Caracas.- María Fernanda Duarte asistió de urgencia con su madre, Yolanda Abache, la tarde del lunes, 10 de agosto, a la emergencia del Hospital Clínico Universitario (HCU). En la antesala del servicio de emergencias esperó hora y media hasta que uno de los encargados de seguridad, en funciones de triaje, le dijo que por falta de espacio debía llevar a la paciente a otro centro de salud. El funcionario agregó que desde esta semana el HCU dejaría de atender personas con patologías distintas al nuevo coronavirus, pues todas las unidades alcanzaron el máximo de su capacidad.
Según Duarte, el colapso del hospital era evidente solo con ver la sala de emergencias. Más de 150 personas con cuadros de hipertensión, heridos de bala y cuadros de desnutrición aguardaban por turno con un médico. Duarte, residente de San Agustín del Sur, al oeste de la ciudad pasó toda la noche en busca de atención para su familiar. Sin más opciones, fue cerca de las 1:00 am que en el Centro Diagnóstico Integral (CDI) de El Pinar, situado en la parroquia El Paraíso, que pudo ser atendida.
“Fuimos al HCU porque nos pareció el hospital más grande y cercano. Además, ella tiene historia allí. Estábamos pendientes de que no le fuera dar una crisis de asma en medio de la pandemia. Hasta que llegó el día. Nos dijeron que no había ni médicos ni espacio suficiente. De eso nos dimos cuenta porque todo el tiempo que duramos ahí, la pasamos en el carro, sentadas afuera. En el CDI del Pinar la vieron, tenían nebulizador, pero no la solución ni el medicamento”, contó.
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Abache, diagnosticada con bronquial, solo necesitaba una dosis de nebulización y controlar la hipertensión que padece. Con un cuadro verificado en su historia clínica, un tratamiento previamente recetado y exigencias ambulatorias mínimas no pudo ser siquiera auscultada por el médico de guardia en HCU. Esta situación se repitió en otros tres centros, el hospital Dr. Miguel Pérez Carreño y dos CDI en la ruta hacia El Paraíso. La negativa de la atención en los cuatro establecimientos fue la misma saturación de los servicios, ocupados por pacientes con coronavirus.
Fuentes del sindicato del HCU confirmaron a El Pitazo la deficiencia crítica en la atención. Hace siete semanas en el hospital solo se hacían pruebas de diagnóstico de COVID-19 a pacientes con síntomas graves. Al resto se les aplicaban pruebas de detección rápida (PDR). Al agotarse las PDR y con las áreas de aislamiento y terapia intensiva llenas, la directiva decidió reducir la capacidad de atención general.
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“No se están recibiendo más pacientes que no sean de COVID-19. Alguno se remiten a El Algodonal y ya se pasó una comunicación al Hotel Alba, desde donde se enviaban casos sospechosos para que dejen de traer pacientes. Ya no es una cuestión solo de insumos escasos, sino de que físicamente el hospital no está en capacidad de tener a los pacientes en condiciones aceptables. Hasta la carpa se desmontó, porque no era apropiado despistar casos para luego referirlos”, aseguró un camillero, que pidió el anonimato.
Descoordinación
En la última semana el aumento de casos en Caracas llevó al cierre temporal de los otros servicios. Para agregar más cupos a la atrención de pacientes con COVID-19. Esta suspensión fue gradual, hasta que la falta de personal impidió mantener la operatividad de los otros servicios. Los informantes añadieron que la coordinación para el traslado de pacientes a los centros adicionales habilitados, como el Poliedro de Caracas, ha sido casi imposible. Estos lugares están manejados por la misión médica cubana y unidades militares.
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Por su diseño original, el HCU tiene una capacidad instalada para 1.200 camas. Cerca del 40% se agregaron en las décadas siguientes a su inauguración en el año 1956. A la fecha, de acuerdo con fuentes consultadas por El Pitazo, el hospital apenas cuenta con 200 camas operativas, de las cuales 50 estaban disponibles para atender la contingencia por el coronavirus. Es decir, solo disponían de 12,5% de los cupos totales, por lo que ni siquiera fue incluido como centro centinela en febrero.