Maturín.- El constante uso de mechuzos (velones improvisados con gasoil) sigue dejando afectados en Maturín, capital del estado Monagas. La jefa de la emergencia pediátrica del Hospital Manuel Núñez Tovar, Yacirka Vásquez, informó que los casos de asma bronquial en niños han aumentado desde que comenzaron los apagones.
Al día, los pediatras pueden atender hasta tres pacientes, una cifra que al cierre de semana se convierte en 21. Antes no llegaban a cinco semanales. Se trata de lactantes de 1 o 2 años y hasta escolares de 7 años. La mayoría proviene de los sectores populares de la capital de Monagas y el resto de las zonas rurales.
Los escolares y lactantes llegan con crisis asmáticas difíciles de controlar, en especial ante la falta de insumos que persiste en el principal centro asistencial del estado, donde también se reciben traslados desde los estados vecinos de Anzoátegui, Sucre y Bolívar.
«Los niños están más expuestos al humo del gasoil o del kerosene y eso les genera una crisis asmática», explicó Vásquez. La atención también se dificulta porque en la emergencia pediátrica faltan tomas de oxígeno, así como flujómetros para medir la velocidad del aire.
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A la fecha, solo tienen el caso de un niño de 3 años con quemaduras en todo su cuerpo tras manipular un mechuzo. Su condición es delicada. De él se supo que fue trasladado desde la población de El Merey de Amana, al sur de Maturín, junto a su padre, quien también se encuentra hospitalizado con quemaduras.
Vásquez también se refirió a la ingesta por combustible. Aunque no tienen una estadística como la de los niños afectados por asma, mencionó que han atendido a lactantes intoxicados por ingesta de gasoil y kerosene. Dijo que esto ocurre porque los padres depositan el combustible en envases de plástico similares a los de jugos y al dejarlos al alcance de sus hijos, estos tienden a confundirlos.
Uno de esos es el lactante de un año que ingresó la primera semana de abril al hospital de Maturín. El bebé tomó gasoil de una botella que estaba arrinconada en el piso. Su mamá estaba en el patio y se dio cuenta del hecho cuando su hijo le llegó llorando y frotándose los ojos. Esto ocurrió en el sector Alto Guri, parroquia San Simón de Maturín.