Venezuela puede dividir su historia política, social y económica en antes y después del chavismo. Especialistas consultados por El Pitazo coinciden en una premisa recurrente desde el primer triunfo de Hugo Chávez, en 1998: destruir toda institucionalidad, para construir una sociedad y un Estado que solo sirvan a un proyecto político

El 6 de diciembre de 1998, Venezuela celebraba el triunfo de Hugo Chávez. El exmilitar, que había saltado de golpe a la escena política nacional tras su intento fallido de derrocar al presidente electo democráticamente, Carlos Andrés Pérez, aquel 4 de febrero de 1992, aglutinó 56 % de los votos emitidos en esas elecciones presidenciales. 16 puntos porcentuales lo separaron de su adversario, Henrique Salas Römer.

Es así que el chavismo ostenta el poder en Venezuela desde hace 25 años. Cinco lustros. Un cuarto de siglo. Tiempo suficiente para dejar su impronta.

El Pitazo consultó a especialistas en los ámbitos políticos, sociales y económicos para tener un panorama de lo que han significado, en Venezuela y los venezolanos, 25 años del chavismo en el poder.

Entre las divergencias, un lugar común destaca: la instauración de un proyecto político que apostó siempre por la destrucción de los escenarios y actores existentes, para construir un entorno favorable a sus patrones. Un proyecto que ha tenido hitos importantes, incluso algunos que restaron poder y fueron reales amenazas, pero que ha sabido surfear la ola de la decadencia, usando todas las vías para asegurarse el dominio sobre el país.

Petróleo y control

“Estos 25 años no pueden ser vistos como una totalidad homogénea, sino más bien etapas marcadas por el auge y depresión de la renta petrolera; por el control social y político”, estima el economista y director del Centro de Investigaciones y Formación Obrera (CIFO), Manuel Sutherland.

“El chavismo es la expresión política más fidedigna de la volatilidad del ingreso petrolero y del mal uso de las rentas”, asegura el especialista, al consultarle sobre cómo definiría al proyecto político que ostenta el poder en Venezuela.

Para Sutherland, la época de “esplendor económico y fortalecimiento político” del chavismo se ubica entre 2004 y 2013.


El chavismo es la expresión política más fidedigna de la volatilidad del ingreso petrolero y del mal uso de las rentas

Manuel Sutherland, economista

“En ese momento, el precio del petróleo se multiplicó por 10. Se quintuplicó la cifra de empleados públicos y se implementaron planes para aumentar la dependencia del ciudadano del Estado. En paralelo, el Gobierno se hizo más represivo, más dictatorial, más autoritario y comenzó a regular las libertades políticas, económicas y sindicales”.

El economista señala, que de acuerdo a investigaciones independientes, el chavismo “ha manejado un trillón de dólares, solo en los años de mayor producción petrolera”. Adicionalmente, Chávez creó el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), que manejó cerca de 100.000 millones de dólares, entre 2005 y 2012.

Con tal bonanza, lejos de fortalecer las estructuras, el chavismo decidió acabar con lo existente e iniciar de cero, lo que, actualmente, tiene serias consecuencias, apunta la socióloga Yelly Rebolledo.

“Se utilizó la bonanza para desmontar toda institucionalidad y construir un país, una ciudadanía, manejable. En eso han sido eficaces”, señala la investigadora social.


Al no existir equidad, control ni justicia, reinan la corrupción y la impunidad, que pueden observarse en cualquier estrato de nuestra sociedad

Yelly Rebolledo, socióloga

«La desaparición de la separación de poderes ha sido absoluta y el control de todos los poderes también. No hay institucionalidad en Venezuela, sino un sistema jerárquico que sigue órdenes», señala Rebolledo.

Todo esto ha generado un estado de anarquía hasta en el ejercicio de la ciudadanía. “Convirtieron al venezolano en un sobreviviente, que se ha dejado de reconocer ciudadano de derecho”. Para la socióloga, egresada de la Universidad Central de Venezuela, “el chavismo ha sido astuto. Ha normalizado que su partido, el PSUV, sea homologado como parte del Estado y el carecer de poderes independientes a los cuales acudir por protección hace que la ciudadanía se sienta desvalida ante un poder absoluto”.

Esta inestabilidad económica y social ha permitido el debilitamiento de todo orden, asegura Rebolledo. “Al no existir equidad, control ni justicia, reinan la corrupción y la impunidad, que pueden observarse en cualquier estrato de nuestra sociedad. Esa es una consecuencia de los 25 años del chavismo en el poder”.

Fortalecidos en las crisis

A pesar de la estela de deterioro económico y social que exponen Sutherland y Rebolledo, el chavismo ha sabido mantenerse en el poder. Aunque ha recibido derrotas, parece tener un toque, casi mágico, para recomponerse.

La periodista y politóloga Paola Bautista de Alemán utiliza un concepto acuñado por Juan Manuel Matheus en 2019, al referirse al sostenimiento del sistema chavista-madurista: la resiliencia autocrática.

“La resiliencia autocrática explica cómo, a través de la crisis, el chavismo-madurismo sale fortalecido. Así ha ocurrido en los grandes hitos en estos 25 años: el 11 de abril de 2002, que fue aprovechado para hacer un equipo militar a su medida. El paro petrolero de 2007, que le dio la oportunidad a Chávez de tomar toda la industria, y la propia muerte de Hugo Chávez, que los obligó a reorganizar y dividir las parcelas de poder para garantizar el control”, explica.


El miedo es la principal razón por la que el chavismomadurismo se mantiene en el poder. El miedo como método de coacción

Paola Bautista de Alemán, periodista y politóloga

Paola Bautista también califica las elecciones parlamentarias de 2015 de hito importante. “Ante el revés de las elecciones de 2015, las últimas medianamente competitivas que se realizaron en el país, el chavismo se dio cuenta de que por la vía electoral podía perder y entonces inicia un camino autocrático”.

Para la investigadora “el miedo es la principal razón por la que el chavismo-madurismo se mantiene en el poder. El miedo como método de coacción”.

Yelly Rebolledo coincide con Bautista. “El control social extremo y duro ha hecho que nuestros ciudadanos tengan miedo. Miedo a perder lo poco, no creer que existe una posibilidad real de cambio. Un ciudadano que perdió la esperanza. Eso mantiene al chavismo en el poder”.

Según Sutherland, más allá del miedo, existe una “especie de lealtad o fidelidad de un sector de la población que depende de ellos. El chavismo sigue siendo su única alternativa, ante un Estado desmantelado donde no existen la salud, la educación, la capacidad del salario ni los servicios”.

A pesar del escenario, el chavismo-madurismo mueve sus piezas para mantenerse en el juego y seguir en el poder, sin tiempo definido.

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