San Cristóbal.- Miles de venezolanos realizaron los trámites para comprar pesos colombianos a precio preferencial. Se quejan de que la cantidad de solicitantes parece haber superado la capacidad de atención y de la larga lista de requisitos que exigen las tres casas de cambio dispuestas en Táchira.
El primer problema que deben resolver los tachirenses tiene que ver con sus impuestos. Para aspirar a los pesos colombianos, Italcambio solicita la copia de la última declaración ante el Seniat y, aunque muchos creyeron que no sería una limitante, luego se estableció que quienes declaren en cero no podrán hacer operaciones cambiarias.
Desde el 16 de enero, cuando iniciaron las operaciones en las casas de cambio, han surgido nuevos problemas, tales como el colapso de la página web de Italcambio y, de la mano con esa dificultad, han ido apareciendo gestores. También hay quienes pernoctan en Cúcuta para que les entreguen los pesos colombianos.
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Tres días de ruego para ser atendido
La cita de Jonathan Medina fue asignada para el lunes 6 de febrero, luego de horas y horas de intento para obtenerla. El día que le tocaba asistir llegó muy temprano para asegurarse de no perder su tan esperado momento.
“Llegué a las 7:30 de la mañana al Sambil, porque ahí está la agencia de Italcambio que me correspondía, pero en la casa de cambio abren es a las 11 de la mañana. Esperé pacientemente, pero resulta que a las 3 de la tarde ya no atienden a nadie más y aunque a mí me tocaba mi cita ese día quedé por fuera por falta de tiempo. Me molesté. Por supuesto que me molesté mucho, pero me fui a casa y al día siguiente volví”, narró Medina.
Al día siguiente la situación no fue distinta. Llegó un poco antes de las 11 de la mañana, pues ya sabía que a esa hora iniciarían las actividades en Italcambio, pero a las 3 de la tarde no se había movido la cola que hacía desde cuatro horas antes. Logró entrar a conversar con la gerente para pedirle atención por ser rezagado del día anterior. “Rogué y rogué para ser atendido y me dijeron que al día siguiente, que ya por ese día no atenderían a nadie”, contó el joven.
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El miércoles 8 de febrero, Jonathan llegó a las 7:30 de la mañana y esperó hasta las 3 de la tarde sin ser atendido, pero convencido de que haría el trámite se quedó sentado dentro de las instalaciones de Italcambio hasta que le permitieran comprar los pesos. “Rogué y rogué de nuevo y a las 5 de la tarde, luego de mi insistencia, me atendieron. Aunque me habían dicho que estaba bloqueado, lo logré, pagué con tarjeta de débito, me di cuenta que los pesos salen realmente como a 2,5 por bolívar. Me fui a mi casa. Pero lo más grave es que en la página de Italcambio me sale como si yo no hubiese pagado ni hecho el trámite y no he podido ir a Cúcuta a retirar mis pesos. Seguiré insistiendo a ver cómo se hace en ese caso” narró.
“Lo logré pero me siento estafado”
Para Juan Vidal comprar los pesos fue una experiencia poco agradable. Debió dormir en Cúcuta, en una calle y sin dinero para tomar siquiera agua porque, aunque pagó en Italcambio al momento de presentarse para su cita, cuando llegó al norte de Santander salía como inhabilitado.
«Yo estaba feliz porque mucha gente ha tenido problema para comprar los pesos y yo, aunque tardé en conseguir la cita, pude obtenerla y me atendieron muy bien, la señorita fue amable; pero el problema fue que llegué a Cúcuta y, como no estaba en sistema, me dijeron que fuera al día siguiente. Para ahorrarme el dinero de los pasajes preferí quedarme en la calle frente a la casa de cambio para lograr ser el primero en entrar a la oficina», indicó Vidal.
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Entrar de primero a la oficina tan solo le sirvió para saber muy temprano que seguía inhabilitado. El poco dinero que tenía lo gastó en un perro caliente con jugo que compró para la cena, convencido de que en la mañana sería atendido y podría irse a su hogar, solo guardó unos pocos billetes para el pasaje en autobús de regreso.
«Verme inhabilitado por segundo día fue muy frustrante porque ya no sabía qué hacer. Estuve todo el día esperando y revisando el sistema, pero nada. Llegó el momento en que cerraron la oficina y en mi desesperación de no poder bajar a Cúcuta de nuevo decidí quedarme, pero esta vez no tenía dinero para comprarme agua y menos para comprar comida», detalló.
Con hambre y sin haber tomado agua por más de 12 horas, pasó la noche en la misma acera del día anterior. Sentado, con la misma ropa y escuchando comentarios como «qué raro los venezolanos siempre creando caos», esperó pacientemente y al tercer día, finalmente, pudo recibir sus pesos a las 3 de la tarde, hora colombiana.
«De paso de todo lo que tuve que vivir me parece una estafa que me den solo un poco más de 700 mil pesos porque me prometieron casi 900 mil. Yo pensaba que iba a tener bastante dinero para comprar los cauchos del carro, hacer mercado y comprar la pantalla de mi celular que no consigo en San Cristóbal, pero no es posible todo, me toca poco a poco porque no me alcanza», finalizó Vidal.
Una persona que hizo el trámite en la casa de cambio mostró la factura y en el recibo que le entregaron se especifica que la tasa de cambio es de 2,5 y son descontados 43.233 pesos colombianos por gastos administrativos, 2.150 bolívares por comisión, 38.700 en gastos de manejo y 36.550 también por concepto de gastos administrativos.
El gobernador del Táchira, José Gregorio Vielma Mora, expuso, cuando se iniciaron las operaciones cambiarias, que cada persona lograría comprar lo equivalente a 300 dólares en pesos colombianos por transferencia. De ser cierta esa afirmación, cada venezolano gastaría 220.275 bolívares para obtener 881.100 pesos colombianos, a la tasa de cuatro pesos por bolívar. Sin embargo, en el recibo entregado a esta persona que reservó su identidad, se evidencia que gastó 292.400 bolívares, que con la tasa en 2,50 representan 731.000 pesos. Esto representa 150.100 pesos menos que lo anunciado.
Amas de casa quedan por fuera
“Las casas de cambio iban a ser una maravilla, según lo que había dicho el gobernador Vielma Mora, pero la verdad es que las amas de casa somos las afectadas. Nuestro trabajo es mantener alimentados y en un ambiente limpio a nuestros familiares que salen a trabajar, pero tenemos el mismo derecho de poder comprar pesos y resulta que nos dejan por fuera porque no declaramos impuestos. Yo tengo reunido dinero del que me dan mis hijos y mi esposo, y quería con eso comprar los pesos e ir a Cúcuta y comprar mercado para colaborar en mi casa, claro, también me quería dar el gusto de comprar algunos dulces que ya no llegan a Venezuela y no puedo, pareciera que no soy venezolana y no me dejan hacer nada en las casas de cambio”, relató Katty Ramírez, ama de casa de 55 años.
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El sistema no es amigable
Otros que se sienten excluidos son quienes no han logrado ingresar a la página web para solicitar su cita, o quienes se inscribieron y, tras dos o tres semanas, no reciben aún la asignación del día para realizar el trámite.
“Después de muchos intentos logré registrar a mi esposo en la plataforma de Italcambio hace tiempo y hasta la fecha no ha recibido ningún correo con la cita”, denunció Daniela Molina. Igual que ella, María Isabel Arráiz explicó “yo estoy inscrita y hasta el momento nada de cita. No creo en eso”.
El anuncio de poder comprar cuatro pesos colombianos por cada bolívar había generado altas expectativas en los tachirenses, pues quienes hacen la compra y venta en Cúcuta reciben un peso colombiano por 0,80 bolívares fuertes.