En el siglo XIX hubo un buen número de personas en Gran Bretaña, Estados Unidos y otros rincones del mundo para quienes el vibrador era el santo remedio: la solución eficaz de casi todos los males, desde dolores de cabeza hasta colapsos nervioso. Luego se imaginó que, en manos de los médicos, pioneros en el uso del dispositivo, se usaba para calmar a las mujeres histéricas con masturbación.
Es una historia que ganó popularidad gracias a películas y documentales, que se hicieron eco del uso del vibrador por parte de los médicos para tratar a las mujeres con histeria, término hoy extinto que cubría de todo. También revistas y periódicos alimentaron el mito, espacios donde se ponían a la venta.
Pero las evidencias sugieren que esta historia del uso de dispositivos mecánicos, conocidos como vibradores, para la masturbación femenina, no es más que ficción, refiere BBC Mundo en un reportaje sobre la historia de este artefacto, convertido hoy en un juguete sexual para dar placer.
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«Entre lo que sabemos sobre la historia de la sexualidad, parece improbable que los médicos lo hicieran (masturbar a sus pacientes como forma de tratamiento)», dice la historiadora de Tecnología en el Instituto de Tecnología de Georgia, Estados Unidos, Hallie Lieberman.
Lieberman refuta la idea de que los médicos utilizaran vibradores para masturbar a las mujeres con histeria orgásmica, impulsada por el libro La Tecnología del Orgasmo: «histeria», el vibrador, y la satisfacción sexual femenina, de la historiadora Rachel Maines, escrito en 1999.
Sostiene que la teoría de Maines tiene bases cuestionables. La rechaza en un artículo publicado en el Journal of Positive Sexuality. «Ella presenta su teoría como si nadie supiera lo que es un orgasmo», dice Lieberman. «Pero ya se conocía del clítoris y de la sexualidad de las mujeres en la época».
El vibrador, santo remedio
Lo cierto es que los vibradores fueron comercializados para usarse en el cuerpo como un santo remedio, que curaba casi todas las dolencias. Los folletos anunciaban su eficacia contra el insomnio, la parálisis, la neuralgia, epilepsia, ciática, lumbalgia, gota, sordera, vómitos, estreñimiento, hemorroides y dolores de garganta.
El artefacto era también bueno para el hígado e incluso para problemas de salud en niños, aseguraban los anunciantes. Pero nada sugiere, según Lieberman, que para estas pacientes el vibrador prometiera algo más que un masaje relajante en la espalda o en el cuello. Es decir, no tenía un uso erótico.
«Respecto a masajear a mujeres hasta el orgasmo, no hay evidencia de que esto haya ocurrido en el consultorio médico», subraya Lieberman. Sin embargo, no descarta que haya habido médicos cuestionables, que prácticamente acosaban a sus pacientes. Pero sostiene que no hay evidencia de que se usaran los vibradores para la masturbación como un tratamiento médico aceptado.
¿Quién inventó el vibrador como juguete sexual?
Entonces, la pregunta de las 64.000 lochas: ¿quién inventó el vibrador como juguete sexual? Es difícil precisar quién y desde cuándo se identificó de manera general para fines sexuales, responde la historiadora Hallie Lieberman a BBC Mundo.
«El tipo de vibrador que conocemos hoy comenzó a aparecer en los años 50 y se volvió más común y abiertamente vendido en los años 60″, sostiene. «Pero todavía era polémico», afirma.
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La nota de BBC Mundo precisa que a principios del siglo XX, los médicos empezaron a percibir que los vibradores no eran el santo remedio que se pensaba. Ya entonces había toda una industria dedicada a fabricar esos dispositivos: los había con manivela, que evolucionaron hacia modelos movidos a vapor, que a su vez se convirtieron en objetos accionados con electricidad. Y los fabricantes enfocaron sus esfuerzos en venderlos a los consumidores, en lugar de dirigirlos a los médicos.
Quizá el germen del vibrador asociado al sexo se encuentre en 1903, cuando una compañía lanzó un anuncio sobre el electrodoméstico sexual Hygeia, para hombres y mujeres. «Se veía como un cinturón con electricidad y vibración», señala Lieberman, citada por BBC Mundo.
Hoy, millones de personas compran al menos un juguete sexual. «Cambié el chip», recuerda una mujer soltera de 29 años, que se decidió por primera vez a comprar un vibrador durante el confinamiento de marzo de 2020 en Francia, pese a sus prejuicios y barreras psicológicas, reseña Deutsche Welle (DW).
Y es que el distanciamiento por COVID-19 disparó desde el inicio de la pandemia la venta de juguetes sexuales en el mundo, según marcas consultadas por la AFP, citadas por DW.
En cualquier caso, la oferta de juguetes sexuales en el mundo es amplía, en particular los vibradores. Tampoco dejan de causar polémica. Las empresas incluso empezaron a repensar estos objetos, diciéndoles adiós a las formas fálicas y poco ergonómicas, refiere DW.
Con información de BBC Mundo y DW