Desde diciembre de 2020 más de 50 países han iniciado esfuerzos para lograr una pronta vacunación contra el coronavirus. Al desafío del rápido desarrollo de antivirales, la mayoría con resultados positivos en menos de un año, se sumó la necesidad de una producción, distribución y aplicación, que en el caso de Venezuela no tiene ni siquiera una fecha asignada de arranque oficial. En este trabajo, El Pitazo hace un acercamiento a las vacunas como elemento esencial del proceso que pondría fin a la pandemia, lo que requiere un ambicioso plan de distribución, inédito en la historia, y que Venezuela no tiene fecha de inicio

Nunca una vacuna se había desarrollado tan rápido y con tantas expectativas alrededor. El silencio y hermetismo que caracteriza a los laboratorios del mundo ha sido reemplazado por el seguimiento, casi en tiempo real, del trabajo que en sus instalaciones ocurre. La urgencia de un antídoto para meses de encierro, ansiedad y pánico, por la rápida propagación del nuevo coronavirus, ha dado un acceso directo al conocimiento de la ciencia, aunque muchas veces sin la explicación mínima acerca de los detalles del desarrollo de las antivirales, por parte de las farmacéuticas tradicionales y empresas de biotecnología. 

Esto permitiría conocer los intereses de las corporaciones que han entrado a la carrera por encontrar un fármaco eficaz y seguro para la protección masiva contra la enfermedad. Las dudas sobre el acelerado avance del descubrimiento se propagan casi a la par de la enfermedad. Versiones objetadas por científicos, como ha reiterado en entrevistas con El Pitazo el doctor en virología y Biología Celular del Colegio de Medicina de Baylor, José Esparza, acerca de supuestas modificaciones genéticas atribuidas a la vacuna, o la aparición de efectos colaterales peores que la enfermedad inundan las redes sociales. 

“Todo lo que uno lee en esos esos mensajes, según los cuales la vacuna puede transformar el material genético de la persona o pueden causar esterilidad, eso es totalmente falso. Y me preocupo porque es parte de una creencia de un grupo muy pequeño de personas que son antivacunas. Pero eso no pasa solamente con el COVID-19 y ya eso tiene su historia”, recalcó el experto, quien es uno de los fundadores del Programa Global contra el Sida (GPA) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).


LAS DUDAS SOBRE EL ACELERADO AVANCE DEL DESCUBRIMIENTO SE PROPAGAN CASI A LA PAR DE LA ENFERMEDAD


Escepticismo

La desconfianza por el origen de los fármacos también les ha dado ventaja a los prejuicios frente a la evidencia científica disponible hasta la fecha. Organizaciones civiles y algunos países han pedido más datos sobre estos productos biológicos. El escepticismo ha traído al debate dudas como las de la ministra de Salud de Tanzania, Dorothy Gwajima, quien el lunes, 8 de febrero, ratificó que en su gestión no hay planes de implementar vacunas contra el COVID-19. 

Esta decisión se tomó en consonancia con la estrategia de control del padecimiento en ese país, que en junio de 2020 se declaró libre de coronavirus “debido a la intervención de Dios”, como declaró su presidente, John Magufuli. Desde antes, Magufuli había desacreditado la eficacia del uso de las mascarillas como método de prevención. En abril de 2020, el Gobierno tanzano suspendió la publicación de estadísticas oficiales del coronavirus, mientras se decretó la reapertura de las escuelas.

“Las vacunas son peligrosas. Si el hombre blanco pudo encontrar vacunas, ya debería haber encontrado una vacuna para el SIDA; ya habría encontrado una vacuna para la tuberculosis; ya habría encontrado una vacuna contra la malaria; ya habría encontrado una vacuna contra el cáncer”, cuestionó Magufuli a finales del pasado mes de enero, según reseñó la revista de divulgación científica The Lancet.

Bioética y censura

El posicionamiento de estas dudas ha implicado que, además de lograr una logística adecuada que permita garantizar la protección de la población, en muchos países se debe luchar contra la desinformación, lamentó el exministro de Salud José Félix Oletta. La controversia por lo que algunos califican de fake news acerca de las antivirales contra el COVID-19, ha obligado a plataformas digitales como Facebook e Instagram, propiedad del mismo conglomerado empresarial, a censurar contenidos que cuestionen la investigación de vacunas, sin estudios comprobables o que hayan sido descartados por expertos avalados por estas redes sociales. 

Ejemplo de este tipo de polémicas prácticas, asumidas como forma de censura por los afectados, fue la eliminación de la cuenta en Instagram de Robert Kennedy Jr., activista que por más de tres décadas ha defendido el derecho de la sociedad a conocer los intereses asociados al desarrollo de vacunas. En específico exige la publicación de todos los componentes y que toda la información de la investigación sea de dominio público. Con la evolución de la pandemia, Kennedy ha sido de las figuras más activas en contra de la aplicación masiva de inmunizaciones. 

La lucha del abogado ambientalista, fundador de la ONG Children’s Health Defense, se ha enfocado en lograr que los grandes laboratorios transparenten los procesos que llevan a la invención de vacunas y su posterior aplicación. En su trayectoria como defensor de derechos humanos ha denunciado irregularidades como el uso del conservante tóxico a base de mercurio timerosal. Este compuesto químico a menudo se agrega en la fabricación de algunas vacunas y se ha relacionado con la aparición de enfermedades o reacciones adversas irreversibles de las que no hay un análisis concluyente acerca del origen. 

Daños conocidos 

A medida que ha avanzado el proceso de vacunación en Europa y Estados Unidos, se han documentado casos de daños colaterales en receptores de las dosis. En México, han terminado hospitalizadas 3 de las 492.529 personas que fueron vacunadas, hasta el pasado 12 de febrero, con las más de tres variedades que ha recibido ese país, de acuerdo con el registro de la Secretaría de Salud. 

El pasado 8 de febrero, el diario estadounidense The New York Times publicó las historias de algunos de los 36 pacientes que presentaron un trastorno en la sangre luego de recibir la vacuna de la COVID-19 de los laboratorios Moderna y Pfizer-BioNTech en Estados Unidos. Hasta este 12 de febrero, 33,7 millones de personas habían recibido al menos una dosis de la vacuna en territorio estadounidense, reportó el CDC el pasado 10 de febrero.  


EN EL CASO ESPECÍFICO DEL CORONAVIRUS, SE HAN PROBADO TECNOLOGÍAS CON AL MENOS 15 AÑOS DE ESTUDIOS ANTERIORES


Estas reacciones, conocidas en el ámbito epidemiólogo como Eventos Supuestamente Atribuido a Vacunación o Inmunización (Esavi), sustentan acusaciones contra los laboratorios. Estratégicamente los consorcios farmacéuticos han introducido amparos judiciales y peticiones que los libran de responsabilidad ante daños a la salud ocurridos después de la inyección de sus prototipos. 

Justificados en la urgencia, todas estas vacunas han sido aprobadas para uso de emergencia, lo que ha relajado algunos controles estatales, alegó Kennedy. En todo caso, para la aplicación los pacientes deben firmar un formulario de consentimiento informado, con el que también libran a las empresas de responsabilidades a futuro. Antes de firmarlo las personas deben facilitárseles todos los datos sobre la dosis aplicada, incluidos efectos secundarios esperados. 

Innovación 

En el caso específico del coronavirus, se han probado tecnologías con al menos 15 años de estudios anteriores. La emergencia sanitaria que afecta a casi 190 países, según el reporte de la OMS hasta el pasado 5 de febrero, apresuró el perfeccionamiento de tecnologías capaces no solo de proteger ante un patógeno, sino de prever sus mutaciones gracias al ADN. Es así como los prototipos de Pfizer-BioNTech y Moderna desarrollaron con éxito el uso del ARN mensajero (ARNm) como antiviral, lo que ha suscitado teorías, carentes de sustento, relacionadas con alteraciones genéticas en los pacientes inyectados.

La incorporación del ARNm como modalidad probada para el desarrollo de vacunas es, quizás, el mayor aporte técnico que ha dejado las investigaciones en torno a la pandemia, de acuerdo con los informes de autorización de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Este procedimiento consiste en la inoculación de una fracción del código genético del virus en el cuerpo para propiciar una reacción del sistema inmunológico, que impida la reproducción del virus en el organismo, reseñó el informe de aprobación de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). 

Los modelos de Rusia, China y Reino Unido recurrieron a antiguos métodos conocidos, pero que debido a las investigaciones y adelantos de las últimas dos décadas pudieron replicarse en tan solo meses para el COVID-19. Los británicos, en específico la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca, basaron sus investigaciones en la aplicación de vectores virales recombinantes, como consta en los análisis de la fase 3 de ambos desarrollos, divulgados en el portal web de The Lancet


DE TODAS ESTAS VACUNAS DISPONIBLES, LA MÁS PRÓXIMA EN LLEGAR A VENEZUELA ES LA RUSA SPUTNIK V


Este método consiste en inyectar un virus similar, pero menos dañino, para generar una respuesta inmune en el organismo. Esta modalidad también fue usada por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, patrocinador de la vacuna Sputnik V o Gam-COVID-Vac. Mientras que el laboratorio chino Sinovac, promotor de la CoronaVac, eligió el procedimiento más tradicional, mediante el virus inactivo. La técnica, común en vacunas del sarampión, introduce una versión inactiva del virus y aunque no evita su reproducción en el cuerpo, protege de la enfermedad.

Distribución 

De todas estas vacunas disponibles, la más próxima en llegar a Venezuela es la rusa Sputnik V. Según el anuncio del gobernante Nicolás Maduro el pasado 15 de noviembre, de este prototipo ingresarán al país 10 millones de dosis. La llegada del primer envío está prevista para finales de febrero, pero hasta esta publicación no se ha precisado una fecha definitiva. La cantidad confirmada alcanzaría para inmunizar a 18% de la población, pues el biofármaco requiere de dos dosis para alcanzar la inmunidad de 92% que fue certificada por la revista de divulgación científica de The Lancet, el pasado 2 de febrero. 

El arribo supone una logística similar a la de cualquier campaña de vacunación conocida en el país. Al igual que las de AstraZeneca y CoronaVac, la Sputnik apenas necesita mantenerse refrigerada a 8°C en promedio. Este requerimiento está muy lejos de los -70°C que exige el traslado hasta su aplicación del prototipo de Pfizer-BioNTech, o los -20°C del modelo de la estadounidense Moderna. Para la distribución de estas últimas se deben implementar maniobras técnicas que garanticen su refrigeración a muy bajas temperaturas hasta 30 minutos antes de la vacunación, lo que se conoce como la cadena de frío. 


VENEZUELA TAMBIÉN PODRÍA ACCEDER EN EL MEDIANO PLAZO A DOSIS DE ASTRAZENECA Y PFIZER-BIONTECH, MEDIANTE EL FONDO DE LA OMS


Costos

Venezuela también podría acceder en el corto plazo a dosis de AstraZeneca y Pfizer-BioNTech, mediante el Fondo de Acceso Global para Vacunas COVID-19 (Covax). Este medio de financiamiento permite cotizar dosis por debajo del valor de mercado, sin intermediarios ante las farmacéuticas. No obstante, para recibir parte del lote de 35 millones de vacunas que el mecanismo de la OMS ha destinado para América Latina, la nación debe cancelar la deuda de 11 millones de dólares que el Gobierno de Nicolás Maduro tiene pendiente desde 2019. 

Apenas el pasado 2 de febrero, el jefe de Misión de la OMS en Venezuela, Pier Paolo Balladelli, informó que gracias a gestiones de la oficina que dirige se acordó la instalación de una mesa entre actores políticos del Gobierno, la oposición y la sociedad civil para diseñar un plan conjunto de vacunación. El pacto es necesario para que el país acceda a los 2,4 millones de dosis de vacuna de AstraZeneca, que serán entregadas apenas el país cancele el adeudo. Previo a esta mediación, Maduro había adelantado que en la campaña masiva de vacunación se incluiría al partido político Movimiento Somos Venezuela en un despliegue casa por casa, para distribuir el primer lote de 100.000 dosis, cuyo arribo se espera para finales de febrero.


LATINOAMÉRICA ES LA REGIÓN QUE MUESTRA MENOR AVANCE EN EL PROCESO DE VACUNACIÓN


En cuanto al costo de las vacunas, estas varían por zona y fabricante. La de AstraZeneca ronda los 4 dólares por dosis y la de Pfizer-BioNTech se ofrece en hasta 19,5 dólares, de acuerdo con datos suministrados a la revista Forbes. El medio especializado en finanzas reveló que el prototipo más costoso es el del laboratorio de biogenética Moderna, que alcanza hasta los 37 dólares, seguido de la china Sinovac que asciende a los 21,6 dólares. La Sputnik V figura entre las más accesibles, a un precio de 9 dólares la dosis. 

Hasta la fecha, más de 2 millones de personas en 50 de países de los cinco continentes han recibido, al menos, una dosis de alguno de estos prototipos. La lista de países con mayor cobertura de inmunización la lidera Israel, con 22% de su población vacunada en menos de un mes y Emiratos Árabes Unidos, que ya ha inmunizado a 2,5% de sus habitantes en el mismo periodo. Latinoamérica es la región que muestra menor avance en el proceso de vacunación, lo que ha reavivado la discusión acerca de las brechas económicas, científicas y tecnológicas entre países ricos y pobres.

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