La cifra de nuevos contagios de malaria en Venezuela asciende al millón de personas, alertaron en declaraciones a Efe varios científicos venezolanos, que basaron esta situación en la «decadencia» del sistema sanitario del país, un «gran retroceso» que amenaza al resto de Sudamérica.
«Se trata del mayor incremento de malaria que existe actualmente en el mundo por la rapidez y por la cantidad de casos», dijo a Efe la doctora Adriana Tami, de la Universidad de Carabobo (Valencia, Venezuela).
«Hasta 2017, teníamos datos bastante oficiales que señalaban 400.000 casos anuales. En 2018, en base a las estimaciones y el progreso de la epidemia, se estimaba a mitad de año que ya hubiera unos 600.000 casos, y creemos que se ha llegado hasta a más de un millón a finales de año», añadió.
Tami, que también es investigadora del Centro Médico de Groninga en Holanda, subraya que ese cálculo es resultado de un estudio hecho por un grupo de epidemiólogos y científicos que tienen acceso a los datos recopilados por los centros clínicos de vigilancia de las epidemias en Venezuela y en los lugares «donde está la malaria».
Esta experta subraya que la historia de la malaria en Venezuela era «una de éxitos» porque a mitad de los años 40 del pasado siglo afectaba al 80 % de la población pero «después hubo una exitosa campaña de erradicación» que eliminó esta enfermedad de al menos dos tercios del territorio venezolano.
«Venezuela fue el primer país certificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por haber erradicado la malaria del mayor parte del territorio, pero ahora, en el siglo XXI, vemos que volvimos de 40 a 60 años atrás, viendo que la malaria vuelve a ser prevalente en casi la mayor parte del territorio», lamentó Tami.
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Según los últimos datos de la OMS, Venezuela aporta el 53 %, la mayor cantidad de casos de malaria de toda la región, y eso es «algo gravísimo», añadió.
En las últimas dos décadas, como en el año 2000 cuando se perpetuaban 30.000 casos anuales, la malaria ha estado relacionada con la minería ilegal de oro en el sudeste del país, donde el sistema de salud «tampoco funciona bien» en general.
Los residentes «son personas que están expuestas (a la enfermedad), que destruyen el ambiente, que crean el hábitat para el mosquito que transmite la malaria y por supuesto viven en una situación que no es la adecuada, en favelas a las que casi no llega la ayuda, la gente no se tratan y el ciclo de la malaria se perpetúa», asegura Tami.
María Eugenia Grillet, profesora del Laboratorio de Biología de Vectores y Parásitos en la Universidad Central de Venezuela, declaró a Efe que las infecciones han ido en aumento desde 2014, pero que en base «al subregistro que existe en el país» se puede hablar de la estimación de que el número de nuevos casos en 2018 estaba ya en un millón de personas, aunque no son cifras oficiales.
Advirtió de que «el programa de vigilancia, diagnóstico y control de la malaria se ha ido desmantelando poco a poco desde 2012, producto de toda la crisis política y económica» que sufre Venezuela, lo que ha «magnificado la epidemia de manera descontrolada», afirmó.
Grillet recordó que la minería ilegal también «se ha intensificado por la misma crisis que vive el país, atrayendo población de otras partes para trabajar temporalmente en las minas y luego se llevan la enfermedad a otras zonas» de Venezuela al volver a sus casas.
Agregó que el gobierno de Nicolás Maduro «no acepta ni reconoce dicha crisis» y eso hace que «no se haga nada para solucionarla porque tampoco admite ayuda internacional», y lamentó que el estado actual de sanidad sea «parte de una estrategia de sometimiento social de un régimen comunista y dictatorial».
Ambas científicas advirtieron de que el aumento de los casos de malaria en Venezuela amenaza y aumenta el riesgo de contagio en los países vecinos como Colombia, Brasil, Ecuador, Perú, Chile y Argentina, donde muchos venezolanos están emigrando a causa de la crisis en su país.
Tami, que presentará este martes un informe elaborado junto a una red internacional de científicos en el congreso europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID) de Ámsterdam, alertó de que más de la mitad de la población venezolana, 16 millones de personas, están en peligro de contagio de malaria.