró en ninguno de los sitios visitados. Entre un lugar y otro recibió la llamada de una sobrina, que le dijo que le ayudaría a localizarlo, pero que empezaría por la morgue «para descartar».
En horas de la tarde del viernes, la sobrina de Brígida la llamó nuevamente y le dijo: «ay, tía. Ya lo conseguí». La mujer le respondió: «ay, qué bueno que lo conseguiste». La joven hizo silencio y luego le detalló: «lo conseguí, pero muerto».
A través de una fotografía, funcionarios de la medicatura forense le mostraron el rostro de Antoni a su prima. La joven identificó que era su primo el que se ganaba la vida de minero en el río Guaire. La víctima tenía un tiro en el pecho con el que le quitaron la vida.
Antoni fue fichado con el número 62, código usado para identificar los enfrentamientos con organismos policiales. El informe que le entregó la morgue a los familiares indica que falleció tras enfrentarse con funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes) – ente adscrito la Policía Nacional Bolivariana- en el sector Los Niches de El Cementerio. La madre niega la versión y asegura que «mi hijo no era ningún malandro, era un chamo trabajador».
El cuerpo de Antoni llegó a la morgue sin identificación y sin vestimenta. Residía junto a su madre y no deja hijos.