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viernes, 29 marzo, 2024

Familiares denuncian que asesinato de un PNB generó masacre en Las Mayas

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Caracas. «Mi hijo no era ningún malandro. No sé porqué me lo mataron como un perro. ¿Cómo le van a decir: arrodíllate y reza y le disparan al segundo? ¿Quiénes son ellos para tener ese papel de verdugos? Así se expresó una de las madres de los jóvenes que fueron ajusticiados tras el asesinato de un supervisor de la PNB, el pasado 8 de febrero en Las Mayas, parroquia Coche, municipio Libertador.

Ese viernes, el funcionario Carlos Javier Moya González, de 45 años, quien presidía el comando policial El Valle, se dirigía a su puesto de trabajo en una unidad de pasajeros. La camioneta fue abordada por tres hombres, quienes atacaron a los usuarios y les robaron sus pertenencias. Cuando llegaron a Moya González, éste se resistió al robo y le dispararon. En el hecho también resultó herido el conductor, quien fue llevado en estado de gravedad al hospital Miguel Pérez Carreño en La Yaguara.

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Luego del suceso, funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) organizaron un operativo para darle captura a los tres jóvenes asesinos. Durante el procedimiento policial se conoció que falleció otro uniformado: Luis Bravo Reyes, de 27 años, tras recibir un disparo y tres puñaladas.

Ajusticiados en Las Mayas

La muerte de los funcionarios no se quedó allí. De acuerdo con familiares que amanecieron este 10 de febrero en la medicatura forense de Bello Monte, esas dos muertes se convirtieron en una masacre. Según las cuentas de los vecinos, de las que todavía no se maneja confirmación policial, más de 10 hombres fueron ajusticiados por funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes) en Las Mayas y La Rinconada.

José Arteaga y su primo David Arteaga son dos rostros de esas víctimas. El primero tenía 18 y el segundo 21 años. Según narración de la hermana de José, quién pidió omitir su identidad, ambos se encontraban laborando en la cementera de Turmerito cuando fueron arrestados por funcionarios de las Faes. A los jóvenes los subieron en una unidad. «No supimos más de ellos. Los buscamos en comisarías y nada. El sábado los encontramos en el Pérez Carreño. En el hospital nos dijo un Cicpc que habían protagonizado un enfrentamiento y que por eso los mataron», relató.

Se conoció que ni José ni David dejaron hijos. Vivían con sus madres y se ganaban la vida en la cementera como obreros. Sus familiares tuvieron que hacer una colecta en la zona y vender algunos artefactos para pagar sus entierros, pues las funerarias les cobraron por adelantado y el monto sobrepasa los 600.000 bolívares soberanos.

Frente a su casa

Por su parte, a José Moisés Flores Espinoza, de 19 años, no se lo llevaron detenido. Según el relato de su madre, lo mataron al frente de su casa. «La pared todavía tiene marcada la sangre de mi único hijo varón», indicó con lágrimas en los ojos.

José Moisés, la mañana de ese 10 de febrero se encontraba dormido en su cuarto. Presuntamente, funcionarios de la Faes ingresaron a la vivienda y lo sacaron al callejón. El joven era oriundo de Los Valles del Tuy y desde hace tres meses residía en el sector Los Ranchos de Las Mayas, pues se vino a Caracas a trabajar en el mercado de Coche.

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Según información dada por la madre de José Moisés, al joven lo mandaron a arrodillar y le dispararon en el cráneo. El informe que le dieron a su madre en la sede del Cicpc, ubicada en la avenida Urdaneta, es que al joven se le encontró un arma de fuego. Sin embargo, la mujer rechaza esa información y asegura que el pecado de su hijo «es haber tenido una mala junta». Afirmó que «él no era un mal muchacho. Consumía, sí. También fumaba tal o cual cigarro, pero él no era un delincuente para que me lo mandaran a arrodillar y luego lo mataran de esa forma».

La cuarta víctima recibe el nombre de Vicente Ramírez, 22 años, un vendedor de chucherías en la estación de Metro de La Rinconada, que sirve de terminal al sistema de ferrocarril que conecta Caracas y Los Valles del Tuy.

Vicente vivía con su pareja de 20 años, sus dos pequeñas y su hermana menor en el sector El Rayado de Las Mayas. De acuerdo con su pareja, quien pidió omitir su identidad, el viernes en la mañana salió a trabajar y no tuvieron más información de su paradero hasta que amistades le mencionaron que pudo estar en el grupo que fue asesinado por las Faes. El joven fue ingresado a la morgue de Bello Monte el 9 de febrero, pasadas las 10:00 pm.

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