Caracas.- La noche del miércoles 29 de enero, el silencio le volvió a ganar a la esperanza en la sala C del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos. Luego de más de un mes de intensa lucha por superar la quinta recaída en un más de dos años, falleció Julio César Rangel, de 11 años de edad, paciente del Servicio de Hematología del referido pediátrico.
Rangel, a quien le detectaron leucemia linfoide aguda en agosto de 2018, sobrevivió a un paro cardíaco y una operación de emergencia por apendicitis, antes de que le detectaran el tipo de cáncer por el que pasó 17 meses sin volver a Apure, su estado natal. Es el primer niño que fallece en J. M. de los Ríos en 2020.
El diagnóstico llegó cuando se contagió de lechina y los exámenes mostraron una irregularidad en la producción de los componentes sanguíneos. Fue en septiembre de 2018 cuando el tipo de cáncer hematológico fue ratificado por especialistas del hospital situado en el noroeste de Caracas.
El fallecimiento fue confirmado por Susana Pachano, jefa del servicio de Hematología del centro pediátrico. Pachano describió que el niño falleció en medio de una severa descompensación en el sistema immunológico. Este cuadro derivó de una serie de infecciones que no pudieron ser contenidas a tiempo.
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Dolor
La fragilidad de su sistema inmune del niño se sumó al agravamiento de su condición original. Pasó sus últimos dos meses de vida entubado por una deficiencia respiratoria. Estos factores incidieron como posibles causas de la muerte. No obstante, los familiares están a la espera de la partida de defunción que especifique los motivos.
La ONG Santi y sus Amigos agregó que la muerte ocurrió alrededor de las 9:00 pm en la Terapia Intermedia, la temida Sala C del J. M. de los Ríos. Allí, Rangel fue internado a la espera del tratamiento paliativo para atenuar los efectos de sus últimos padecimientos, en especial, el dolor.
Desde hace casi un mes el niño requería someterse a exámenes de rayos X, además de análisis especializados en la sangre como los llamados PT y PTT (siglas en español de Tiempo de Tromboplastina Parcial) y el de PCR (Proteína C Reactiva). Los estudios ayudarían a establecer las dimensiones de la infección por la que en sus últimas semanas presentó inflamación en todo su cuerpo.
Al niño también le urgían análisis de hepatitis B y C, pues, contrajo la enfermedad en una transfusión, que es una de las estrategias médicas para mitigar el impacto del cáncer. Rangel adquirió la hepatitis a los dos meses de iniciar ese tratamiento.
Debido al mal estado de los equipos de transfusión, por la falta de mantenimiento, y la ausencia de reactivos, en el J. M. de los Ríos no se puede garantizar la calidad biológica de la sangre transfundida.
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Sin alivio
El hospital no cuenta con dotación para hacer ningún tipo de estudio. Según la asociación civil, gracias a donaciones los exámenes se pudieron completar el pasado lunes. Sin embargo, Rangel no resistió la espera por el tratamiento.
Necesitaba de 8 unidades de albumina humana al 20% para atenuar el impacto de la infección y el avance de la leucemia en su organismo. El insumo cuesta más de 50 dólares por unidad con los que no contaban ni su familia y ni la ONG.
El monto equivale a casi 4 millones de bolívares al cambio del Banco Central de Venezuela del pasado miércoles. Es decir, más de 25 salarios mínimos. Otros dos niños, Moisés Fernández, paciente del servicio de Nefrología y Jean Carlos, recluido en Terapia Intermedia requieren de seis unidades de albumina cada uno. Ambos padecen condiciones parecidas a las presentadas por Rangel antes de su fallecimiento.
Silenciados
Rangel es el décimo niño del servicio de Hematología que fallece por causas similares, entre enero de 2019 y 2020, de acuerdo con el registro de El Pitazo. Los decesos más recientes fueron los de Nahia Pernalete, de 2 años y 11 meses, quien murió la tarde del pasado 30 de noviembre y Crisbelys Rujano, de 3 años de edad, fallecida el 1° de diciembre pasado.
La mayoría de los fallecidos en esa área del J.M. de los Ríos estaban a la espera de trasplante de médula ósea. La intervención se convirtió en la única forma de tratamiento indicada para sus padecimientos, por la falta de insumos para aplicar otras terapias.
El 1° de junio de 2017 la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene), suspendió el programa de trasplante y procura de órganos de Venezuela. En junio de 2019, Nicolás Maduro encargó a esa institución, dependiente del Ministerio de Salud, gestionar los trámites para realizar las intervenciones en Cuba.
Desde entonces solo la muerte ha reducido la lista de espera de más de 30 niños. Para los sobrevivientes la intervención es la única garantía de seguir con vida. Pese a esto, hasta ahora el silencio oficial ha sido la única y mortal respuesta.