
San Felipe.- Los taxistas, quienes junto a los asiáticos y los vendedores ambulantes eran considerados un sector privilegiado por manejar grandes cantidades de efectivo, hoy han sido alcanzados por la escasez de papel moneda. Al parecer, mientras la crisis económica arrecia, taxistas y clientes han encontrado su propia dinámica para sobrevivir y se basa en la disposición del conductor y lo que el cliente o pasajero tenga guardado en su alacena.
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Alexander Bastidas trabaja en la Línea de El Terminal, la más antigua de San Felipe, capital de Yaracuy, con 50 afiliados. Comentó a El Pitazo que frente a la ausencia de efectivo en las calles y entidades bancarias y la reducción en la afluencia de clientes han optado por recibir mercancía de valor similar a la tarifa exigida. Sin embargo, aclaró que nunca fue una decisión formal de la línea, sino un mecanismo que surgió espontáneamente por parte de los clientes, quienes al llegar a su destino confesaban apenados que no tenían efectivo y ofrecían comida. Contó que el caso más atípico fue el de un usuario que pagó una carrera a Yaritagua con una gallina viva.
En San Felipe, existen por los menos cinco líneas de taxis en funcionamiento: Taxi Fox, Multiservicios, Caribbean, El Terminal y La Ascensión. Trabajan en promedio 150 taxistas, quienes, además de batallar con la falta de repuestos y la delincuencia, ahora han tenido que adecuar sus tarifas a lo que el cliente tenga a la mano, dinámica que a veces les ha hecho perder y muchas otras ganar.
José Rojas, uno de los taxistas, comentó que una carrera a Yumare, municipio Manuel Monge, cuesta 100 mil bolívares, pero recientemente recibió un pedazo de carne fresca, de unos 1.300 gramos como pago, lo que vio como una buena ganancia y le evitó las colas en la carnicería.

El fenómeno cada día se hace más presente. No deja de asombrar a la gente: a muchos les parece una buena táctica y otros lo ven con malos ojos por considerarlo un indicativo de la crisis económica que hoy arropa a los yaracuyanos. Por otra parte, si bien muchos taxistas trabajan con transferencias electrónicas, consideran que es una desventaja, pues el dinero electrónico o virtual jamás se compara con tener los billetes en la mano.
En Guama, municipio Sucre, pequeño poblado en el que funciona la Línea El Samán, los conductores indicaron a El Pitazo que, además de recibir mercancía como pago, han vivido en los últimos días una suerte de paquete chileno a la yaracuyana: cuando toman pasajeros hacia zonas solas como Quigua o Sebastopol, en horario nocturno, una vez en el sitio los pasajeros se bajan y huyen a toda velocidad para no pagar el servicio, sabiendo que por lo alejado y solo de la zona el chofer no los perseguirá.
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Carola Martínez, quien vive en Boraure y frecuentemente toma taxi a La Trinidad, municipio dormitorio aledaño al área metropolitana, indicó que cada día se le hace más difícil cancelar el servicio. “La carrera de San Felipe a Boraure cuesta 35.000 bolívares y como soy comerciante viajo mucho, pero soltar el efectivo es de locos, así que a más de un taxista le he pagado con medio kilo de las caraotas que vendo y ninguno se ha molestado; ahorita hay que ver cómo se hace y salir adelante”.