Por Dibiana Torres, del Programa de formación de nuevos periodistas
Mérida.- El cáncer de mama es la primera causa de muerte oncológica en Venezuela. Según la asociación civil sin fines de lucro SenosAyuda, en un día aparecen 19 casos nuevos, de los cuales 15 se encuentran en etapas avanzadas y 7 personas mueren a diario por esta enfermedad. El proceso para tratar el cáncer de mama inicia con el diagnóstico, seguido por la quimioterapia, la operación y la radioterapia.
Los pacientes en Mérida deben salir del estado para tratarlo, son pocos los centros de salud que realizan una parte de los estudios de diagnóstico y el Instituto Autónomo Hospital Universitario de la Universidad de los Andes (Iahula) solo atiende consultas y cirugías. Desde enero hasta octubre 2023 han recibido 209 consultas y 85 cirugías por mama, según pudo conocer El Pitazo.
La atención oncológica no siempre fue así. A la señora Vida Barroeta la diagnosticaron en el Iahula, en julio de 2010, un cáncer de mama agresivo, era ductal de grado tres. El 25 de agosto inició su primera quimioterapia en una clínica. “Yo tenía mucho miedo porque no sabía cómo era eso de la quimio. Por temor me las hice por un privado”, menciona la señora Vida desde el comedor de su casa.
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También comenta que para ese año era posible tener ahorros y ella contaba con dos seguros: La Previsora y el seguro del Ministerio de Educación. Al tener conocimiento de cómo funcionaban, el resto de las quimioterapias se las realizó en el hospital. Por medio del Seguro Social logró conseguir los medicamentos y para su operación tuvo apoyo de sus familiares y del ministerio.
“Hoy en día, el Ministerio de Educación no te brinda ni una solución fisiológica. A duras penas alguna consulta en el Instituto de Previsión y Asistencia Social para el personal del Ministerio de Educación (Ipasme). Comparo esa operación con la actualidad y está costando como 50.000 dólares en privado. Es lo que me han dicho. Para el 2010 me costó 30 millones de bolívares”, narró la señora Vida a El Pitazo.
Luego de la operación mamaria
Al superar la operación, se realizó 34 radioterapias. La cantidad de sesiones dependen del tipo de cáncer de mama. En el hospital no hay máquina para este tratamiento y son costosos. Las opciones para realizarlo en una institución pública es viajando a Caracas o Barquisimeto. Según la experiencia de la señora Vida: “Había que analizar los gastos del viaje, la estadía, más llevarse a un acompañante”.
Desde que se realizó la operación empezó a solicitar apoyo de la Fundación Polar y el Banco Central, este último la ayudó por Caracas y le pagó todas las sesiones de radioterapia. No recuerda exactamente cuánto costó, pero considera que en este momento deben tener un precio de 3.000 dólares todas las sesiones por mama en Venezuela.
Para los traslados Mérida-Caracas tuvo apoyo de la fundación Valeri en dos oportunidades y, en otra, con la fundación Carlota, que también le colaboró en un par de los 11 estudios que se hizo, algunos fueron: ultrasonidos, mamografía, tumosíntesis mamaria, resonancia mamaria, gammagrafía ósea, tomografía de tórax, abdomen y pelvis con doble contraste.
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Han pasado 13 años desde su diagnóstico, su proceso duró 14 meses y luego siguió el tratamiento con unas inyecciones que son un tipo de quimio poco invasiva. De las 18 recetadas toleró 11, era una mensual. Algunas las consiguió por el hospital y 4 las compró por su cuenta a 700 bolívares cada una, para el 2010.
La señora Vida agradece haber vivido ese proceso en aquella época y no en esta. Dice que actualmente hay mucha gente que llega hasta la operación y no tiene como hacerse la radioterapia. “Meten cartas en fundaciones y les responden que no hay, que es demasiada plata, que están ayudando casos más económicos”.
Hasta el 2020 tomó quimioterapia en pastillas mensualmente, pero por su costo decidió suspenderlas. “Ya tengo tres años que no me las tomo, pero cumplí el tratamiento largo. Aquí estoy bien y por control quiero repetirme los estudios”. Cada año, la señora Vida, en octubre, se realiza seis exámenes y se los lleva al oncólogo.
Ella considera que “el país debería fomentar un poco el acceso a estos chequeos, más allá de una caminata. Por lo menos, para los descendientes de los pacientes oncológicos de cualquier tipo de cáncer deberían mandar un descuento bueno porque no es solo un examen y enfermedad, te cambia el estilo de vida. Uno deja de producir y todo en la casa se complica”.