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jueves, 28 marzo, 2024

Estudio de Harvard proyecta duración de distanciamiento social hasta 2022

Un informe elaborado por científicos de la Universidad de Harvard insiste en que la única forma de evitar las consecuencias de un rebrote de coronavirus es mantener la cuarentena, mientras se aprueba una vacuna

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Caracas.- Investigadores de la Universidad de Harvard se adelantaron al debate sobre el final del confinamiento por el COVID-19. La medida se considera, hasta la fecha, el mejor método de contención del virus SARS-COV-2. Sin embargo, ha implicado la paralización de la economía mundial, para la que se prevé una recesión, apenas comparable con la Gran Depresión de 1929, de acuerdo con cálculos del Fondo Monetario Internacional.

Las restricciones tomadas, con leves variaciones en las 187 naciones donde la propagación está activa, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pudieran prolongarse hasta el año 2022. Así lo advirtió la referida casa de estudios en un informe. El reporte se divulgó en la revista Science, perteneciente a la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia. Las conclusiones están avaladas por el Departamento de Inmunología y Enfermedades Infecciosas y el Departamento de Epidemiología de Harvard.

En la investigación, a la que tuvo acceso El Pitazo, se argumenta que, debido a la falta de una cura universal, se prevé un auge de los contagios luego de la pandemia. Por esto se haría necesario prolongar la cuarentena, con algunas flexibilidades, por dos años más. El objetivo de la extensión es evitar un colapso de los servicios sanitarios asociado al rebrote de la enfermedad.

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“Proyectamos que los brotes recurrentes invernales de SARS-Cov-2 probablemente ocurrirán después de la ola pandémica inicial más severa. En ausencia de otras intervenciones, una medida clave para el éxito del distanciamiento social es si se superan las capacidades críticas de atención. Para evitar esto, puede ser necesario un distanciamiento social prolongado o intermitente hasta 2022”, sostiene el informe.

Inmunidad

La falta de certeza acerca de si el virus genera inmunidad, en los pacientes que superaron los síntomas, es otro de los alegatos de los investigadores estadounidenses. En China y Corea del Sur, países en los que la epidemia acumula más tiempo, se han reportado reinfecciones. Es decir, sin vacuna el virus mantendría un contagio cíclico aún en pacientes dados de alta. Sobre esta base, recomiendan avanzar en los estudios que permitan determinan si la carga viral se elimina por el sistema inmune de los infectados.

“Las intervenciones adicionales, incluida la ampliación de la capacidad de atención crítica y una terapia eficaz, mejorarían el éxito del distanciamiento intermitente y acelerarían la adquisición de la inmunidad de las comunidades. Se necesitan urgentemente estudios serológicos longitudinales para determinar el alcance y la duración de la inmunidad al SARS-Cov-2. Incluso en caso de eliminación aparente, debe mantenerse la vigilancia del SARS-Cov-2, ya que podría producirse un resurgimiento del contagio en una fecha tan tardía como 2024”, advierten.

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Los científicos insistieron en que las limitaciones, de movilidad y para la aglomeración de personas, solo pueden levantarse cuando se asegure un control de la transmisión. Destacaron el caso chino que, después de llegar a un pico en el ritmo de contagio, derogó gradualmente el confinamiento. Aunque las medidas de vigilancia epidemiológica están al mismo nivel que desde el inicio de los contagios.

Colapso

En la investigación se concluye que el principal problema ocasionado por la pandemia es el colapso de los servicios de salud. Este fenómeno se repite por igual en países pobres como en naciones con sistemas de salud bien equipados. También reflexionaron sobre la necesidad de que los Estados diseñen protocolos para el abordaje de la enfermedad en el periodo postpandemia. Para esto sugieren mejorar la capacidad de atención de pacientes críticos y el número de camas.

“La experiencia de China, Italia y Estados Unidos demuestra que COVID-19 puede abrumar incluso las capacidades sanitarias de naciones bien dotadas. Sin tratamientos farmacéuticos disponibles, las intervenciones se han centrado en el rastreo de contactos, la cuarentena y el distanciamiento social. La intensidad, duración y urgencia requeridas de estas respuestas dependerán tanto de cómo se desarrolle la ola pandémica inicial como de la posterior dinámica de transmisión del SARS-Cov-2”, exhortan.

Aclararon que la proyección de mantener las restricciones no es aconsejable de forma obligatoria, por las consecuencias económicas que supone. No obstante, destacaron que de no implementarse el gasto en salud por el aumento sostenido de la incidencia de la enfermedad, puede ser mayor en el mediano y largo plazo.

“No adoptamos una posición sobre la conveniencia de estos escenarios dada la carga económica que el distanciamiento sostenido puede imponer, pero notamos la carga potencialmente catastrófica para el sistema sanitario que se predice si el distanciamiento es poco efectivo y/o no se mantiene durante el tiempo suficiente”, explicaron.

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