Tres especialistas consultados por El Pitazo coinciden en que serán fundamentales la articulación, la organización estratégica y la coordinación entre factores políticos y sociales frente a lo que está por venir, para procurar un incremento de la presión interna a partir del 10 de enero.
Dos meses después de la elección presidencial, el gobierno que lidera Nicolás Maduro intenta por diversos medios imponer una especie de normalidad que se topará con una fecha conflictiva para comienzos de 2025: el 10 de enero, cuando sucederá -en la Asamblea Nacional que controla el chavismo- la juramentación del presidente electo el pasado 28 de julio.
70 días después de la elección presidencial, el oficialismo, con el control del Poder Electoral y Judicial, evita demostrar que los resultados anunciados en dos boletines por el presidente del CNE, Elvis Amoroso —quien ha desaparecido de la escena pública—, son el reflejo de la votación del 28 de julio y no la evidencia de un fraude electoral sin precedentes.
Ahora, la crisis poselectoral y el conflicto político en Venezuela entraron en una etapa de estancamiento, pero es cuestión de tiempo para que eso cambie. Deja en su recorrido una dirigencia opositora que pasó a resguardarse tras las detenciones de unos 70 dirigentes y militantes de partidos opositores;1.916 presos políticos; el exilio de quien es reconocido como presidente electo por una treintena de países, Edmundo González Urrutia; y la clandestinidad de la líder opositora María Corina Machado.
Que la gente no se rinda depende mucho de las expectativas. El principal reto de la oposición es mantener vivas las expectativas
Benigno Alarcón, politólogo y director del Cepyg-UCAB
El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (Cepyg-UCAB), Benigno Alarcón, consultado por El Pitazo, considera que uno de los principales retos para la oposición mayoritaria que lideran Machado y González Urrutia es el de mantener vivas las expectativas de un cambio político y una transición democrática.
“El principal reto del liderazgo opositor es mantener las expectativas vivas porque en la medida en que eso suceda, la gente estará dispuesta a hacer cosas y a seguir luchando. Que la gente no se rinda depende mucho de las expectativas. Si se piensa que hay posibilidades y que sí debe continuar en la lucha, esto puede agarrar otro ritmo”, dijo Alarcón vía telefónica.
En sus intentos por dejar atrás lo que sucedió el 28 de julio, con una derrota electoral histórica cuya diferencia fue de casi 4.000.000 de votos favorables a González Urrutia, el oficialismo decidió imponer un ambiente que mezcla el miedo con la persecución política y el terror, denunciadas por organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales, así como por la misión de investigación de la ONU.
Maduro, incluso, decretó la Navidad a partir del 1 de octubre, buscando apresurar la celebración de unas de las temporadas festivas más importantes del país. Sin embargo, el tema de conversación en Venezuela es cómo y cuándo escalará el conflicto y la crisis poselectoral frente a una coalición de gobierno dispuesta a todo para mantenerse en el poder en un proceso de autoengaño.
“La resistencia es parte del juego y tiene distintas manifestaciones. Lo que sí es seguro es que Maduro no es más popular en este momento que lo que era el 28 de julio”, añadió vía telefónica el analista político, consultor en opinión pública y campañas electorales, José Vicente Carrasquero.
Hacer valer el mandato popular
En una reciente entrevista con el medio La Gran Aldea, Machado dijo que hay quienes quieren un “apaciguamiento total” y “tirar la toalla”. “Afortunadamente son muy poquitos”, agregó la líder opositora al referirse a los “apaciguadores”.
La oposición mayoritaria, según la propia Machado, avanza en la recomposición de su estrategia de cara al 10 de enero para hacer valer el mandato popular del 28 de julio, en medio de un contexto represivo que amerita formas novedosas de protesta y movilización. En Venezuela, factores políticos y sociales no pueden actuar como si hubiera democracia.
“Mantener el interés y la movilización dentro y fuera de Venezuela, entendiendo que por las circunstancias actuales la movilización en Venezuela no significa necesariamente actos de calle, pero sí el interés, la preocupación, el énfasis en el tema de las elecciones como punto clave, es fundamental”, añadió el politólogo y analista de temas electorales, Jesús Castellanos.
De acuerdo con Machado, existe claridad entre los factores políticos de la oposición mayoritaria y también en la ciudadanía que «el objetivo es hacer respetar el resultado del 28 de julio» que, según las actas de escrutinio recopiladas por testigos electorales, le adjudican la victoria a González Urrutia con 7.303.480 votos (67 %) frente a 3.316.142 votos (30 %) que obtuvo Maduro.
Pero la coalición de gobierno por ahora no reconoce esos resultados, lo que ha hecho que la oposición mayoritaria que lidera Machado tenga que replantearse las acciones para hacer valer la demanda de cambio político manifestada el 28 de julio.
Si Maduro logra salirse con la suya, más nunca servirá una elección en Venezuela
José Vicente Carrasquero, consultor en opinión pública y politólogo
El liderazgo opositor
Días antes del 28 de septiembre, al cumplirse dos meses de la elección presidencial y en un contexto marcado por la persecución política, las detenciones arbitrarias y la represión gubernamental, Machado anunció la evolución de la protesta ciudadana fundamentada básicamente en la reorganización de los comanditos.
“Nos toca reorganizar mejor nuestra fuerza”, dijo Machado en un mensaje difundido en sus redes sociales el 26 de septiembre.
La líder opositora anunció así lo que será, de cara al 10 de enero, una nueva fase de movilización organizada en “enjambres”, una forma dinámica de protesta caracterizada no por actos de calle masivos, sino en pequeñas concentraciones dispersas en el país, que, según Machado, garantiza menos riesgos para la gente y contribuye al objetivo de evitar la desmoralización que busca imponer el oficialismo.
“No tenemos que demostrar que somos mayoría, es ser efectivos en aplicar presión ciudadana y dónde debemos aplicarla. De eso se trata esta nueva fase”, apuntó Machado el 26 de septiembre en entrevista con El Pitazo, Runrun.es y TalCual.
El 28 de septiembre, en diversos estados de Venezuela, se registraron pequeñas concentraciones durante la mañana y el mediodía bajo la modalidad de enjambre. Los manifestantes siguieron la planificación detallada por Machado: concentrarse en puntos seguros, leer los resultados de los respectivos centros de votación y difundir en redes sociales, con fotos y videos, la nueva fase de movilización.
También hubo protestas fuera del país al cumplirse 60 días de la elección presidencial, y los manifestantes mostraron y leyeron los resultados disponibles por las actas de escrutinio que recopiló la oposición mayoritaria para demostrar el fraude electoral del oficialismo.
El llamado de Machado incluía convocar a unas 40 personas en cada punto o zona identificada como segura, en comunidades y ciudades, por cada grupo organizado, siguiendo el esquema de organización de los comanditos.
Es clave para la oposición mantenerse unida en procura de que las acciones sean más contundentes
Jesús Castellanos, politólogo y analista de temas electorales
“Las acciones de calle posteriores a la represión mostraron que el interés sigue existiendo, a pesar de que las movilizaciones del segundo mes fueron más pequeñas, el interés que existe en Venezuela no se ha reducido, y no solo de los que votaron por Edmundo González, sino que la base del oficialismo está movida porque saben lo que pasó el 28 de julio”, agregó Castellanos.
La efectividad del nuevo enfoque estratégico de movilización ciudadana y las decisiones del liderazgo opositor incidirán en las expectativas de la gente y en lo que se perciba como la existencia o la ausencia de una hoja de ruta frente al fraude electoral, con la mirada puesta en lo que pueda suceder a partir del 10 de enero. Ese es, según Alarcón, un punto que no se puede pasar por alto.
“La gente no ha abandonado la expectativa de que quizá, el 10 de enero, tengamos un nuevo gobierno, pero la gente intuye que para que haya un nuevo gobierno algo tiene que pasar. Lo que la gente no tiene claro es qué tiene que pasar o qué podría pasar y mucho menos entiende cuál es su rol, si tiene algún rol, en eso que tiene que pasar. Cuando eso sucede, la gente se paraliza y espera que alguien señale el camino”, explicó Alarcón.
Machado afirma que existe una estrategia robusta e integral, que no desaprovechará una preparación de 18 meses que se remonta a la Primaria y que incluye toda la estructura de organización diseñada para lo que sucedió el 28 de julio: la defensa del voto y la derrota del oficialismo.
“No permitir el asentamiento de la dictadura requiere de mantener un enfoque estratégico que, creo, ha existido desde antes de la Primaria y eso se ha venido develando por paso”, añadió Carrasquero.
Hacerle sentir a Maduro que su estancia en el poder es insostenible es fundamental
José Vicente Carrasquero, consultor en opinión pública y politólogo
Dinámica interna y externa
El oficialismo, mediante su principal operador político, Jorge Rodríguez, quien preside la Asamblea Nacional electa en 2020, convocó un proceso que llamó de «diálogo político» y que busca, además de acelerar una serie de reformas electorales para los comicios de 2025, tratar de generar quiebres en la unidad opositora.
«El Gobierno, con la supuesta reforma electoral, si no ha podido ser competitivo en la elección presidencial, no va a abrir el sistema para correr mayores riesgos ahora. Lo que suelen hacer estos gobiernos, como ha sucedido en Nicaragua o Bielorrusia, es que tienden a cerrarse muchos más en la medida en que sienten que no pueden ganar elecciones», agregó Alarcón.
En ese contexto, Machado, González Urrutia y los factores políticos, que conforman la Plataforma Unitaria Democrática, rechazaron la propuesta que anunció Rodríguez. La calificaron de propaganda, y exhortaron al oficialismo a negociar seriamente los términos de una transición antes del 10 de enero.
“Es clave para la oposición mantenerse unida. El régimen ha jugado a separar a la oposición democrática, a generar divisiones, y es imprescindible que exista un bloque que se muestre frente a los venezolanos y el mundo coordinadamente, articuladamente, en procura de que las acciones sean más contundentes”, acotó Castellanos.
Machado ha dicho que la estrategia de la oposición, a partir de lo sucedido el 28 de julio, debe enfocarse en aumentar cada día los costos de permanencia del oficialismo en el poder.
“¿De dónde sacamos esa fuerza? De muchas partes, pero principalmente de la organización coordinada de los venezolanos dentro y fuera de Venezuela”, destacó la líder opositora el 26 de septiembre en un mensaje en sus redes sociales.
“Hacerle sentir a Maduro que su estancia en el poder es insostenible, desde afuera y desde adentro, es fundamental”, agregó Carrasquero.
Mientras, en la coalición de gobierno están convencidos de que Maduro se juramentará el 10 de enero. González Urrutia ha dicho que su exilio es temporal y que se juramentará como presidente electo de acuerdo con los resultados del 28 de julio.
Sin embargo, ¿cómo se materializa la demanda de cambio político manifestada el 28 de julio? Los tres especialistas consultados coinciden en que serán factores fundamentales la articulación, la organización estratégica y la coordinación, frente a lo que está por venir a partir del 10 de enero, para procurar un incremento de la presión interna.
Lo que vamos a tener en el primer trimestre de 2025 es una escalada del conflicto
Benigno Alarcón, politólogo y director del Cepyg-UCAB
“La sociedad civil tiene que estar movilizada, pero no en la calle, porque en las actuales condiciones en Venezuela eso es complicado; eso no implica que la gente no esté atenta, que no esté dispuesta de alguna manera a participar bajo otros esquemas, para demostrar que hay determinación por hacer valer el resultado del 28 de julio”, añadió Castellanos.
Contextos autocráticos como el venezolano, de acuerdo con el politólogo John Magdaleno, demandan una actitud de “voluntad de lucha” para sostener con cautela un proceso de articulación y organización social.
“No se le puede pedir a la gente más que sea resiliente, que se mantenga en su posición de rechazo; ver esto como la última oportunidad de la democracia. Si Maduro logra salirse con la suya, más nunca servirá una elección en Venezuela”, apuntó Carrasquero.
Fuera de Venezuela el rol de la comunidad internacional será importante, pero Alarcón lo ve como una variable que no será más relevante que el factor doméstico e interno.
Machado considera que la política de EE. UU., la Unión Europea y gran parte de América Latina se centrará en cambiar las declaraciones por acciones conjuntas con mayor impacto frente a las pretensiones del oficialismo de no reconocer los resultados del 28 de julio.
La base del oficialismo está movida porque saben lo que pasó el 28 de julio
Jesús Castellanos, politólogo y analista de temas electorales
“La realidad es que la comunidad internacional, que tiene un rol importante, no puede hacer más de lo que ya está haciendo. No creo que la comunidad internacional logre hacer mucho más de lo que ya está haciendo, presionar más con sanciones personales y quizá sectoriales. Creo que esta ecuación se resuelve más por el componente interno que por el externo”, agregó Alarcón.
El director del Cepyg-UCAB cree que, a partir del 10 de enero, el escenario en Venezuela será el de una escalada del conflicto que de momento está en una etapa de estancamiento, que favorece al gobierno de Maduro.
“Como no hay una institución que pueda resolver el conflicto, la única manera es que se resuelva por una escalada, y eso pasa más tarde o más temprano. Creo que lo que vamos a tener en el primer trimestre de 2025 es una escalada del conflicto y lo que habrá dependerá de las expectativas de la gente”, concluyó Alarcón.
Carrasquero considera que una «constelación» de elementos se irán amalgamando y dejarán a Maduro como una persona fuera de la ley, sin reconocimiento internacional más allá del que puedan manifestarle sus socios de países no democráticos. «Es muy costoso para el país, que se hace inviable en manos de régimen como el de Maduro».
En las calles de Caracas, la percepción de que cualquier cosa puede ocurrir a partir de enero se mezcla con la incertidumbre sobre cómo y cuándo ocurrirá un cambio político, que luego del 28 de julio, luce como algo inminente.