Emperatriz Aleja Olivar tenía 68 años, estaba sentada en el frente de su casa, adentro, pegada a la cerca de bloques a medio terminar. El domingo en la tarde le dispararon en la cara y la mataron. Los vecinos responsabilizan a los colectivos que entraron al barrio lanzando tiros. A la vecina de Emperatriz también la hirieron con una bala en la cabeza.
En la esquina del barrio La Polar, en el municipio San Francisco, donde vivía, tienen meses sin agua, tampoco tienen luz. Los vecinos ya no recuerdan la última vez que les llevaron un camión, por eso se concentraron en la esquina de la calle de arena para pedir que los atendieran.
En la sala de la casa de Emperatriz está su urna. Hay mal olor, hay calor, las pocas flores están ya marchitas. Sus dos hijos varones estaban buscando ayuda para el entierro, su única hija llora sin consuelo. Los vecinos que están en el velorio piden a gritos que se haga justicia. Todos denuncian: “Fueron los colectivos”.
“Eso fue horrible. Quiero decirte que esto no era una manifestación. Yo soy de la comunidad, y los que estaban en la calle lo que estaban era pidiendo que nos trajeran agua, porque lamentándolo mucho no tenemos agua y fíjese lo que pasó”.
En medio de las lágrimas, Nelly Cabrera de 63 años cuenta lo que sucedió. Tiene en su cabeza un gorro que le tapa la herida de 14 puntos que le hizo una de las balas, disparada esa tarde cerca de las 3:00 p.m. Se desespera cuando recuerda lo que pasó, intenta calmarse, pero no lo logra. Está sentada en el velorio de su vecina y mejor amiga desde hace 40 años.
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“Yo estaba parada en el frente de mi casa, yo sentí lo que sonó que hizo pin en la pérgola. Eso me salvó. Yo no sabía que había caído en la pérgola y siento que me ardía la cabeza, me toco, veo el sangrero y siento que los dedos se me hundían en la cabeza. Le dije entonces a mi hija: me jodieron”.
Nelly no sabía que lo que tenia en la cabeza era un disparo de bala hasta que la hija la llevó a una clínica, pero tuvo que irse porque le pedían 350 dólares más los honorarios del médico. “Nos fuimos para el hospital Noriega Trigo, porque de dónde vamos a sacar si nosotros no tenemos dólares”.
“Gracias a Dios yo estoy viva y me duele en el alma que mi vecina haya fallecido tan malamente. Casi dos muertos. Dios puso su mano para que yo no muriera también”.
Los presentes en el velorio temen denunciar con nombre y apellido, pero cuentan que eran camionetas de la alcaldía de San Francisco, que estaban “full de hombres con capuchas y eran los que estaban disparando. Eran como tres camionetas”.
Mervin Felipe Olivar, sobrino de Emperatriz, reclamó: “Lo que pasó es que la comunidad estaba exigiendo agua. No se estaba quemando cauchos, no se estaba haciendo nada de eso, pasaron unos mal llamados colectivos y en vez de averiguar qué era lo que estaba sucediendo para buscarle solución al pedido de la comunidad, lo que hicieron fue disparar, hacer disparos sin motivos”.