Caracas.- En los últimos 20 años Venezuela pasó de liderar los esfuerzos para controlar la malaria en América, a ser el país con el peor desempeño regional en cuanto reducción de casos y muertes por la enfermedad. El aumento de la transmisión en territorio venezolano aumentó 1215% entre los años 2000 y 2019. A inicios del milenio el país reportó 35.500 casos. Una cifra que contrasta con los más de 467.000 pacientes que el Ministerio de Salud reportó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019.
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El número es cuatro veces mayor que los contagios reportados de coronavirus, enfermedad viral que ha centrado los esfuerzos del Gobierno de Nicolás Maduro este año. Los datos fueron divulgados el informe mundial sobre la malaria 2020, publicado la noche de este domingo, 29 de noviembre.
En el texto se evidencia como, pese a que en el continente americano los casos de malaria muestran una tendencia a la disminución, Venezuela mantiene una propensión al alza. Esto se constata la revisar el crecimiento de casos interanual. El aumento de la transmisión el año pasado fue de 15%, respecto del año 2018. Entonces se notificaron 404.924 casos.
“En la Región de las Américas de la OMS, los casos de malaria se redujeron en un 40% (de 1,5 millones a 0,9 millones) y la incidencia en un 57% (de 14 a 6). El progreso de la región en los últimos años se ha visto afectado por el gran aumento de la malaria en Venezuela (República Bolivariana de), que tuvo alrededor de 35.500 casos en 2000, aumentando a más de 467.000 en 2019. Brasil, Colombia y Venezuela representan más del 86% de todos los casos en esta región”, detalló el informe.
Influencia mortal
La influencia de Venezuela en la región dejó de ser benéfica hace más de una de una década. Especialmente en 2019, el índice de mortalidad por paludismo, como también se le conoce al padecimiento, afectó el buen desempeño que el bloque regional impulsó para disminuir la letalidad. El país sumó más del 70% de los fallecimientos por complicaciones de la malaria en la región caribeña durante 2019. Una de las cifras más altas en 30 años.
“En la Región de las Américas de la OMS, las muertes por malaria se redujeron en un 39% (de 909 a 551) y la tasa de mortalidad en un 50% (de 0,8 a 0,4). Más del 70% de las muertes por malaria en 2019 en esta región se produjeron en Venezuela”, precisaron los técnicos de la OMS.
La falta de control de la enfermedad, que se transmite sólo a través de la picadura de un mosquito infectado, mantiene en alerta al organismo multilateral. A diferencia de naciones como Bolivia, Brasil o México, que redujeron en 25% los casos de malaria desde 2015, Venezuela, Colombia y Costa Rica han aumentado en 40% el número de casos. Esta situación afecta el abordaje de regional, cuyos planes se ejecutan según la ubicación geográfica de los países.
“A nivel regional, la mayor parte del empeoramiento de la tendencia puede atribuirse a la epidemia en Venezuela. El análisis de progreso en la Región de las Américas de la OMS muestra que la región estaría aproximadamente un 43% por debajo de los hitos de incidencia de casos de malaria del GTS 2020 con los casos estimados en Venezuela y un 15% sin esos casos estimados. El control urgente de la epidemia en Venezuela es necesario para que la región vuelva a encarrilarse”, exhortaron.
Prevención
La malaria o paludismo es una afección parasitaria que se caracteriza por fiebres altas, escalofríos, síntomas similares a los de la gripe y anemia. La enfermedad no se contagia de persona a persona, sino por la mordedura del zancudo anofeles, infectado con los parásitos. Dado la forma en que se desarrolla es potencialmente mortal, si no se aplica tratamiento de manera oportuna y adecuada, advierte la OMS. Sin embargo, es prevenible y curable.
Después de la picadura, los parásitos, conocidos como esporozoítos, viajan por el torrente sanguíneo hasta el hígado. Es en ese órgano donde y producen otra forma de parásitos, denominada merozoítos. Estos parásitos ingresan a la sangre e infectan a los glóbulos rojos. Los primeros síntomas se detectan en los primeros 10 días a 4 semanas después de la picadura del zancudo. En algunos casos los signos aparecen en una semana o hasta un año después.
De acuerdo con la OMS, 14.257.915 de venezolanos están en riesgo de contraer la enfermedad por fallas en las políticas de vigilancia epidemiológica. La prevención se hace mediante el control del vector. Es decir, si se ataca directamente al zancudo transmisor. La OMS reconoce dos métodos control de estos vectores que son suficientemente eficaces. Por un lado, apoya la distribución de mosquiteros tratados con insecticidas en zonas de gran propagación de la enfermedad. Para reforzar esta medida recomienda la fumigación dentro de las casas con insecticidas de acción residual.