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sábado, 24 mayo, 2025

Los guaireños quieren seguir viviendo en el estado Vargas

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Cambiar el nombre de Vargas es visto como un capricho que atenta contra su historia. Más allá del gentilicio y de la afrenta patrimonial, estiman que la modificación involucra gastos innecesarios en un estado con grandes necesidades en materia educativa y sanitaria

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Alberto González nació en el Seguro Social de La Guaira. Es lo que llaman en el litoral central de Venezuela, “un guaireño de pura cepa”. González es guaireño, pero también es varguense. “Yo nací en La Guaira, estudié aquí en el Casco Histórico y soy guaireño por todos mis lados, pero nací en el Departamento Vargas, así que soy también varguense”, cuenta el sexagenario que laboró toda la vida como caletero en el puerto guaireño y recuerda con alegría cómo se preparaban en su escuela para rendir tributo a Vargas cada 10 de marzo, día de su natalicio, con un vistoso desfile.

Es por ello que González no entiende el afán del gobierno regional de querer cambiar el nombre del estado: borrar a Vargas y que sea sólo La Guaira. “Para un guaireño no hay nada mejor que ser coterráneo del doctor Vargas. Ese hombre era una lumbrera. Así que ser como Vargas es el norte de cualquier guaireño que se precie de serlo. Además cambiar el nombre no va a resolver nuestros problemas. En El Guamacho, donde vivo, tengo 60 días sin que llegue agua. Y nos llamemos La Guaira, Vargas o El Guamacho, la sequía es la misma”.

El análisis de González es ofrecido tras ser consultado por la decisión aprobada este jueves 6 de junio en la sesión del Consejo Legislativo del estado Vargas (Clev), donde fueron modificados un total de 48 artículos de la Constitución Regional, cambiando en cada línea, la denominación estado Vargas por estado La Guaira.


Para un guaireño no hay nada mejor que ser coterráneo del doctor Vargas. Ese hombre era una lumbrera. Así que ser como Vargas es el norte de cualquier guaireño que se precie de serlo. Además cambiar el nombre no va a resolver nuestros problemas


Alberto González, guaireño

El cambio obedece a la solicitud realizada por el gobernador Jorge García Carneiro el pasado 15 de mayo, cuando pidió a los legisladores establecer un camino que permitiese cumplir su deseo de quitar el nombre de Vargas al estado que gobierna desde hace doce años.

Al realizar una consulta popular, lo expresado por González se repite. Los nacidos en Vargas se identifican como guaireños y ciertamente admiten que todos los visitantes dicen: “vamos pa` La Guaira”, así sea para una playa en Naiguatá. Sin embargo, y aunque suene paradójico, no apoyan el cambio del nombre del estado. No lo apoyan porque admiran a Vargas y a su legado. Porque son guaireños, pero quieren seguir siendo varguenses.

Identidad y sentimiento

“Los guaireños queremos vivir en el estado Vargas. Los guaireños somos del estado Vargas”. La afirmación la hace el docente y guaireño Marco Espinoza, presidente de la Sociedad Benéfica Mutuo Auxilio de La Guaira.

“¿Para qué se le coloca un nombre a un departamento, a un municipio o a un estado? Pues para honrar con su nombre esa zona, para honrar a la persona que está compartiendo su identidad, para recordar a través de ese nombre a la persona. Sí es cierto que somos guaireños, pero somos unos guaireños orgullosos del legado de Vargas y de ser varguenses. José María Vargas le da sustancia y contenido a La Guaira”, explica Espinoza.

“Para un guaireño no hay nada mejor que ser varguense porque esto nos une con lo que es Vargas en esencia. He leído muchas biografías de Vargas y podemos concluir que Vargas era un hombre desprendido, un hombre hospitalario, era un hombre proactivo, dedicado a su trabajo; honorable, con férreos principios, inteligente, sin apetencia de poder absoluto, investigador, con una visión amplia de las cosas, como buen guaireño que nació frente al Mar Caribe. Un hombre respetado por sus contemporáneos. El primer presidente civil de Venezuela fue un guaireño. Es decir nació en La Guaira. Un guaireño que nos ha hecho varguenses por más de cien años. Nosotros somos adjetivamente guaireños, pero sustantivamente varguenses”.


¿Para qué se le coloca un nombre a un departamento, a un municipio o a un estado? Pues para honrar con su nombre esa zona, para honrar a la persona que está compartiendo su identidad, para recordar a través de ese nombre a la persona


Marco Espinoza, presidente de la Sociedad Benéfica Mutuo Auxilio de La Guaira

Así como Espinoza, otro cronista local, Federico Ortega, lamenta la “insolencia oficialista” de cambiar el nombre de la entidad a través de un entramado legal, y cambiar la Constitución del Estado Vargas sin hacer ningún tipo de consulta regional.

En 1864, cuando Vargas tenía diez años de fallecido, su nombre fue considerado por el gobierno de Juan Crisóstomo Falcón para denominar la nueva figura jurídica territorial: Distrito Federal. A partir de ese momento se constituyó el departamento Libertador para Caracas y el departamento Vargas para La Guaira. “Lo hicieron por lo que Vargas representaba, sus grandes cualidades lo hicieron albacea de Simón Bolívar, presidente de la comisión que buscó los restos del Libertador y entonces alguien ajeno, como García Carneiro y su combo, que ni guaireños son, quieren borrar a Vargas porque no pueden entender lo que es ser varguense”.

El investigador advierte que hay un discurso oficialista para mal poner a Vargas que no tiene ninguna razón histórica. “Es absurdo querer borrar a Vargas de nuestra historia por el simple hecho de etiquetarlo de oligarca, cuando donde nació y con el apoyo que contó fue producto del trabajo de su padre, que era comerciante o pulpero, como se le decía en esa época, originario de islas Canarias. El nombre de Vargas es suficiente para dignificar a cualquier pueblo y más cuando es el pueblo que lo vio nacer, porque Vargas fue el gran guaireño. Y La Guaira y los guaireños estamos claros de esta grandeza y por eso guardamos con respeto y celo la figura de Vargas”.

JOSÉ MARÍA VARGAS

–La Guaira, 1786 – Nueva York, 1854.

– En 1798, ingresó en la Universidad Real y Pontificia de Caracas, graduándose de bachiller en filosofía el 11 de julio de 1803. Obtuvo sus grados de bachiller, licenciado y doctor en medicina en el año de 1808.

– Al terminar sus estudios médicos se trasladó a Cumaná, donde vivió hasta 1812. En ese tiempo se incorporó al Supremo Poder Legislativo de Cumaná (1811) en el contexto del movimiento independentista.

–Durante el terremoto del 26 de marzo de 1812, Vargas se encontraba en La Guaira y apoyó a la comunidad en la atención de la emergencia.

–En 1827 fundó la Sociedad Médica de Caracas, con la cual se comenzaron a practicar reuniones científicas en el país.

–Presidió también la comisión encargada de exhumar en Santa Marta los restos del Libertador y conducirlos a la Patria, misión que fue completada en diciembre de 1842.

–Fue presidente de Venezuela entre 1835 y 1836. Su presidencia es recordada como la primera ejercida por un civil.

–En 1826, El Libertador Simón Bolívar le encomienda al doctor José María Vargas la restauración de la Universidad de Caracas (Actualmente Universidad Central de Venezuela)

Borrar la memoria histórica

La antipatía del oficialismo por la figura de Vargas, no es de reciente data. Todo comenzó en el año 2006, cuando en medio de un acto de graduación de Médicos Integrales Comunitarios, el fallecido Hugo Chávez aseguró que «sería mejor celebrar el Día del Médico en el natalicio del Che Guevara, que es un verdadero revolucionario, que en el natalicio de Vargas, que era un oligarca». Desde ese momento la figura del galeno quedó estigmatizada. Basándose en esa afirmación García Carneiro planteó el cambio de nombre en 2008.

«La gente que visita Vargas dice que viene para La Guaira, ese es el nombre popular del estado y como la gente la reconoce. Por otro lado, porque además, La Guaira es una voz originaria y aborigen. La Guaira fue primero», expresó el mandatario regional cuando realizó la solicitud oficial ante el Clev en mayo de 2019, al retomar el planteamiento once años después.

Fuentes cercanas al Psuv Vargas, afirman que el espíritu militar de García Carneiro siempre ha visto con desprecio a Vargas porque se dejó arrebatar la Presidencia por Carujo. «No siente agrado por el personaje histórico y cree que hay que enaltecer a figuras como José María España y Manuel Gual», refiere la fuente que no desea ser identificada.

Para el historiador Rubén Contreras Guzmán, presidente de la Sociedad Bolivariana de La Guaira, la decisión del Clev y del gobernador García Carneiro carece de asidero legal y base jurídica.

“En ningún instrumento legal venezolano se dan los pasos para cambiar el nombre de un estado. Lo que han hecho ellos es reformar la Constitución Regional, borrando cada artículo que dice estado Vargas, y cambiándolo a estado La Guaira y ya con eso piensan que es suficiente. Sin pensar en la memoria histórica local, pero también cayendo en un despilfarro indebido de dinero público, pues la inversión que se requiere en hospitales y escuelas públicas será desviada para hacer nuevos letreros, cambios de nombre y nomenclatura y pare usted de contar. Eso no les importa, porque el capricho de borrar la civilidad de Vargas es más grande”, refiere el dirigente.

Contreras advierte que, “sistemáticamente, García Carneiro ha destruido parte de la memoria histórica de Vargas: quitó el busto de Diego de Osorio de Punta de Mulatos para colocar el grifo de agua; eliminó el busto de Francisco Fajardo en Caraballeda; destruyó la plantica de la electricidad de Caracas, ubicada frente a la plaza bicéfala Bolívar – Chávez, así como destruyó el cementerio indígena en la bajada de El Playón en Macuto y ahora tomó la decisión de quitarle el nombre al estado Vargas y ponerle estado La Guaira”.

El historiador recuerda que la intención de García Carneiro de cambiar el nombre del estado es una idea que comenzó a ser trabajada hace una década.

“Desde su llegada al poder, García Carneiro expresó su desprecio por Vargas. De hecho, en ese momento se cambió el himno del estado y una de las solicitudes de García Carneiro fue eliminar la figura del médico de la letra y enaltecer a otro gran guaireño, José María España, quien como fue militar, sí cuenta con la simpatía del gobernador”.

Contreras acota que “como buen militar que quiere imponer su criterio, García Carneiro quiere crear un mito como el gran benefactor del estado, escribiendo una nueva historia, creada a su imagen y semejanza. Es por ello que la figura civil de Vargas le choca”.

Otro guaireño, Derbys López, quien preside la Fundación de Historia, Ecología y Ambiente (Fundhea), una ONG dedicada a promover el patrimonio cultural, recuperar la memoria urbana y enseñar la historia oral a través del llamado “turismo cultural”, coincide con Contreras en “el odio a lo civil”.

“Vargas es el único estado de Venezuela que rinde honores a un civil. El gobernador García Carneiro trató de imponer el cambio hace nueve años atrás, pero no lo logró porque la opinión pública varguense se opuso y hasta el fallecido presidente Hugo Chávez se expresó contrario a la idea por el gran trabajo que realizó Vargas con los restos del Libertador Simón Bolívar, hecho que quedó en evidencia en el proceso de exhumación que se llevó a cabo”.

López cree que ante la decisión gubernamental de cambiar el nombre del estado Vargas lo mejor que pueden hacer los varguenses es obviar esa decisión y seguir llamando a su estado con el apellido del galeno y confirmar que La Guaira seguirá siendo la capital. “No dejemos que nos borren nuestra memoria histórica. El nombre de mi estado seguirá siendo Vargas y La Guaira su capital. Yo soy guaireño y varguense, un privilegio que lamentablemente no tienen quienes dirigen nuestro estado. El cambio de nombre del estado solo beneficia el ego de algunos y los bolsillos de otros. Yo seguiré en Vargas, ahora más que nunca, dando a conocer su historia”.

Y mientras el gobierno regional realiza las primeras inversiones para tener un nuevo logo, rotular algunos autobuses y algunas obras como el terminal de pasajeros de La Guaira, en la plaza Vargas, los guaireños siguen sin entender la decisión promulgada esta semana.

“Yo nací en Macuto, pero me siento guaireña, no hace falta cambiar el nombre del estado para ratificarlo. Soy guaireña y nací en el departamento Vargas, eso dice mi partida de nacimiento y ninguna ley lo va a cambiar. O sea yo soy una guaireña del estado Vargas y no aplaudo que se le haga este desplante al doctor, que tan bien parado siempre dejó el gentilicio. Nadie puede decir lo contrario. Esto es La Guaira y siempre será Vargas”, cuenta Ana Jacinta García, vecina del sector Puente de Jesús en el casco histórico guaireño.

Reivindicar orígenes

Sin embargo, para otro sector de la entidad, el cambio de nombre es una “reivindicación a nuestras raíces indígenas. La voz caribe Guaira nos representa. No tiene por qué ser tomado como una afrenta a Vargas. Simplemente hacemos justicia al nombre originario de la región”, asegura el Cronista de La Guaira, Jesús Cumare.

De acuerdo al historiador “hay suficientes elementos históricos que validan la necesidad de ese cambio de nombre. En el litoral nos sentimos más identificados con la voz indígena Guaira, que con Vargas”.

El mismo discurso es ofrecido desde la legislatura regional. “La Guaira tiene distintos significados, uno es horno caliente, el otro es el nombre que se le da a una curiara o embarcación, son diferentes, pero todos los que aquí vivimos nos sentimos identificados es con eso. Nadie dice voy a Vargas, digo me voy, voy bajando para La Guaira. El equipo de béisbol es Tiburones de La Guaira, el de básquet Bucaneros de La Guaira”, expresó la vicepresidenta del Clev Olga Figueroa.

En cuanto a las críticas por la falta de consulta popular para tomar la decisión, Figueroa aseguró “que realizamos un proceso de consulta territorial y sectorial en todas las parroquias del estado y a lo largo y ancho del Litoral Central, donde se tomó en cuenta a los sectores de educadores, estudiantes, mujeres, trabajadores y pescadores”.

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