Caracas.- “Sustento significa alimento o elementos básicos para vivir, pero también significa persona que sirve de apoyo”. Las dos cosas se pueden encontrar en cada uno de los platos que sirven en Sustento, el plan piloto con el que el programa Alimenta la Solidaridad busca eso: un soporte sobre el cual mantener los 17 comedores que poseen en todo el municipio Libertador de Caracas.
Se trata de un servicio de preparación y envío de almuerzos, como muchos de los emprendimientos que hoy se desarrollan en el país para enfrentar la crisis. Sin embargo, Sustento tiene algo que lo hace especial, está apalancado en el programa de comedores populares que hay en La Vega, Antímano, La Pastora, El Valle, Catia, Pinto Salinas, Las Mayas, Chapellín, Pinto Salinas, Caricuao y Macarao, entre otras zonas populares de Caracas, y que hoy día alimentan a unos 1.600 niños que no tendrían otra opción, de no ser por el trabajo que hace Alimenta la Solidaridad.
Lo recaudado con este proyecto que ofrece comida a un precio accesible va directamente a los comedores para garantizar almuerzos, de lunes a viernes, para todos los pequeños beneficiados. “Cada almuerzo equivale al alimento diario de un chamo. Se trata de un efecto multiplicador, porque al comprar un almuerzo de Sustento te alimentas tú, le permites una oportunidad de empleo a alguien y costeas el almuerzo de un niño”, explica Laura Cappellín, coordinadora del programa.
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Cappellín detalla que la cadena de ayuda no se queda en el respaldo a los niños de Alimenta la Solidaridad, sino que se extiende hasta sus madres dándoles una oportunidad de empleo, pues son ellas las que preparan estos almuerzos para la venta, sin olvidar la calidad y la preparación que requiere cocinar para otros.
El objetivo del programa, que apenas tiene cuatro meses, es lograr ingresar al campo laboral a las mujeres de los barrios que ya se han comprometido con los comedores y hacen posible que sus hijos y los de sus vecinas tengan un plato de comida caliente todos los días. Por ello, los fines de semana les ofrecen cursos de manipulación de alimentos, cocina, costura, decoración y artesanía para que tengan algún oficio que les permita sostener a sus familias y que, a su vez, ayude a aportar viabilidad a los comedores.
Formación y agradecimiento
En Sustento trabajan de forma fija 10 madres de las zonas populares en las que funcionan los comedores en el municipio Libertador, todas de escasos recursos y desempleadas hasta el momento en que fueron captadas por el programa. El proyecto —además— sirve para apoyar a otras 60 mujeres que participan en la preparación de almuerzos para eventos especiales.
Cappellín explica que fueron seleccionadas por su compromiso con los comedores y las aptitudes que demostraron en la preparación de los alimentos para los niños.
La iniciativa surgió el pasado mes de diciembre, cuando los organizadores de Alimenta la Solidaridad y las voluntarias se propusieron realizar hallacas para vender y lograron ofrecer 1.500. Con ese dinero se sostuvo la operación de los 17 comedores durante dos semanas. “A partir de allí nos preguntamos porqué no hacer algo más extenso si contamos con las mujeres ideales y además podemos ayudarlas a ganarse la vida”, recuerda Cappellín.
Fue de esta forma como inició Sustento y las seleccionadas no solo consiguieron un trabajo, sino que el programa les brindó la oportunidad de prepararse con varios de los más reconocidos chefs de Caracas y de hacer pasantías —durante dos meses— en el restaurante La Casa Bistró para entender los procesos de preparación de alimentos para grandes cantidades de personas y cocinar basados en los principios del higiene y el ahorro.
Stevenson Freites es actualmente el jefe de la cocina de Sustento. Con 12 años de experiencia como cocinero profesional, es una pieza fundamental en el proyecto, pues garantiza la calidad de los productos, pero también se ocupa de enseñar y fomentar en las madres las habilidades para que cada preparación sea mejor que la anterior.
“Hay un proceso de enseñanza basado en la cocina diaria. Aquí trabajamos como en la cocina de cualquier restaurante, con divisiones y tareas para cada quien. Por eso ya se rigen bajo los parámetros indicados de higiene y trabajan con orden, lo que nos ayuda a abaratar costos, a rendir mejor los alimentos y, lo más importante, ganar una vocación”, explicó el chef.
Freites coincide con la coordinadora de Sustento en que la fortaleza principal del proyecto es su capital humano y la necesidad de retribuir la ayuda que les han dado a ellas y a sus hijos. “Mi gusto por la cocina viene de mi vocación por servir y tras 12 años de experiencia puedo decir que en este lugar tengo todo”, dice el Chef.
La señora Meide Alayón, conocida como “Chepa”, es ejemplo de ese agradecimiento del que habla el chef Stevenson, pues a sus 60 años es una de las más activas en la cocina de Sustento. Abuela de tres niños de 7, 11 y 12 años, esta mujer retribuye con trabajo la oportunidad que le dieron de poder llevar un sueldo a su vivienda y, además, colaborar para mantener los comedores que durante más de dos años han alimentado a los niños en Coche.
“Estoy súper feliz, orgullosa y agradecida por la gente que nos dio esta oportunidad. A estas alturas yo no habría conseguido nunca un empleo si no fuese por este proyecto con el que ayudamos a mantener los comedores de los que depende tanta gente”, cuenta Chepa.
Esa misma oportunidad de trabajo es el valor que destaca “la China”, otra de las cocineras del comedor. Su nombre es Yelitza Maneiro y Sustento le ofreció su primera oportunidad de empleo en la vida y le garantiza los recursos para mantener a los tres hijos que tiene y con quienes vive en los Bloques de La Vega.
“Aprendí a cocinar, a ser más rápida, a rendir los alimentos y a trabajar en equipo por el bien de otros”, destaca la mujer.
Los organizadores atribuyen los buenos resultados del programa a la capacidad de organización del equipo que, además del chef y las madres, está conformado por hombres de los barrios que son tíos, primos, hermanos y padres de los niños beneficiados con los comedores de Alimenta la Solidaridad en Libertador.
Resultados a la vista
Cappellín explica que han logrado conseguir clientes fijos en algunas empresas que los contratan para llevar los almuerzos de todo su personal; personas con eventos que requieren comidas balanceadas y nutritivas y comensales que los consiguen en las redes y prefieren “comer con propósito”, por lo que les solicitan la comida de su semana.
Hoy venden un promedio de 400 almuerzos diarios y, aunque trabajan en una cocina prestada, se plantean la posibilidad de abrir un local propio y llegar a ofrecer comida y dulces gourmet que les permitan mejorar las ganancias del personal y los fondos para crear más comedores.
Laura Cappellín es economista y, además de liderar Sustento, está creando un taller textil para que las madres del programa Alimenta la Solidaridad tengan otras oportunidades de aprendizaje y empleo. Ya hicieron y vendieron los primeros delantales, pero continúan preparándose para que este emprendimiento comience formalmente.
Ella, que cursó estudios y vivió fuera de Venezuela, volvió al país a inicios de este año con la idea de crear algo que sirviera de ayuda. Hoy está al frente de Sustento y asegura que “no hay nada mejor que ayudar a otros a ser mejores por sí mismos y demostrando que son capaces de todo, incluso de ser mejores que las circunstancias”.
Para contactar:
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