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viernes, 29 marzo, 2024

Fallece por COVID-19 director de neonatología del hospital Materno Infantil de Caricuao

El ginecólogo Jesús García se contagió hace un mes tras atender a una parturienta que portaba coronavirus. Falleció en el Hospital Clínico Universitario, en un ala que alberga a otros médicos infectados

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A los 70 años de edad, y con una trayectoria definida por sus compañeros como “impecable y sin igual”, falleció este jueves 20 de agosto, por COVID-19, el ginecólogo obstetra Jesús Rafael García, director de neonatología del Hospital Materno Infantil Dr. Pastor Oropeza, ubicado en la parroquia Caricuao de Caracas.

Estuvo recluido los últimos cuatro días de su vida en el hospital Clínico Universitario, bajo el cuidado de un grupo de colegas que se encuentran aislados también por haberse contagiado del virus pandémico, pero que su condición estable les ha permitido brindar tratamiento y atención a quienes más complicados se encuentran.

“Murió rodeado de los mejores médicos de este país que estaban en la misma sala y padeciendo de lo mismo. No pudimos darle el último adiós ni podremos sepultarlo, pero estamos seguros que se fue en paz porque lo hizo luchando”, fue el testimonio dado a El Pitazo por una enfermera del Materno de Caricuao que está aislada en su casa también con COVID-19 y buena parte de su profesión la desarrolló junto al doctor García.

El médico fallecido contrajo el virus hace aproximadamente un mes, cuando ingresó a la sala de emergencias del Materno de Caricuao una mujer que portaba COVID-19 y debía someterse urgente a una cesárea. Mientras los médicos que estaban de guardia buscaban una forma de atenderla que minimizara el riesgo de contagio, el doctor García les ordenó que se encargaran de otros casos que estaban en espera, pues él mismo la iba a atender. Ese día trajo al mundo a un bebé sano.

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“A los días resultó positivo y se fue a su casa, le estaban enviando el tratamiento que él mismo se suministraba. Se le complicaron los riñones, era paciente recuperado de un infarto y cuando supo que ya no dependía de él ni del tratamiento que se estaba colocando, pidió ser llevado junto a sus colegas”, relató la misma enfermera.

La muerte del médico es sentida por todo el personal del Materno de Caricuao. “Con la muerte del doctor García se nos va también el sueño de que este hospital siga funcionando”, dijo una doctora que hasta el año pasado laboró bajo su mando y aseguró que el especialista también fungía como administrador, pues tenía bajo llave buena parte de los aparatos y otros insumos que usaban médicos neonatólogos quienes al terminar la jornada diariamente debían rendirle cuentas de dichos artefactos.

“Allí no se podía perder nada, él iba a la cocina y contaba la comida, lo poco que llegaba él lo administraba de tal forma que no nos explicamos de cómo siempre alcanzaba para todas las mujeres que aquí eran atendidas”, agregó.

El doctor García trabajó durante 25 años en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (Inof) en Los Teques, donde hasta el año 2012 trajo al mundo a los hijos de las reclusas y realizó intervenciones quirúrgicas a decenas de internas que lo requerían. Él fue el último médico que prestó servicio de forma fija en este recinto carcelario y, a pesar de irse jubilado, sostenía contacto con la directiva de dicha cárcel para recibir a privadas de libertad con embarazos complicados.

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A nadie se le negaba atención

Durante la gestión de García al frente del área de neonatología del Materno, se estableció la premisa de que todas las mujeres que ingresaran debían ser atendidas. El médico o enfermero que rebotara a alguna paciente era amonestado y hasta trasladado.

Para hacer posible esta labor titánica en medio de la crisis hospitalaria que atraviesa Venezuela, García pedía a las parturientas que llevaran su kit operatorio, que debía incluir hasta el hilo con el que coserían la cesárea, en ocasiones hasta los bombillos del quirófano solicitaba a familiares que tuvieran mayor poder adquisitivo.

Él se encargaba de conseguir la anestesia mediante insistentes cartas e innumerables visitas que realizaba a autoridades del Ministerio de Salud y junto a su equipo, traía niños sanos y salvos al mundo.

Muchos de los médicos recién graduados que ingresaban a este establecimiento eran egresados de la Universidad Bolivariana o venían de Cuba. A ellos dedicaba tiempo extra para capacitarlos; los dividía en grupos y les exigía que estuvieran todo el día con él en consultas, partos de todo tipo e intervenciones quirúrgicas.

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