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jueves, 28 marzo, 2024

AUDIO| Ivss pagó productos de desinfección que nunca llegaron al hospital de Aragua

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Sala de parto | Foto: Gabriela Aguilar

En la segunda quincena del mes de octubre de 2016, en el estado Aragua murieron seis parturientas en menos de 10 días. Las fallecidas tenían en común que habían sido atendidas en la sala de parto del Hospital Dr. José Antonio Vargas adscrito al Instituto Venezolano del Seguro Social (Ivss), mejor conocido como La Ovallera, en el municipio Libertador del estado Aragua.

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Para ese momento, el Ivss de La Ovallera había comprado 12 galones de Gersin a la empresa Inversiones RC Médica C.A. Dicho producto es de uso exclusivo para la limpieza en las áreas quirúrgicas por su poderoso poder de desinfección; sin embargo, cuando el personal de limpieza fue a buscar Gersin al almacén, se encontraron con la sorpresa de que no había ni un solo pote.

Foto: Gabriela Aguilar

Fuentes consultadas por el equipo de El Pitazo tanto médicos, enfermeras y familiares, coincidieron en que todas las parturientas fallecieron a causa de una bacteria intrahospitalaria. Los síntomas y la rapidez con la que murieron son características claves de una septicemia.
El Pitazo trató de acceder a los informes médicos, autopsias e incluso a las actas de defunción de las parturientas y fue imposible obtener datos precisos. Los informes reposan en los archivos de La Ovallera, institución que permanece militarizada, sin posibilidad de acceso.
Katiuska Díaz Franco fue una de las mujeres que dieron a luz en La Ovallera y que murió a los pocos días en el ambulatorio de Magdaleno, municipio Zamora de la localidad. El diagnóstico fue shock séptico, según revela el acta de defunción que mostraron Luisa y Rosa Franco, madre y tía de la difunta, respectivamente, quienes accedieron a conversar con El Pitazo.
Foto: Gabriela Aguilar

Shock séptico

La cita fue en el ambulatorio de Magdaleno. Al lugar llegaron las hermanas. Luisa traía una carpeta con el acta de defunción donde claramente se puede leer que la víctima murió por un shock séptico. Luisa relató que su hija parió una niña el pasado 20 de octubre la cual quedó a su cargo.
“Mi hija me llamó al poco tiempo diciéndome que tenía que ir a buscarla. Ella tenía fiebre y yo le pregunté que cómo se iba a ir así. Me contestó que le habían dado unas pastillas y que la fiebre iba bajando, porque además eso estaba full de mujeres, dos y tres en una misma cama ”, contó Luisa.

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La madre continuó el relato diciendo que al día siguiente de estar en casa, Katiuska volvió a tener fiebre y a sentirse muy mal. “Hizo pupú muy fétido y pensamos que era por la comida del hospital. Luego la vi arrastrar la pierna, la llevamos al ambulatorio y le bajaron la temperatura. Volvimos a casa, volvió a subirle la fiebre y se desvaneció. La llevamos nuevamente y colapsó en el ambulatorio donde murió”.

Cocina del hospital | Foto: Gabriela Aguilar

Rosa, tía de la fallecida, manifestó que conoce la situación de La Ovallera porque trabajo en la cocina. “Doy fe de que en la cocina había días en que el agua negra la inundaba y aun así nos obligaban a cocinar y a despachar la comida”, señaló. Ambas piden que se haga justicia y ruegan para que no suceda más.
Aguas negras se desbordan en la cocina del hospital | Foto: Gabriela Aguilar

A raíz de esta situación, los médicos, enfermeras, familiares y amigos protestaron por lo que sucedió en ese centro de salud que tiene antecedentes por contaminación por un bote de aguas negras que ha regado una bacteria que, según las fuentes del mismo hospital consultadas, se extendió por los ductos del aire acondicionado, al punto, de que hay un caso comprobado de un empleado de la institución hospitalizado por una infección en los pulmones producto de la misma situación.

Huérfanos al nacer

Solo a Neyla Villalobos, de 36 años y quien murió el 30 de octubre, se le practicó la autopsia en el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), en la cual se evidenció que murió por septicemia. Su expediente reposa en el escritorio del comisario Eddie Ramírez, jefe de la Delegación sector 9 de Caña de Azúcar.

Expediente médico de Neylla Villalobos | Foto: Gabriela Aguilar

El día que falleció, el teléfono sonó a las 2:30 de la madrugada. Era el 30 de octubre de 2016. Al otro lado de la línea se escuchó una voz alterada que, entre gritos y sollozos, decía: “Murió, se murió”.
—¿Quién murió?, inquirió una voz que siguió a los gritos.
—Mi hermana, dijo Nervi Flores, quien hizo una llamada para informar del deceso de Neyla Villalobos.
El lunes 24 de octubre de 2016, Neyla Villalobos dio a luz a un varón a las 8:30 am en el Hospital del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) de La Ovallera. Todo parecía estar normal, hasta que sus familiares vieron como la muerte hacía lo suyo.
“El martes se complicó; los médicos dijeron que tenía la hemoglobina baja, le hicieron un legrado postparto, luego la hemoglobina le bajo a seis. El jueves le hicieron transfusiones de sangre y la pasaron al área de terapia, pero se complicó y la bajaron a la sala de séptico, donde tenían a otras parturientas entubadas y complicadas”, recordó Nervi con la voz quebrada.
Cinco días más tarde, Villalobos murió a las 12 y 20 minutos de la noche. Esa misma suerte habían corrido días atrás otras mujeres que con ilusión habían confiaron en los servicios de La Ovallera: Roxier Ramírez, de 17 años, fallecida el día 23; Norkys Maldonado, quien murió el día 26; Amairubis Sánchez, de 27 años, quien expiró al día siguiente, el 27 de octubre. Todas primigestas o embarazadas por primera vez.
En total fallecieron cinco primigestas en La Ovallera y 14 que también dieron a luz en el lugar y posteriormente murieron bajo las mismas condiciones en otros centros de salud, como Katiuska Díaz Franco.
Los casos expuestos tenían unas características similares: a las pocas horas de dar a luz, las pacientes experimentaron síntomas de dolores de cabeza, fiebre alta, hinchazón y colapso en órganos vitales, lo que terminó en un desenlace fatal. Pese a los esfuerzos médicos todo indicó que se trataba de una bacteria intrahospitalaria
El hermetismo reina en La Ovallera. A los medios de comunicación no se les permite el ingreso al hospital. Las autoridades tampoco brindan declaraciones, menos entrevistas a reporteros.
Foto: Gabriela Aguilar

En octubre, uno de los médicos de guardia accedió a declarar bajo la condición de que no se revelara su nombre. Admitió que una “comisión de Caracas” había llegado al centro médico “para ponerse al tanto de las muertes”. El especialista también afirmó que el personal había sido amenazado por funcionarios y directivos del hospital.
Casi en susurros dijo: “En la Unidad de Cuidados Intensivos están Marianys Terán, de 22 años, con pronóstico reservado; y otra cuyo nombre desconozco porque no la recibí yo. La contaminación se debe a un problema con las aguas servidas y esto está contaminado”.

Un brote de aguas negras

La denuncia del brote de aguas negras se hizo una constante entre las demandas de justicia de los familiares de pacientes. Las protestas por insalubridad por parte de los médicos, enfermeras, personal administrativo y obreros, quienes estaban expuestos a la contaminación y denunciaban el peligro al que estaban todos sujetos, acompañaron los reclamos de allegados a las fallecidas.
El 23 de noviembre, casi un mes después de las muertes, El Pitazo constató que el agua fétida salía del segundo piso y se filtraba por el techo del servicio de radiología que está justo debajo de sala de parto. El agua caía en forma de cascada por el techo y mojaba toda la habitación de descanso de los técnicos radiólogos y se filtraba por varias paredes del servicio. Esta situación afectó el área quirúrgica.

Cuartos de descanso del hospital | Foto: Gabriela Aguilar

El servicio de radiología del hospital La Ovallera está justo debajo de la sala de parto y de hospitalización. Ambos servicios fueron desmantelados, pero hasta la fecha no se han hecho reparaciones, ni se han desinfectado los espacios. Lo mismo ocurrió con los cinco quirófanos y la Unidad de Cuidados Intensivos, que al cierre de esta edición permanecen clausurados.
Cuarto de descanso de servicio de radiología | Foto: Gabriela Aguilar

Otro brote de aguas servidas inundó pronto la cocina del hospital. Las aguas servidas corrían libremente entre los anaqueles y carritos para transportar las bandejas de las comidas. Hoy se mantiene cerrada la cocina “por remodelación”.
La situación fue denunciada en reiteradas ocasiones ante todas las instancias. Los técnicos remitieron oficios con las denuncias a la subdirectora doctora Yris Mora, jefe del servicio. Elevaron la denuncia ante la dirección del hospital, a cargo de la médico Ana Contreras; el subdirector de personal, José Gregorio Alvarado; y el subdirector de Ingeniería y Mantenimiento, Guillermo Bolívar. Pero ninguno respondió.
Esas denuncias también fueron enviadas al director general de Hospitales del IVSS Caracas, Dilvis Antúnez; a la directora general de Enfermería, Estela Silva y a la directora general de Bioanálisis.

Insumos no llegaron

Para agosto de 2016, en el almacén del hospital debía haber en el inventario el desinfectante Gersin, un producto especial utilizado para el barrido de las áreas quirúrgicas. Esta sustancia química también se usa para los procedimientos de obstetricia y en todas aquellas superficies en áreas de faena.
Documentación a la que tuvo acceso El Pitazo demuestra que, aunque en los depósitos de La Ovallera no había existencia de esta sustancia para desinfectar quirófanos y áreas especiales, sí se había tramitado facturas y órdenes de compra para estos insumos que no llegaron. Según la orden de compra N° 433 de fecha 10 de agosto de 2016, se adquirieron 12 galones de Gersin a la empresa Inversiones RC Médica C.A., por un monto de Bs. 57.600. La documentación también incluye órdenes de pago por esa misma cantidad y una nota de entrega que evidencia que los 12 galones del producto entraron al almacén del hospital.

Foto: Gabriela Aguilar

En otra orden de pago signada con el N° 425 de fecha 24 de agosto 2016 se tramita el desembolso por concepto de “Detergente Enzimático Medline”, que sirve para limpiar profundamente los instrumentos antes de la desinfección de alto nivel o la esterilización. Es un poderoso disolvente que mejora el proceso de limpieza penetrando y removiendo toda la materia orgánica.
Foto: Gabriela Aguilar

Estos documentos dejan constancia de que mensualmente hubo la adquisición de los insumos. La pregunta es: ¿Por qué no había el producto para hacer el barrido en las áreas indicadas?, ¿a dónde fue a parar?
El Pitazo llamó vía telefónica al representante de la empresa Inversiones RC Médica C.A, Julio Requena Castillo, para preguntarle si había vendido el producto Gersin a La Ovallera y durante cuánto tiempo ha sido el proveedor de éste insumo.
—¿No entiendo por qué me preguntan eso?, ¿qué tengo que ver yo? —respondió la persona.
—Sólo queremos conocer la periodicidad con la que proveyó el Gersin durante 2016.
—Lo que le puedo decir es que en lo que va de año no les he vuelto a despachar nada —dijo. Luego afirmó que trataría de dar mayor información, pero no atendió más el teléfono.

El Pitazo
trató de hablar con directivos del centro de salud, pero rechazaron cualquier posibilidad de dar una entrevista.
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