Mientras el dólar se masifica sin freno como medio de pago en las principales ciudades del país, algunos comercios en las calles de Caracas han visto la oportunidad para sacar provecho a los problemas que implica la informalidad del uso de la moneda estadounidense. El trámite consiste en canjear billetes deteriorados o rayados, que hoy son rechazados por la mayoría de los establecimientos, por montos inferiores a su valor nominal

Antes criminalizada y ahora alabada por Nicolás Maduro, la dolarización de facto se abrió paso en Venezuela para desplazar al bolívar ante la incapacidad de este de preservar el poder de compra de los venezolanos. En comercios y supermercados de todo el país ya es común que los precios sean marcados en divisas, mientras el grueso de la población, atada a los subsidios estatales, hace de tripas corazón para obtener unos pocos dólares.

De acuerdo con los más recientes estudios de la consultora Ecoanalítica, actualmente 6 de cada 10 transacciones en el país se realizan con la divisa estadounidense. Y es que con la flexibilización del control cambiario en 2019, el uso del dólar incluso se extendió en sectores populares de Caracas. Da para comprar de todo: desde inmuebles con altos precios hasta lo más sencillo, como una hamburguesa callejera.

Sin embargo, el vertiginoso avance del dólar también ha traído consigo problemas a una población necesitada de espacios para escapar de la hiperinflación que devora sus ingresos. Bodegones y algunos negocios, claves en la masificación del dólar como método de pago, comenzaron a dejar de recibir billetes en mal estado o rayados. No hacía falta un criterio único. Solo bastaba que el dependiente o gerente de turno los considerara feos o no aptos para que se cayera una operación. 


MIENTRAS UNOS LE SACAN EL CUERPO AL “DÓLAR FEO”, OTROS VEN UNA OPORTUNIDAD DE NEGOCIO


Leonardo Vera, economista y profesor titular de la Universidad Central de Venezuela (UCV), afirmó que este tipo de costumbre se afianza mucho en países donde circula una moneda que no es la doméstica. «Como no hay un Banco Central al que puedas devolver los billetes en mal estado o los billetes deteriorados, para muchos se vuelve un riesgo aceptarlos en transacciones comunes», dijo en conversación con El Pitazo.

«Sin embargo, esos billetes siguen teniendo valor, aún con deterioro o un estado de rotura, desperfecto o desgaste. Siguen teniendo valor en el mercado internacional. Por ejemplo, podrías ir a EE. UU. y pagar con ellos sin ningún problema», recalcó el experto. Vera ve esta situación como una consecuencia de la informalidad con la que ha avanzado la divisa estadounidense en Venezuela.

A diferencia de Ecuador, cuya economía se encuentra dolarizada desde inicios de 2000, cualquier posibilidad de acuerdo permanece bloqueada entre el gobierno de Maduro con la Reserva Federal (Fed) para la importación de dólares en efectivo que circulen en la economía nacional, en parte porque en 2019 el Banco Central de Venezuela (BCV) fue sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

El feo más bello

Ante esta informalidad de la “dolarización venezolana”, las reglas han quedado en manos del propio mercado, y mientras unos le sacan el cuerpo al “dólar feo”, otros ven una oportunidad de negocio. 

En las aceras de un transitado bulevar de Caracas decenas de jóvenes promocionan sin descanso un mensaje: “Se compran billetes rotos, deteriorados, dólares o euros”. Es la cara de un nuevo negocio en auge: la compra de efectivo con marcas o maltrecho, que no circula abiertamente en otros establecimientos. El trámite es sencillo, explica uno de los administradores, quien prefirió resguardar su identidad por seguridad. 

“Lo primero que debemos saber es la denominación del billete y en qué estado se encuentra. Así podemos empezar a calcular la cuota a la que se va pagar”, dijo el comerciante. Por lo general, estas diferencias en el intercambio pueden ser por un valor menor en bolívares al que dicta el mercado negro, aunque si “nos ofrecen dólares que estén muy dañados, los pagamos al 50 por ciento, es decir, que si traen un billete de 10 dólares, les regresamos uno de 5”, explicó. 

Otras condiciones aplican para los billetes de altas denominaciones como $50 y $100, pues suelen comprarse a la cotización del día en las páginas de indicadores cambiarios en redes sociales. “Ocurre que los billetes de $1, $2 y hasta $5, por ser los que más circulan, cuesta más salir de ellos, mientras que el resto de las denominaciones la gente las usa para ahorrar y suelen estar en mejor estado”, relató el comerciante caraqueño. 

En un buen día pueden llegar a “cazar” entre 150 y 200 dólares en billetes marginados. 

Sin embargo, los nuevos “emprendimientos” del bulevar capitalino no son los únicos con interés de sacar partido de los problemas monetarios del país. Algunos bodegones como One 2 Three, que cuenta con nueve sedes en la capital venezolana, desde el año pasado promocionan en redes sociales una campaña para invitar a sus clientes a gastar sus billetes deteriorados en estos locales. Inclusive aceptan monedas. 

Por su parte, establecimientos como la reconocida pastelería y bodegón Cine Cittá, ubicada en Bello Monte, también se han sumado a esta modalidad de negocio, pero con la diferencia de que los clientes pueden acudir ciertos días de la semana —entre lunes y miércoles— para realizar compras con sus billetes “feos”. La ventaja es que las divisas son recibidas a la tasa marcada en el mercado negro para ese día. 

La pregunta que surge es que si la mayoría de los comercios en el país prefieren no transar con billetes viejos o en mal estado, ¿por qué este tipo de negocios los buscan? ¿Cómo les dan salida? 

El comerciante del bulevar capitalino explicó que mucho del dinero captado termina siendo enviado al exterior, en donde estos billetes no causan problemas para reinsertarse en el sistema financiero local siempre y cuando no estén mutilados, según establece la Reserva Federal de Estados Unidos. Cada año, la Fed recicla $200.000 millones en moneda por causas asociadas al estado de los billetes. 


MUCHO DEL DINERO CAPTADO TERMINA SIENDO ENVIADO AL EXTERIOR, EN DONDE ESTOS BILLETES NO CAUSAN PROBLEMAS PARA REINSERTARSE EN EL SISTEMA FINANCIERO LOCAL


De cualquier forma, mientras el proceso de dolarización transaccional, como lo llaman economistas, sigue su curso sin freno, clientes y comerciantes se las arreglan para sortear los obstáculos que supone el uso masivo de una moneda extranjera sin marco regulatorio, pero que cuenta con el beneplácito del régimen en Miraflores, en contraposición a la retórica “antiimperialista” de los últimos 20 años. 

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