En Maracaibo no hubo clases ni actividad bancaria. El comercio abrió a medias. La mayoría de las santamarías de los negocios en la ciudad permanecieron cerradas. Solo abrieron aquellos que tienen planta eléctrica. En los hospitales solo atendieron emergencias, cuya área contó con electricidad generada por plantas.
En las maternidades, como la Castillo Plaza, no atendieron cesáreas, solo partos. Y al menos dos personas, una mujer adulta y un niño recién nacido, murieron en una clínica privada luego de que fallara su planta de generación. Los pacientes renales no pudieron recibir su diálisis en el Centro de Diálisis de Occidente.
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Al menos 73 usuarios resultaron afectados y quedaron preocupados porque deben esperar hasta el lunes. Las bombas de gasolina están cerradas en su mayoría. Solo dos estaciones en la capital zuliana, en la calle Doctor Portillo y en la avenida Bella Vista, vendieron combustible porque su sistema era alimentado con planta eléctrica. Pese a las pocas opciones para comprar combustible, el transporte público funciona, menos el Metro de Maracaibo.
Pago en dólares
Las redes de supermercados abrieron las puertas en las sucursales que cuentan con planta eléctrica, y ante las fallas en los puntos de venta, los clientes pagaron con transferencias electrónicas -siempre y cuando la señal de las operadoras móviles funcionara- o dólares en efectivo. En el Hipermercado El Sol, ubicado en 5 de Julio y cuya creación fue respaldada por el gobernador Omar Prieto, recibían la devisa norteamericana en tres mil 400 bolívares, según informó un encargado de la seguridad del establecimiento.
Solo quienes compraban con dólares o efectivo pasaban de inmediato a la tienda; el resto debía esperar a que los servicios de pago electrónico funcionaran. El pago en divisas se repitió en decenas de pequeños, medianos y grandes supermercados. Al menos dos establecimientos de alimentos, que no cuentan con planta eléctrica, prefirieron regalar la comida antes de que se dañara, una panadería y una venta de pasteles, tequeños y empanadas.
Albenis Bracho, propietario de El Gochón ubicado en la avenida Doctor Portillo, atendió a las decenas de personas que hicieron cola para llevarse gratis cuatro piezas fritas. “Para que se nos dañe, preferimos regalarla”. Fueron tres mil piezas las que entregaron, lo que suman un monto de dos millones 700 mil bolívares soberanos. “La prioridad son los niños, sobre todo los de la calle”, dijo Bracho, quien argumentó que ante el desconocimiento de cuándo podría restablecer el servicio prefiere darle de comer a quienes no tienen.
Protestas por agua
Los marabinos no solo se quejaron este viernes por la falta de electricidad, sino también por la escasez de agua potable, cuyo servicio falla desde principio de año. Hidrolago, luego de una parada el fin de semana de Carnaval, reinició el miércoles el bombeo para la zona sur de la capital zuliana y este jueves arrancó para la zona norte, pero cuando a esos sectores comenzó a llegarles el agua por las tuberías, ocurrió el apagón.
El bombeo se paralizó. Hasta el año pasado, Hidrolago tenía en el embalse de Tule, que surte a cinco municipios zulianos –incluyendo Maracaibo-, y en Planta C generadores de electricidad para, pero ya no es así, según contó una fuente de la hidrológica.
Habitantes del sector Belloso, quienes cerraron el acceso a ese sector por la avenida Padilla protestaron en el mediodía por la falla de los servicios. Migdalis Plaza, ama de casa, salió con su cacerola a la calle. “Salimos porque no tenemos agua para hacer comida. No es posible que tengamos un mes y tres semana sin agua, y ahora también sin luz. Hasta cuándo vamos a estar aceptando que este gobierno haga con nosotros lo que les da la gana. Queremos que nos den los servicios que necesitamos”.
Lo mismo hicieron los habitantes de Valle Frío, quienes trancaron la avenida El Milagro al mediodía de este viernes en protesta por la escasez de agua. “Tenemos dos meses sin agua. Siempre nos mienten, nos dicen que nos van a traer un camión cisterna y nunca lo envía. En Hidrolago nadie nos atienden”, dijo Judith Ocando, 63 años. Las autoridades regionales y municipales hacen mutis ante las quejas de los marabinos, que a las 5:00 de la tarde cumplieron 24 horas sin electricidad.