Con una mayor convicción y confianza desde su exilio, Edmundo Gonzalez Urrutia incrementó el tono de su vocería de forma progresiva de cara al 10 de enero; mientras, las expectativas de que se produzca su reconocimiento y una transición negociada persisten dentro y fuera de Venezuela
Es viernes 20 de septiembre en Madrid. Edmundo González Urrutia toma aire, respira, exhala y responde una de las primeras preguntas de la primera entrevista que concede a un medio de comunicación tras su salida de Venezuela, 12 días antes, el 7 septiembre. La periodista de la agencia internacional de noticias Reuters le pregunta sobre si confía en regresar a Venezuela en enero para juramentarse como presidente electo el 28 de julio.
«Esa es nuestra aspiración. Por eso estamos luchando, por eso toda la dirigencia política está apuntando a eso, a que el 10 de enero podamos tener una transición en paz», respondió González Urrutia sin mostrarse con una posición demasiado confrontativa o convincente.
Desde que se conoció su candidatura unitaria con la aprobación y respaldo de la líder de la oposición mayoritaria inhabilitada, María Corina Machado, la figura de González Urrutia estuvo asociada a la mesura y la serenidad, mientras que Machado encarnaba el dinamismo y la energía para la movilización política y social.
Noto que, en su lenguaje no verbal, está convencido y si se lo cree, es porque hay un plan y hay una estrategia para llevar a cabo ese plan
Carmen Beatriz Fernández, especialista y consultora en marketing político
Pero luego de casi tres meses de su exilio en España y con el 10 de enero cada vez más cerca, González Urrutia muestra una postura más frontal y desafiante ante la cual el oficialismo ha tenido que salir al paso.
«Con miedo no se va a la guerra. Por eso es que yo estoy convencido de que voy a viajar a Venezuela, por alguna vía, para tomar posesión», dijo González Urrutia en un evento esta semana, a propósito del Día Internacional de los Derechos Humanos.
La docente universitaria, especialista en comunicación política y también consultora de marketing político, Carmen Beatriz Fernández, destaca que es notorio el incremento de la convicción que muestra González Urrutia en cada una de sus apariciones públicas y encuentros con medios de comunicación en las últimas semanas.
«Noto que, en su lenguaje no verbal, cuando lo dice él está convencido de eso, no es una cosa que le hayan recomendado decir y lo esté diciendo por eso. Creo que, efectivamente, se lo cree y tratándose de un señor tan serio como lo es Edmundo González Urrutia, si se lo cree, es porque hay un plan y hay una estrategia para llevar a cabo ese plan», comentó Fernández a El Pitazo vía telefónica.
Si a él lo detienen, no lo juramentan, lo perjudican y le causan algún daño, eso puede ser un disparador de presión muy importante
Benigno Alarcón, politólogo y director del Cepyg UCAB
González Urrutia incluso mantenía cierta cautela con respecto a nombramientos de un hipotético gabinete en un eventual gobierno de transición con él al frente. Eso también cambió y en una reciente entrevista concedida al diario español El País dijo sin titubeos que Machado sería la vicepresidenta ejecutiva.
«Estoy mentalmente preparado para el regreso a Venezuela. Mi objetivo es tomar posesión del cargo para el que fui electo y, de ahí en adelante, tomar las decisiones que haya que tomar», destacó González Urrutia en la entrevista con El País.
Efecto en el oficialismo
Desde su llegada a Madrid, donde por ahora transcurre su exilio, González Urrutia no ha excluido de su discurso dirigido a los factores políticos que conforman el círculo del poder oficialista la posibilidad de una negociación; es la misma disposición que muestra Machado. Sin embargo, ahora González Urrutia introduce otros elementos en su narrativa que precipitan las reacciones de las principales figuras del oficialismo, comenzando por el propio Maduro.
«A ese (…) tuvimos que pedirle que se calmara, (…); ahora sí convoca a guerras desde España», dijo el jueves el presidente de la Asamblea Nacional chavista, Jorge Rodríguez, principal operador político de Maduro.
González Urrutia, ganador del Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia, que otorga el Parlamento Europeo, organismo gubernamental de la Unión Europea que lo reconoce como presidente electo, sostiene que, de momento, entre quienes aún controlan el Estado venezolano, «no existe ninguna disposición de acatar la voluntad ciudadana expresada en las pasadas elecciones presidenciales».
«Eso es lo habitual en los gobiernos de facto y es habitual también que terminen abandonando el poder a través de situaciones relativamente inesperadas o poco convencionales», comentó esta semana en un acto en Madrid.
Ante el cambio que González Urrutia muestra en su narrativa, Maduro responde en tono amenazante.
«… no te equivoques. En Venezuela no va a haber guerra. No juegues con candela. Estás violando el acuerdo que firmaste; estás violando el derecho de asilo en España», dijo el gobernante el miércoles 11 de diciembre en un acto político en Caracas.
Otra de las principales figuras del oficialismo que ha reaccionado es el considerado número dos en la coalición gobernante, el ministro de Interior y primer vicepresidente del partido de gobierno, Diosdado Cabello, quien en su programa televisivo semanal muestra unas esposas que, sostiene, son para González Urrutia.
Por un lado, es la narrativa y este cambio de actitud de González Urrutia, pero creo que las respuestas del oficialismo también tienen que ver con los cambios geopolíticos
Carmen Beatriz Fernández, especialista y consultora en marketing político
«Hay un amigo mío que le tiene un comité de bienvenida porque él viene a juramentarse el 10 de enero. Él dice que viene a juramentarse. La justicia le va a llegar», dijo Cabello en una de las acostumbradas ruedas de prensa semanales del PSUV.
Al viraje en la actitud de González Urrutia se suma el contexto geopolítico que también incrementa la tensión en el seno del oficialismo, como lo evidencia la caída del régimen dictatorial de Bashar al-Ássad en Siria, una de las figuras autocráticas de medio oriente con las que el chavismo entabló nexos desde un principio.
«Maduro nunca le había respondido directamente a Edmundo González Urrutia. Siempre había dejado que otros voceros respondieran. Ahora es él quien está respondiendo. Por un lado, es la narrativa y este cambio de actitud de González Urrutia, pero creo que las respuestas del oficialismo también tienen que ver con los cambios geopolíticos que estamos viendo: el tema de la caída de la dictadura siria crea un efecto de percepciones que es muy fuerte», acotó Fernández.
Maduro también se refirió esta semana a lo sucedido en Siria.
«Cada vez que hay un suceso en el mundo ellos quieren que pase en Venezuela (…) Estamos observando el desarrollo de circunstancias dolorosas para el pueblo de Siria. Ahora salen la descocada, los descocados del extremismo fascista, para pedir que en Venezuela se arme una guerra civil. Les digo: no se equivoquen».
En una entrevista con El Pitazo, el embajador de EE. UU. para Venezuela, Francisco Palmieri, resaltó que las declaraciones de Maduro «reflejan desesperación» a medida que se acerca el 10 de enero.
«Lo que vamos viendo de la victoria de Trump y los nombramientos también anticipan una línea dura. Esa sumatoria de cosas, más lo que vemos con este cambio en la vocería de González Urrutia, es lo que está precipitando las reacciones en el gobierno de Maduro», agregó Fernández.
Impacto político
Las expectativas de que se produzca una transición política negociada a partir del 10 de enero persisten, de acuerdo con el análisis de expertos presentado esta semana por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (Cepyg UCAB).
El director del Cepyg UCAB, Benigno Alarcón, resaltó que la presencia de González Urrutia en el país, como prevé la oposición que suceda el 10 de enero, puede convertirse en un «inmenso detonador de presión” para la coalición de gobierno oficialista.
«Si a él lo detienen, no lo juramentan, lo perjudican y le causan algún daño, eso puede ser un disparador de presión muy importante», puntualizó el politólogo.
El Pitazo tuvo acceso a un estudio realizado en octubre por una empresa encuestadora de trayectoria, pero cuyo nombre no se puede citar porque se trata de un estudio contratado por una compañía. De acuerdo con los datos registrados, casi 60 % de los venezolanos consultados cree que Edmundo González será reconocido como presidente electo el 28 de julio.
La presencia de Edmundo González en el país y la confirmación de la presencia de María Corina Machado son detonadores importantes a la presión interna
Benigno Alarcón, politólogo y director del Cepyg UCAB
Sobre su exilio, 54 % de la población justificó la decisión de González Urrutia en el contexto de las amenazas y señalamientos a cargo del Ministerio Público que controla el oficialismo.
Sin especificar nombre alguno para que los encuestados eligieran, ante la consulta sobre quién puede ser considerado un buen líder en Venezuela, el estudio de opinión pública refleja que 25 % de la población venezolana ve a Machado como la líder política opositora; 15 % respondió en favor de González Urrutia y 11 % mencionó a Maduro.
«Muchos líderes, en determinados momentos, han tomado la decisión de regresar o quedarse. Creo que la presencia de Edmundo González en el país y la confirmación de la presencia de María Corina Machado son detonadores importantes a la presión interna. No es una decisión exenta de riesgo ni fantasiosa», añadió Alarcón.