Génesis Rubí Torrealba Mejías, niña venezolana de 11 años de edad, murió en un hospital público de Perú el 31 de mayo pasado. Su muerte fue vinculada al reto del clonazepam, aunque ello está descartado. Un mes después del deceso no hay una investigación concluyente que conduzca a un veredicto judicial que sancione a los responsables

“De luto. Vuela alto, hija. Haré justicia, el responsable tiene que pagar”. Ese fue el primer mensaje que Norelly Mejías Cáceres colgó en su muro de Facebook para anunciar a sus seguidores el fallecimiento de su hija Génesis Rubí Torrealba Mejías, de 11 años de edad. La menor murió en el municipio Independencia, provincia de Lima, Perú, el 31 de mayo pasado a las 4:00 am, en circunstancias aún por determinar. 

Es 26 de junio de 2023. Ha transcurrido casi un mes del fallecimiento de Génesis Rubí y a esta fecha, Norelly aún no se repone. Desde su casa en el país inca manifiesta sentirse un poco mejor de ánimo, aunque expectante. “Tranquila no estoy porque no saber qué le pasó a mi hija no me deja dormir”, advierte a El Pitazo durante una entrevista sostenida a través de WhatsApp. 

Génesis Rubí murió en el hospital Cayetano Heredia después de sufrir una “encefalopatía multifactorial, hemorragia cerebral masiva e hipertensión intracraneal”. En su cuerpo se identificaron sustancias de un fármaco del grupo de las benzodiacepinas, revelaron en su momento medios de comunicación peruanos tras conocer el informe de la autopsia. 

La noticia, vista como un suceso inusual, se hizo viral en redes sociales. Medios de prensa asociaron el fallecimiento de Génesis Rubí con el reto del clonazepam, una competencia promocionada por usuarios de la red social TikTok y por la cual se habían reportado jóvenes intoxicados en Chile, México y Ecuador.

El reto del clonazepam consiste en comenzar a ingerir pastillas, y quien logre quedar despierto hasta el final, es el ganador, explicó El Pitazo en una nota en la que se aclara que la hija de Norelly no participó en un reto de ese tipo. 

Reto de TikTok del clonazepam causa la muerte a una niña venezolana en Perú

Vi las cámaras

La versión del reto del clonazepam en el Colegio Imperio 3049 del Tahuantinsuyo, donde estudiaba Génesis Rubí, fue descartada, aunque la Dirección de Investigación Criminal, a cuyo cargo está el caso, aún no determina responsabilidades culposas, asegura Norelly.  

“Se desmiente lo que había dicho la mejor amiga de Génesis, quien afirmó que vio a unas niñas grandes, con capucha, cuando le dieron las pastillas. Consta que esa niña no estuvo con mi hija en ningún momento y en las cámaras no se ve lo que ella relató sobre lo que, supuestamente, hizo mi hija”, sostiene la madre.


Ni siquiera hemos tenido acceso al expediente. No me garantizan paz, no me garantizan el derecho a saber qué fue lo que pasó

Norelly Mejías, madre de Génesis Rubí

“Vi las cámaras. Ella entra a su colegio feliz el lunes 29 de mayo: a eso de las 10:15 am sale del salón con dos de sus compañeras. Van al patio, dan sus vueltas entre ellas, hablándose. Estaba bien contenta, hasta se lanza una carcajada mirando el cielo”.

“En una de esas vueltas van al salón y vuelven a salir. A la cuarta vuelta ella va al baño junto a tres niñas, pero eran de su mismo salón. En el momento en que sale del baño ella se ve de espalda porque ese pasillo no tiene cámaras. Ya la niña sale sintiéndose mal: camina, pero se observa en la grabación que dos de sus compañeras la van apoyando de sus brazos hasta el salón…, y allí empieza a vomitar y convulsiona. Inmediatamente la sacan al patio y es desde este lugar donde la trasladan al centro de salud más cercano”.

Médicos administraron diazepam 

Los médicos de guardia del centro de salud del Tahuantinsuyo recibieron a Génesis el 29 de mayo, día del incidente, y le prescribieron respiración artificial. Como ella no disponía de un seguro de salud, había que pagar el servicio. 

Ante la carencia de recursos económicos de Norelly, la niña fue trasladada de urgencia en ambulancia al hospital Cayetano Heredia. “Pero antes, allí en el centro de salud, a ella le suministran diazepam por las venas”, afirma Norelly. 

El diazepam es un fármaco que pertenece al grupo de medicamentos denominados benzodiacepinas, sustancias mencionadas en el informe de necropsia de Génesis Rubí. El diazepam tiene efectos tranquilizantes, sedantes, relajantes musculares y anticonvulsivantes, según lo explica la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios en su portal web. 


A pesar de que Génesis Rubí se me fue tan pronto, la hice sentir amada y feliz. No fue una niña maltratada, era muy feliz

Norelly Mejías, madre de Génesis Rubí

No tienen acceso al expediente

Norelly Mejías Cáceres, apoyada por su pareja, Yosber Antonio Rodríguez Murillo, es asistida por un abogado público, Omar Dueñas Canches. Pese a los esfuerzos de ambos, la muerte de Génesis sigue sin esclarecerse. “Ella era una niña sana, sin reporte de enfermedades preexistentes”, destaca la madre. 

En el tránsito de la investigación no se siente el apoyo del Estado peruano ni venezolano, según las revelaciones de Mejías. “Ni siquiera hemos tenido acceso al expediente. No me garantizan paz, no me garantizan el derecho a saber qué fue lo que pasó”, precisa.

“Me he sentido sola, sin generosidad institucional. De no ser por una organización no gubernamental que me ayudó a cancelar el retiro del cuerpo de la morgue, y por la escuela, que me ayudó con la funeraria y el cementerio, no sé qué hubiese hecho. Solo llegué a sentir la solidaridad de mi familia y de la comunidad escolar”, relata.

Por sueños posibles

Norelly y su hija Génesis viajaron a Perú hace seis años. Partieron de Guanare, Portuguesa, a inicios de 2018 y se establecieron en el área metropolitana de Lima, tal como lo ha hecho la mayoría de los nacionales que viven en calidad de refugiados en ese país suramericano. 

Los sueños de Norelly no eran imposibles. A sus 32 años solo quería darle una educación de calidad a Génesis, su única hija. Anhelaba ofrecer una vida segura a su niña, pues la situación económica que padecía en su barrio natal, La Chigüira, le hacía presumir un futuro oscuro. La madre vivía sin empleo fijo y sin sustento diario garantizado. Se vio forzada a abandonar sus estudios de educación inicial en la Universidad Pedagógica Libertador (UPEL) para procurar un camino diferente. 

Luego de conocerse la muerte de Génesis, en La Chigüira no hubo sosiego. Familiares y amigos de los Mejías Cáceres vivieron el duelo a distancia. Se valieron de videollamadas y de YouTube para conocer los detalles del suceso. El 1 de junio se unieron en oración a un servicio religioso que se desarrolló desde las 4:00 pm en la casa 370 de la calle Santa Ligia con Jr, residencia de la víctima en el vecindario de Tahuantinsuyo. 


Me he sentido sola, sin generosidad institucional. Solo llegué a sentir la solidaridad de mi familia y de la comunidad escolar

Norelly Mejías, madre de Génesis Rubí

Una niña adorable 

Génesis Rubí era una niña adorable. Norelly cuenta que jamás se separaron desde que ella nació, el 7 de febrero de 2012. Su padre, Yan Carlos Torrealba Caldera, también es migrante refugiado. Reside en Colombia desde 2018, razón por la que compartía poco con ella, aunque se comunicaban continuamente. 

Como todo niño, Génesis Rubí se desvivía por los dulces. Comía poca arepa y se desvelaba por una pizza, pollo asado y, en especial, por espagueti con carne molida o con caraotas y mayonesa. También bailaba y hacía piruetas con patines; era muy veloz en ese arte. Y todo lo reseñaba con alegría por TikTok, red social de la cual se decía la reina. 

«Ella era muy cariñosa y de fácil sonreír. Siempre andábamos juntas. Se llevaba muy bien con Yosber, su padrastro. Hacíamos esfuerzos por salir a compartir juntos, los tres, al menos un helado. A pesar de que se me fue tan pronto, la hice sentir amada y feliz. No fue una niña maltratada; era muy feliz», recuerda Norelly.


De no ser por una organización no gubernamental que me ayudó a cancelar el retiro del cuerpo de la morgue, y por la escuela, que me ayudó con la funeraria y el cementerio, no se qué hubiese hecho

Norelly Mejías, madre de Génesis Rubí

Norelly y Génesis Rubí vivieron juntas la felicidad de tenerse y el dolor de no ver crecer a la familia. La niña pedía siempre un hermano, y Dios le concedió el deseo, aunque este fue efímero. Norelly sufrió un aborto espontáneo en abril de este año, un mes antes del deceso de Génesis, y con este se fueron las esperanzas de ambas. 

Norelly y Yosber se conocieron en Lima. Tenían planes de regresar a Venezuela durante 2023, una vez superada la pérdida del bebé. Producto de los ingresos por sus distintos trabajos a lo largo de seis años de residencia en Perú, la pareja logró comprar una casa en Charallave, estado Miranda, cerca de la familia del joven, quien es oriundo de la Gran Caracas. “Poco a poco la fuimos arreglando para retornar y cumplirle el sueño a Génesis: tener su cuarto propio y decorado a su manera”. 

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Génesis Rubí hizo de su vuelta a la patria una ilusión. Su alegría era volver a Venezuela y darles la sorpresa a sus abuelas Yenny y Antonia. Quería reencontrarse también con sus primos Andrés David e Isa y con su tía Yanexi, familiares paternos. 

Norelly quiere recordar serenamente a su Génesis Rubí, feliz y con su frase favorita: ¡Mami, te amo! ¡Te quiero, mami linda! Pero por ahora no tiene palabras para decirlo sin llorar. “Siento mucho dolor por su partida y más aún porque no sé qué pasó”.

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