En Petare y Catia germinó el rechazo de los sectores populares de Caracas que enfrentan al gobierno de Nicolás Maduro y fue donde surgieron las protestas que se propagaron por las zonas más humildes de la capital venezolana, como una expresión de indignación y reacción colectiva ante la posibilidad de que haya cometido un fraude electoral el 28J
Por #VenezuelaVota y #LaHoraDeVenezuela
La noche del domingo 28 de julio los vecinos de San Blas, en Petare, cantaban a todo pulmón el himno nacional de Venezuela en la calle principal a las afueras del centro de votación del Colegio Simón Bolívar.
Gloria al bravo que el yugo lanzó,
la ley respetando la virtud y honor,
gritemos con brío, gritemos con brío,
¡muera la opresión!
Mientras esperaban el anuncio de los resultados de las elecciones en las que se elegiría al nuevo presidente, se anticipaban a celebrar. El ambiente era de fiesta, bailaban salsa, vallenato y reggaeton, sabían por los escrutinios de sus mesas de votación en esta zona popular de Petare, un mega barrio al este de Caracas considerado hasta entonces un bastión histórico del chavismo, que el candidato opositor Edmundo González Urrutia había ganado en los tres centros electorales de la comunidad.
—Ganamos, ganamos, bendito sea Dios que nos dio la alegría de derrotar al chavismo en Petare —dice Mary, de 47 años, vecina de San Blas.
Poco después de la medianoche, de la euforia pasaron al estupor tras la alocución del presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, quien anunciaba al país los resultados de los comicios en los que daba la victoria a Nicolás Maduro con 51,2% de los votos, siete puntos por arriba de Edmundo González Urrutia, que según el reporte oficial había obtenido 44,2%.
Al oeste de Caracas, en Los Magallanes de Catia, otro sector popular visto como un territorio emblemático del chavismo, con presencia de colectivos (paramilitares) y ubicada a menos de 6 kilómetros del Palacio Presidencial de Miraflores, decenas de ciudadanos se agolparon a las afueras del centro electoral ubicado en la Escuela Básica Nacional España, esperaban ansiosos la lectura de los resultados de este punto de votación.
—Maduro: 789, Edmundo: 1720 — fue el anuncio que se leyó en voz alta frente a los presentes.
La algarabía por el triunfo del candidato de la opción opositora fue inmediata. A lo largo de toda la avenida conocida como La Recta en este barrio catiense se armó la rumba. La gente saltaba de euforia, se abrazaban, gritaban al unísono:
—Libertad, Libertad, Libertad –era el canto que repetían una y otra vez.
—Catia ya no es chavista —dice Mercedes, de 52 años, residente de Los Magallanes.
Estos dos barrios, Petare y Catia, los dos polos de barriadas humildes de la urbe, fueron el germen de las protestas y una reacción civil que se propagó al resto de las zonas populares en contra de los resultados electorales.
Luego de conocerse los números oficiales, la oposición denunció falta de transparencia de la autoridad electoral y unos resultados que no se corresponden con los porcentajes reales que arrojan los comicios.
“Hay un nuevo presidente electo y es Edmundo González, y todo el mundo lo sabe”, dijo Maria Corina Machado, después del anuncio del CNE.
—Esos resultados no los cree nadie —reclama Miguel (38 años), oriundo de Barrio Unión Petare— él al igual que otros habitantes de los barrios de Caracas, piensa que en las elecciones del 28J en Venezuela se cometió un fraude.
Miguel ejerció su derecho al voto en la Escuela Bolivariana Julio Calcaño, ubicada en Barrio Unión, parroquia Petare del municipio Sucre. Según los datos de la plataforma web que activó el comando opositor para hacer públicas las actas de votación y demostrar que tienen las evidencias de que ganaron, en el centro electoral de Miguel, Edmundo González Urrutia obtuvo 1551 votos (62%), mientras que Nicolás Maduro 864 votos (34%).
—Pendejos no somos, le sacó casi el doble aquí en Barrio Unión — dice Miguel.
El Petarazo
En la madrugada del 29 de julio, los festejos se convirtieron en indignación. En San Blas y José Felix Ribas, en Petare, apenas habló el presidente del CNE, comenzaron a tocar cacerolas. Hubo fuertes protestas, quema de cauchos y de basura, cerraron algunas calles.
—Gritaban fraude, fraude, choros, el pueblo no se va a dejar robar —cuenta Migdalia (28), residente de la Zona 6 de José Felix Ribas en Petare.
Esas primeras protestas fueron repelidas por la GN que apaciguó los reclamos.
—Nos fuimos a dormir arrechos, uno sabe por quién votó —dice Migdalia.
En las urbanizaciones de clase media de Caracas imperaba el silencio el lunes 29 de julio por la mañana. La ciudad estaba desolada, parecía un día feriado, en el ánimo de muchos, había una sensación de duelo. Pero en los sectores populares otra era la escena.
El lunes 29 de julio, a las 9 de la mañana mientras Guillermo (41 años) desayunaba con su esposa comenzaron a sonar las cacerolas en distintos sectores de Petare.
—Aunque intermitentes, a partir de esa hora se fueron haciendo más notables los estruendos de los golpes en las ollas vacías.
Como pólvora comenzaron a recibir vídeos de familiares, vecinos y amigos. Clips que circulaban por Whatsapp de la gente caceroleando en La Dolorita, San Blas, José Felix Ribas, El Carpintero, La Alcabala y Barrio Unión. entre otras zonas.
—Almorcé a las 12 del mediodía y seguían tocando las cacerolas —cuenta Guillermo, quien relata que —de un momento a otro, justo después de la proclamación de Maduro en el CNE, comenzó a bajar la gente de los barrios de Petare. Fue el detonante. Eran muchos, parecían hormigas, llegaban desde todos los sectores, incluidos La Dolorita y Caucagüita.
Las personas se concentraron en el elevado que va hacia Palo Verde, en las inmediaciones de la redoma de Petare.
—Pasó un convoy de la GN, pero era tanta gente y estaban tan arrechos (molestos) que
los guardias creo que se asustaron, dieron una vuelta y se fueron. Calculo que había al menos unas 5 mil personas.
Entre los gritos de fraude que retumbaban como en un estadio –según el relato de Guillermo– y los sonidos de las cacerolas, se sumaron a la protestas un grupo de motorizados, varios reportes indican que estos motociclistas juntos llenaban casi una cuadra. Quienes protestaban en motos se pusieron a la vanguardia de la multitud y arrancaron el camino hacia el oeste de la ciudad. Los manifestantes se sumaron.
Fue así como inició espontáneamente una marcha sin parangón que algunos ya catalogan como “El Petarazo”, el día que Petare bajó a protestar contra el chavismo.
Vecinos de muchas de las zonas de Petare se incorporaron al recorrido: de José Felix Ribas, Zona 7, Barrio Unión, Carpintero, Fechas Patrias (trío de barrios colindantes que llevan por nombres 5 de julio, 12 de Octubre y 24 de Julio), Barrio Sucre, Mesuca, La Bombilla, San Blas.
—Qué bolas, cómo es posible que nos robaron las elecciones —cuenta Rosa (59 años), lo que era el clamor popular.
La marcha tomó la avenida Francisco de Miranda, en línea recta entre Petare y Chacao, un municipio de clase media y alta donde siempre votó la oposición. Las personas se unían al recorrido tal cual como estaban en sus casas, en sandalias, en pijamas, con el perro, con la abuela, con los niños.
En La California los marchantes detuvieron el paso y comenzaron a invitar a la gente de los edificios de clase media.
—Les decía. bajen, bajen —Rosa simula con sus manos el gesto del llamado.
Así siguieron a Los Ruices, de ahí a Los Dos Caminos, luego pasaron frente al Parque del Este, hasta llegar a la Plaza Altamira, en cada parada se sumaban más ciudadanos .
—Fue una marcha con mezcla social, ahí no hubo peo de si eres sifrino o de barrio, catire o negro, todo el mundo se conectó en el reclamo que exigía respetar la voluntad del pueblo —reflexiona Guillermo.
A la altura del elevado de Los Ruices se pudo apreciar que era una marabunta de gente.
Había muchos jóvenes con edades entre 18 y 21 años, quienes nunca antes habían asistido a una protesta, en las de 2017 o 2014 eran apenas unos niños. También la presencia de gente mayor era considerable, abuelos, abuelas, padres y madres cuyos nietos e hijos emigraron, ellos votaron con el deseo de que regresen.
—Fue increíble, era el pueblo de Petare que se expresó, había mucho orgullo por su gentilicio, decían “yo vengo de Mariche”, otros “somos de La Dolorita”, “San Blas presente”, incluso venían de las zonas más lejanas como Caucagüita y Turumo.
Sin embargo, tras unos 10 kilómetros de recorrido, al llegar al Centro Lido, en El Rosal, en las cercanías de la estación del Metro de Chacaíto, el ambiente de alegría en defensa colectiva del voto, terminó. Un contingente de la GN con implementos antimotín los esperaba. A eso de las 4 de la tarde del 29 de julio comenzó la represión que fue brutal.
Bombas lacrimógenas, disparos de perdigones y al menos unas 150 detenciones fue el saldo inicial.
—El chavismo ahora reprime a los más pobres, qué bolas —sentencia Rosa.
Catia se alzó
En la avenida La Recta de Los Magallanes de Catia, al oeste de Caracas, al igual que en Petare, el desconcierto tras el anuncio de los resultados electorales la noche del 28J, fue unánime. El festejo ciudadano que había colmado de una muchedumbre la calle principal fue fugaz. El júbilo se transfiguró en una sorpresa masiva que paralizó.
—En nuestro centro electoral en Catia ganó Edmundo González Urrutia en las cinco mesas –-dice Mercedes– podrán mentir, podrán falsear, podrán creerse sus propias mentiras, pero todos saben qué fue lo que pasó. Hasta los chavistas del Psuv de por acá, todos saben quién ganó. Por eso la gente no se la caló (toleró).
Tan solo unos minutos después de la alocución del presidente del CNE, Elvis Amoroso, en este sector popular, la fiesta cambió a un reclamo con mucha irritación.
—Al pueblo se le respeta, no joda, ni que uno fuera güevón —dice Freddy (25 años), quien estaba la noche del 28J en La Recta, vota en la Escuela Básica Nacional España de Los Magallanes, pero tiene su residencia en la avenida El Cuartel, también en Catia.
En La Recta quemaron basura, cauchos, cerraron la avenida cerca de donde está el Hospital de Los Magallanes, los catienses salieron a protestar gritando a los cuatro vientos “fraude, fraude, fraude”, según relata Freddy.
Fue tal el alboroto que el 29J en la mañana un contingente de la DAET, Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas, y otro de la GN con unidades antimotín tomaron y patrullaban la zona.
Muy cerca de allí, en Gramoven, barrio conocido en Catia por la icónica planta industrial de la antigua sede de Granos Molidos de Venezuela, que destaca en el tope del cerro, a las afueras del C.E.I.N. Teotiste de Gallegos, un preescolar ubicado en la avenida principal de Gramoven, en el sector Abasto San Antonio, apenas dieron los resultados, se retiraron los funcionarios del Plan República, y los vecinos salieron a protestar.
—Habían tumbado vainas de basura, trancaron la calle, sonaban cacerolas. En Gramoven ganó la oposición —relata Jorge Luis (35 años), quien nació y se crió en esta comunidad.
En el sector La Cruz de Gramoven, la gente también salió a protestar.
—Eran los más chamos los que formaron peo, están obstinados de esta vaina, quieren una vida mejor en Venezuela —afirma Jorge Luis.
En muchos otros barrios de Catia como Casalta III, Niño Jesús, Nuevo Horizonte o La Silsa sonaron las cacerolas con fuerza la madrugada del 29J, fue la primera señal de rechazo a los anuncios del CNE. Pero al día siguiente, más allá de golpear el descontento contra sus ollas y peroles, los catienses salieron de sus casas y se juntaron en varios puntos de protestas ciudadanas donde hubo represión de la GN y la policía bolivariana.
Ana María (19) vive en La Silsa, estaba en casa de su novio Jesús Manuel (20) en Propatria, vecino del centro comercial homónimo, ambos, al final de la mañana del 29J, vieron por TV cómo proclamaban a Maduro presidente en la sede del poder electoral.
—Demasiada rabia, no presentan actas, no hacen recuento, son los reyes del malandreo, pues, hacen lo que les da la gana —dice Ana María— la gente gritaba que saliéramos a la calle, salimos y vimos que todos se juntaron, gritaban fraude, luego empezaron a caminar, y con ellos nos fuimos.
Así como Ana María y José Manuel, desde zonas como El Cuartel, Propatria, Pérez Bonalde, Nueva Caracas, otros sectores de Gramoven y La Cortada también salieron.
—Se fue dando de una manera natural, la calle Argentina de Catia, paralela al bulevar, se convirtió en el punto de concentración, cerca de donde está el supermercado Central Madeirense, muy próximo de la tienda Mango Bajito –explica Jorman (25) vecino de Gramoven.
La concentración al igual que sucedió en Petare se convirtió en marcha, querían ir hacia el Palacio de Miraflores, la sede presidencial ubicada en el centro de Caracas. Pero atrincherados en un punto de la avenida Sucre de Catia, cerca de la Plaza Sucre, un contingente de la policía bolivariana les paró el paso a la altura de la Pescadería La Semilla y los reprimieron con bombas lacrimógenas para que se dispersaran.
Pero los manifestantes volvieron, llegaron hasta la esquina de Los Amigos, como se conoce en la zona, en la entrada de Gramoven, e incluso como reacción a la represión policial avanzaron hasta la Plaza Sucre donde voltearon el módulo policial.
Pero había otro punto caliente en Catia.
En el barrio de Macayapa, un sector popular ubicado entre Los Frailes y Ruperto Lugo, a las faldas de El Ávila, la comunidad se expresó con un fuerte cacerolazo que quedó registrado en video.
De los barrios de esta zona, Altavista, Cútira y Ruperto Lugo, también salieron caraqueños a protestar, llegaron hasta la avenida Sucre. No eran tantos como los del otro punto, pero la GN tuvo que desplegar un equipo antimotín para contener a los manifestantes muy cerca de la Iglesia de la Virgen del Carmen, donde enfrentaron a quienes protestaban con bombas lacrimógenas.
La forma de aplacar y disuadir a los manifestantes definitivamente fue con la presencia de colectivos (paramilitares). En Catia, según el reporte de distintos manifestantes, aseguran que llegaron colectivos armados a eso de la 1 de la tarde del 29J. La policía bolivariana abrió sus filas en la Plaza Sucre y los dejó actuar.
Algunos manifestantes que salieron desde Caño Amarillo por El Calvario hasta El Silencio, en el centro de la ciudad, se unieron a otros que venían desde San Martín, este grupo sí pudo llegar a la periferia del Palacio de Miraflores, exactamente donde se ubica el Liceo Fermín Toro, donde fueron fuertemente reprimidos.
—Salí a la calle porque es injusto que hagan trampa, que ni siquiera nos dejen hacer un reclamo al que tenemos derecho. Quiero un cambio, quiero mi futuro en Venezuela –dice Luis Miguel (19 años), residente de Altavista y el único de cuatro hermanos que aún no ha migrado.
Efecto bola de nieve
La reacción ciudadana que emergió en Petare y Catia, otrora bastiones del chavismo y la revolución bolivariana, se extendió como un efecto de bola de nieve en la mayoría de los sectores populares de Caracas, tanto al este en el municipio Sucre como en el oeste en el municipio Libertador, desde la noche del 28J, con reportes de protestas más fuertes los días lunes 29, martes 30 y miércoles 31 de julio. Los días jueves 1ero. y viernes 2 de agosto hubo menos protestas, pero se denunciaron detenciones masivas de manifestantes utilizando servicios de inteligencia para identificarlos.
Según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social con corte en el 31 de julio, desde los comicios del 28J han documentado 564 protestas en toda Venezuela, para esta nota al menos hemos identificado unas 82 en Caracas en los siguientes sectores populares de la ciudad:
San Martín, Artigas, Capuchinos, El Guarataro, Los Eucaliptos, La Vega, Santa Rosalía
Santa Teresa, La Candelaria, San José, Cotiza, La Pastora, Lídice, El Cementerio, Coche, El Valle, Pinto Salinas, Sarría, Avenida Andrés Bello, Antímano, Carapita, Mamera, Macarao, Caricuao, Catia, Gramoven, Los Magallanes, La Silsa, El Limón, La Cruz, además de más de 20 sectores de Petare.
Sobre cuál es el principal motivo de las protestas, según el estudio del OVCS, los ciudadanos consultados indican que es denunciar fraude en las presidenciales del 28J, exigir resultados transparentes y que el CNE muestre las actas electorales.
Después de las elecciones del 28J y más de cinco días de protestas en las calles de Caracas y las principales ciudades de Venezuela, la organización de Derechos Humanos Foro Penal, registra 891 detenciones arbitrarias, de las cuales 89 son adolescentes, en la mayoría de los casos habitantes de barrios populares y sectores más vulnerables. Respecto al número de muertos, el Monitor de Víctimas ha confirmado que 20 personas han sido asesinadas en el contexto de las protestas sociales, en 11 de los casos el victimario ha sido colectivos (paramilitares), policías o guardias nacionales.
Los reclamos en las zonas populares evidencia que la base social del chavismo se ha desvanecido, y hoy le hacen resistencia.
Tal es el caso de los vecinos del barrio El Limón, ubicado en el cerro lateral de la autopista Caracas-La Guaira, muchos de ellos bajaron la noche del 29J de sus casas y salieron a la vía que conecta a Caracas con el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, a la altura de la pasarela que atraviesa la autopista.
—El 29J estábamos tranquilos en la pasarela, nos mandaron la GN de Vargas y llegaron sin mediar a caernos a bombas lacrimógenas, pero nos apoyaron los vecinos del sector La Cruz, le lanzaron piedras-.
—Solo queremos que respeten nuestro voto. El pueblo habló –dice Maricarmen, vecina de la comunidad de El Limón, antes chavista, ahora disidente.