Caracas. El capitán de fragata Rafael Ramón Acosta Arévalo , ascendido post mortem por el presidente encargado Juan Guaidó, fue sepultado luego de 12 días de su fallecimiento bajo una modalidad denominada «inhumación controlada», que según expertos no aparece en la legislación penal venezolana, pero por la cual el Estado se atribuye la sepultura sin respeto a los derechos y deseos de los familiares del occiso.
La atribución que se consumó por primera vez en el caso del expiloto del Cicpc, Óscar Pérez, fue ordenada en esta oportunidad por el Tribunal 36° en Funciones de Control del Área Metropolitana de Caracas, a cargo de la jueza Norelys Rondón, quien autorizó al Ministerio Público a inhumar el cadáver del militar.
Así fue la «inhumación controlada»
Tras ser emitida la orden del tribunal, se informó en horas de la madrugada a los familiares para que se presentaran en la Morgue de Bello Monte. Luego de 12 días retenido, finalmente, el cuerpo del capitán Acosta Arévalo sería «entregado» a sus familiares, que sólo tuvieron derecho a reconocerlo, y dar la firma necesaria para que el cuerpo abandonara la sede del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf). En el caso de Óscar Pérez, la tía Aura Pérez fue la encargada de identificarlo, pero no se lo entregaron. A los 7 días fue sepultado.
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EL CUERPO DE ACOSTA ARÉVALO TUVO EL MISMO DESTINO QUE ÓSCAR PÉREZ
Los familiares del capitán Acosta conocieron que el Estado había dispuesto el sepelio del oficial de la Armada y que la funeraria La Monumental sería la encargada del traslado del cuerpo desde la morgue hasta el camposanto elegido. Ya las autoridades habían tomado el control legal y físico de la inhumación. Las adyacencias de la medicatura forense estaban tomadas por los cuerpos policiales y había sido impedido el acercamiento a la carroza fúnebre. El cuerpo de Óscar Pérez fue trasladado por los cuerpos de seguridad al cementerio. No hubo funeraria. Para ninguno hubo acto velatorio.
Luego de morir tras ser torturado y recibir tratos crueles e inhumanos en las instalaciones de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en Boleíta, por funcionarios de este cuerpo, como apuntó el resultado de la necropsia de ley realizada al cuerpo del capitán Acosta, el Estado dispuso el traslado de su cuerpo por una de las funerarias más costosas y con las carrozas más modernas de la capital. La esposa del capitán, Waleska Pérez, declaró no haber pedido este servicio. Fue más de lo que recibió Óscar Pérez que, según se conoció, solo fue envuelto en una sabana tras una muerte también violenta.
Sobre el proceso, el abogado del oficial, Alonso Medina Roa, aseguró que podía interpretarse como que las autoridades estaban diciendo: «yo lo maté, yo lo entierro». Mientras el experto penalista y profesor de Criminología de la UCV, Luis Izquiel, aseguró, vía Twitter, que el término “inhumación controlada”, no existe en nuestra legislación penal. Se trata de un eufemismo que quiere imponer la dictadura para tratar de ocultar que el cuerpo del capitán Acosta Arévalo fue secuestrado».
La madre del capitán junto con unas primas y el abogado Medina Roa acompañaron el cuerpo del capitán hasta su última morada, bajo la vigilancia y control de efectivos de las Fuerzas de Acciones Especiales de la PNB y la Dgcim. No había paso para el Cementerio del Este. Fueron instaladas dos alcabalas: una a la altura del Puente La Guaira y otra en la entrada del municipio El Hatillo. Los familiares de Acosta Arévalo querían sepultarlo en Maracay. Al sepelio de Óscar Pérez, solo lograron acceder su tía y una prima, que fueron alertadas en la madrugada sobre el traslado al cementerio ubicado en El Hatillo.
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El cuerpo del capitán Acosta Arévalo descansa hoy en la montaña opuesta al lugar en la que se encuentra la fosa en la que descansa Óscar Pérez, ambos acusados por el Estado de conspirar contra el gobierno de Nicolás Maduro, ambos muertos en condiciones con más dudas que certezas, ambos despedidos por sus familiares en medio de una «inhumación controlada». Pérez está en la parcela 42A y Acosta en la 212 I – 266C, ambos en lo más alto del Cementerio del Este.
El resultado de la necropsia realizada al cuerpo del capitán, el mismo día de su muerte, concluía: “edema cerebral severo debido a insuficiencia respiratoria aguda por tromboembolismo pulmonar debido a rabdomiólisis por politraumatismo generalizado. La autopsia de Óscar Pérez, y de quienes murieron junto a él, refiere como causa de muerte un tiro en la cabeza. Investigaciones y algunas evidencias presentadas por la Fiscal General en el exilio, Luisa Ortega Díaz, señalan que fue ejecutado. Organismos internacionales han denunciado el caso.