Caracas.– La última vez que Vicmar García se tomó un vaso de agua fue hace un año y desde ese momento no sabe lo que es saborear una comida. Su alimentación es exclusivamente por sonda y para poder comer como normalmente lo hacía debe estar libre de cáncer para ser operada. Sin embargo, se ha enfrentado a múltiples trabas debido a la crisis sanitaria en el país.
Con tan solo 32 años de edad, esta paciente oncológica se enfrenta a un tipo de cáncer extraño que se activó y ataca su cuerpo desde hace un año. En medio de las dificultades agradece a Dios por mantenerse con vida.
«Una cosa es querer luchar y otra que el sistema de salud lo permita», expresó esta joven que reside en Valencia, estado Carabobo, pero debe trasladarse a la capital venezolana para buscar su tratamiento de quimioterapia que se lo entrega el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) en Ruiz Pineda.
Una de estas complicaciones la vivió los primeros días de noviembre de 2023, cuando le tocaba retirar su tercera quimioterapia. Ese día llegó a las 3:15 p.m. a Ruiz Pineda, pero no le entregaron el tratamiento porque el personal trabajaba hasta las 3:00 p.m., según relató durante una entrevista con el equipo de El Pitazo.
Contó que a pesar de sentirse débil y sin poder alimentarse, tuvo que quedarse en Caracas y esperar al día siguiente para buscar su medicina, la cual le entregaron en otra sede del IVSS.
En ese momento se sintió agotada y sin ganas de seguir luchando. Las trabas que consigue en el sistema sanitario la han llevado a perder las fuerzas con las que se levanta a diario.
«Sé que a nivel psicológico necesito ayuda porque la depresión me está abrazando. Una cosa es que quieras luchar, salir adelante y te pares todos los días con ánimo y otra es que el sistema te deje. Si no tienes los recursos es muy difícil», afirmó.
Errores quirúrgicos
El 13 de octubre de 2022 durante una intervención quirúrgica por un derrame pleural masivo (acumulación de líquido en el espacio entre los pulmones y la pared torácica), los especialistas hallaron un tumor maligno de la vaina de los nervios periféricos, el cual es un tipo de cáncer poco común que se forma desde la médula espinal hacia el cuerpo.
Ese mismo día, en el Hospital Central Dr. Plácido D. Rodríguez Rivero, en San Felipe, estado Yaracuy, se le hizo la extracción del tumor que estaba adherido a la caja torácica. Sin embargo, por un mal procedimiento quirúrgico se quedó sin esófago y, desde ese momento, se alimenta a través de una sonda.
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García comentó que tres días después de la primera operación, la volvieron a ingresar al quirófano debido a la fístula (abertura anormal entre dos órganos) que tenía, pero nuevamente hubo un error médico y a las cuatro horas se realizó otra intervención quirúrgica en la que le desconectaron el esófago del estómago.
Aunque existe la posibilidad de volver a comer como normalmente lo hacía, debe esperar a estar libre de células cancerígenas para que le coloquen una prótesis de esófago que cuesta alrededor de 7.000 dólares.
Estuvo en estado de coma en varias oportunidades. A pesar de esto, se mantuvo luchando con la esperanza de salir adelante y poder disfrutar del crecimiento de su hijo que tiene dos años.
Diagnóstico tardío
García pasó de pesar 107 kilogramos a solo 42. Por eso, luego de su intervención quirúrgica en octubre de 2022 los médicos decidieron no administrarle tratamiento de quimioterapia. Sin embargo, eso complicó su situación.
Hizo metástasis y no pudo saberlo sino 5 meses después, cuando logró reunir el dinero para realizarse un estudio médico que cuesta 1.700 dólares. En el mismo se precisa que sí tiene células cancerígenas.
Aunque pidió ayuda gubernamental, no la recibió, por lo que en este momento requiere del apoyo económico de personas y organizaciones para asumir sus gastos de alimentación y exámenes médicos.
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Debido a su complicado diagnóstico comenzó en septiembre de 2023 con el tratamiento de quimioterapia, el cual debe colocarse cada 21 días en 3 sesiones.
A pesar de ser docente tuvo que dejar su trabajo y reinventarse para asumir los gastos de su enfermedad. Desde su casa hace pasapalos y los vende por docenas o en su comunidad.
Junto a sus familiares también realiza rifas, bingo, ventas de sopa y pasticho para reunir el dinero y costear los exámenes de laboratorio cada semana que le cuestan 45 dólares. García también debe conseguir recursos para pagar los gastos de su alimentación especial, pues asegura que las ayudas que recibe no son de manera constante.
Se considera una persona resiliente y a pesar de los obstáculos que enfrenta cada día en medio de la crisis sanitaria del país, espera a futuro contar su historia como sobreviviente de cáncer.