El segundo período presidencial de Nicolás Maduro estuvo marcado por una política de destrucción del salario y un sistema cambiario basado en intervenciones del Banco Central de Venezuela para contener el precio del dólar, que se aceleró en los últimos meses de 2024 tras la elección presidencial. El bajo poder adquisitivo sigue siendo uno de los elementos que más preocupa a los venezolanos
Por: La Hora de Venezuela
Este 10 de enero culmina un período presidencial marcado por el silencio en la implementación de políticas económicas y la publicación de datos que permitan la planificación y análisis de una de las áreas que más preocupa a los venezolanos, a quienes les ha tocado atravesar en los últimos años situaciones complejas en medio de crisis, escasez e inflación.
En términos económicos, la caída del Producto Interno Bruto (PIB), el deterioro de la industria petrolera, la hiperinflación y la fuerte pérdida del poder adquisitivo, derivada de lo que los gremios denominan destrucción del salario, son elementos que caracterizan el segundo gobierno de Nicolás Maduro.
“Históricamente, por un tema de credibilidad, de fuerza, de incorporación de los sectores, se anunciaban los planes económicos y de desarrollo, y las políticas en las distintas áreas económicas. Aquí (en la presidencia de Maduro) una de las características es lo que en algún momento los economistas llamamos el ajuste y el viraje silencioso”, dijo el economista y profesor universitario Luis Crespo.
Viraje económico
En su libro Maduro, economía y política, publicado en septiembre de 2024, el economista José Guerra distingue dos etapas en las políticas aplicadas por el mandatario en Venezuela: la primera, entre 2013 y finales de 2019, en la que el gobierno siguió “casi al pie de la letra” los lineamientos de Hugo Chávez Frías; y una segunda, a partir de 2020, que para el experto representó un viraje en medio de la crisis inflacionaria y la contracción económica.
La primera parte del gobierno de Maduro se caracterizó por políticas que condujeron a la hiperinflación y una acentuación de la contracción de la economía desde finales de 2016 y con mayor intensidad a finales de 2017.
“Rápidamente, a partir de 2013, la economía basada en la estatización de los medios de producción y los controles generalizados comenzó a evidenciar los problemas y desequilibrios acumulados”, dice el texto de José Guerra.
Aquí (en la presidencia de Maduro) una de las características es lo que en algún momento los economistas llamamos el ajuste y el viraje silencioso
Luis Crespo, economista y profesor universitario
En el segundo período, explica el experto, el giro en la política económica contó con el asesoramiento del equipo del expresidente de Ecuador, Rafael Correa, recuerda Guerra en su obra. Como parte de este plan, se desmontaron los controles de precios y de cambio, se dejó de aplicar la Ley de Precios Justos y comenzaron a fijarse libremente los precios, con lo que desapareció la escasez, impulsada también por una disminución de los aranceles a las importaciones.
Asimismo, se implementaron las intervenciones del Banco Central de Venezuela con el fin de mantener estable el tipo de cambio, al tiempo que se redujo radicalmente el gasto público, especialmente dirigido a las remuneraciones. Todo este escenario surgió en un contexto de alto encaje legal que acabó con el crédito bancario.
La adopción del dólar también formó parte de esta segunda etapa del gobierno de Maduro, que tuvo que revertir sus planteamientos iniciales con respecto a la utilización de divisas en el país
Estas son las cifras que deja el segundo gobierno de Maduro:
Pobreza
Ante la ausencia de cifras oficiales, la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en principio con la colaboración de las universidades Central de Venezuela (UCV) y Simón Bolívar (USB), diseñaron la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), en la que ofrecen datos socioeconómicos claves como la pobreza. De acuerdo con el estudio de 2018, año en que se realizó la elección presidencial en la que Maduro ganó su segundo período, la pobreza, medida por nivel de ingreso, se ubicó en 91 %, de una muestra de 5.959 personas; mientras que la pobreza multidimensional, que mide aspectos como vivienda, servicios, estándares de vida, educación, trabajo y protección social, se encontraba en 51 %.
La última edición de la Encovi, correspondiente al 2023, muestra una pobreza multidimensional de 51,9 % y de 82,8 % a nivel de ingresos.
“La pobreza de ingreso sigue siendo uno de los grandes escándalos que padece la sociedad venezolana. Pero más allá del ingreso persisten muchos esquemas de carencias que repercuten sobre la calidad de vida de los hogares. Algunas de esas carencias son tan importantes que no hay forma de qué un ingreso, por muy elevado que sea, es capaz de subsanarla”, dice la presentación de la Encovi 2023.
Los niveles de desigualdad también se acentuaron en los últimos años. De acuerdo con la Encovi 2023, el 10 % más rico de la población venezolana percibe en promedio ingresos 34 veces mayores que el 10 % más pobre.
Inflación
De acuerdo con el texto de José Guerra, entre los años 2017 y 2020, Venezuela no contó con la autorización legal para recaudar impuestos y ejecutar gastos, puesto que el gobierno de Maduro dejó de presentar las leyes de presupuesto y endeudamiento ante la Asamblea Nacional. Las cifras económicas se dejaron de publicar en 2019.
Esta situación coincide con el aumento acelerado de los precios que se presentó entre 2017 y 2018, recuerda el economista. “La aceleración de la tasa de inflación fue el resultado de las mayores necesidades de financiamiento monetario en momentos en que el público procuraba deshacerse de los bolívares debido a la pérdida de su poder adquisitivo y en anticipación a la devaluación. De esta manera, mientras más aumentaba el BCV la emisión monetaria, mayor era la inflación y menor la demanda por bolívares”, dice Guerra en su libro.
Las cifras anuales de inflación de 2018 y 2019 fueron de 65.374 % y 19.906 %, respectivamente, según datos del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).
La política cambiaria unida a la reducción del gasto público lograron contener el tipo de cambio y controlar la inflación, pero expertos aseguran que se trata de una situación superficial, pues no es producto de cambios estructurales en la conducción económica.
Para el cierre de 2024, la inflación anual registrada por el OVF es de 85 %. En noviembre y diciembre, la inflación mensual registró un salto que la llevó a 12 % y 14 %, respectivamente. El aumento de precios de los últimos meses está estrechamente relacionado con la depreciación del bolívar.
Los datos del OVF contrastan con los del BCV, cuya última cifra reportada de inflación fue en octubre, que según el ente emisor tuvo una variación mensual de 4 % y una inflación acumulada entre enero y octubre de 16 %.
En cualquier caso, se trata de la primera vez en 10 años que Venezuela cierra con una inflación de dos dígitos.
Contracción económica
José Guerra recuerda en su libro que entre 2013 y 2023 se registró una caída del Producto Interno Bruto (PIB) tan importante que, comparado con 2012, la economía fue en 2023 de 40 %.
“Se trata de la mayor caída del PIB en una nación que no ha sufrido una guerra o una catástrofe natural”, dice Guerra en el texto, comentario que coincide con el de economistas como Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica.
La restricción fiscal se materializó en una congelación salarial y en la política de bonificación de los salarios
José Guerra, economista
Durante 2024 Venezuela mejoró su rendimiento, impulsado por las licencias petroleras que permitieron una mayor producción de crudo y por cuarto año consecutivo registró aumento del PIB. La firma Ecoanalítica previó en noviembre un crecimiento económico anual de 4,4 %; mientras que la Cepal dijo en diciembre que el crecimiento fue de 6,2 %, liderando entre los países de la región. Por su parte, el gobierno de Maduro asegura que el incremento del PIB fue de 9 %, cifras que en cualquiera de los casos resultan bajas comparadas con el tamaño de la crisis.
Destrucción del salario
A juicio del economista Luis Crespo, una de las políticas silenciosas del gobierno de Maduro es la desalarización. El pasado mes de diciembre, el país cumplió 1.000 días sin aumento de salario mínimo y pensiones. El último incremento fue el 15 de marzo de 2022, cuando este indicador se ubicó en 130 bolívares, monto que en ese momento representaba 30 dólares y que actualmente se ubica en unos 2,5 dólares.
En mayo de 2023, en lugar de decretar un aumento de salario mínimo como era costumbre por el Día del Trabajador, el gobierno de Maduro implementó lo que llama salario integral indexado, que contempla el aumento del ticket de alimentación a 40 dólares y de una bonificación a través del sistema Patria llamada Bono de Guerra que se ubicó en 30 dólares, para un total de 70 dólares que no tienen incidencia salarial, es decir, no se cuentan en el pago de aguinaldos y prestaciones sociales. En 2024, este salario integral indexado aumentó a 130 dólares, monto con el que Venezuela todavía tiene el ingreso más bajo de la región.
“La restricción fiscal se materializó en una congelación salarial y en la política de bonificación de los salarios, figura ésta que no se había usado masivamente en Venezuela y que consistió en no ajustar el salario mínimo sino en otorgar bonos que no tienen incidencia en compensaciones tales como los aguinaldos, las vacaciones y las prestaciones sociales, usando para ello la Plataforma Patria”, complementa José Guerra en su libro.
La pobreza de ingreso sigue siendo uno de los grandes escándalos que padece la sociedad venezolana
Encovi 2023
También recuerda que se frenaron las discusiones de las convenciones colectivas con los trabajadores de la Administración Pública, lo que se traduce en una mayor pérdida del poder adquisitivo de las remuneraciones.
Frente a un salario mínimo de 2,5 dólares, el costo de la canasta alimentaria familiar de noviembre fue de 493,28 dólares, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas – FVM). Esto quiere decir que el salario mínimo solo permite cubrir 0,5 % de los 60 productos que conforman esta canasta para una familia de cinco miembros.
Dólar en alza con aumento de la brecha cambiaria
El incremento del precio dólar tras la elección presidencial del 28 de julio profundizó aún más la caída del poder adquisitivo, pues tras nueve meses de relativamente estabilidad, debido a las intervenciones cambiarias implementadas por el BCV, la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo aumentó considerablemente desde el mes de septiembre de 2024 y alcanzó un pico de más de 20 %.
“En los meses de octubre y noviembre, el tipo de cambio estuvo fuera de control. El Banco Central de Venezuela no tiene cómo contener la demanda de divisas y no tiene dólares suficientes para ofertar en el mercado y calmar la demanda y tener una tasa de cambio más o menos estable. Y esto ha ocurrido porque los venezolanos no quieren bolívares, porque la inflación se está acelerando y la expectativa de devaluación aumenta”, dijo Guerra en declaraciones a El Pitazo.
Venezuela registró la mayor caída del PIB en una nación que no ha sufrido una guerra o una catástrofe natural
José Guerra, economista
El viernes 13 de septiembre el dólar paralelo cerró en 43,14 bolívares, mientras que en el mercado oficial la divisa estadounidense se ubicó en 36,77 bolívares, es decir, que la tasa publicada por el Banco Central de Venezuela (BCV) se ubicó 17 % por debajo de la registrada por la página En Paralelo.
Al cierre del mes de diciembre de 2024, el dólar en el mercado oficial se ubicó en 52 bolívares, lo que representó un aumento anual de 44,8 %, pues comenzó en 35,9 bolívares, y una pérdida de 30,9 % de su valor.
En el mercado paralelo el alza fue mayor, pues cerró el 30 de diciembre en 66,2 bolívares, 70 % más que en enero de 2024, cuando abrió en 38,9 bolívares.
El petróleo y la licencia de Chevron
La caída de la producción petrolera fue otro de los puntos críticos del segundo gobierno de Maduro, y en 10 años fue de 70,9 %. La promesa de elevar la producción a 1 millón de barriles diarios fue una constante durante los últimos años de su gestión, y solo parece probable para este 2025, de mantenerse las licencias petroleras otorgadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (OFAC, por sus siglas en inglés).
“Esa licencia (a Chevron, otorgada en noviembre de 2022) permitió a la empresa aumentar la extracción de petróleo en 90.000 barriles diarios en un año hasta alcanzar cerca de 130.000 barriles diarios al concluir 2023”, dice Guerra.
Según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la producción petrolera venezolana fue de 841.000 barriles diarios en enero de 2024. En el segundo semestre del año, la producción superó levemente los 900.000 barriles diarios.
Encaje legal
Otra de las políticas aplicadas por el gobierno de Maduro a nivel monetario tiene que ver con el aumento del encaje legal, uno de los elementos que, según economistas, limita la expansión económica en el país.
El encaje legal es el porcentaje de los depósitos que los bancos deben mantener en el Banco Central con el fin de garantizar que contarán con los fondos necesarios para satisfacer las necesidades de sus depositantes ante una caída en la liquidez. Un encaje alto limita la circulación de dinero en el país: mientras más alto sea el encaje legal, menos capacidad tiene la banca de ofrecer créditos a sus clientes.
En 2018, en Venezuela el encaje se ubicó en 100 %, y actualmente es de 73 %, un número todavía bastante alto y que los distintos gremios piden disminuir para impulsar el crédito y mejorar la actividad de las empresas.
Dolarización y uso del bolívar
El apagón nacional de marzo de 2019 limitó las ya complicadas transacciones en Venezuela y apuró la incorporación del dólar (u otras divisas, como el peso en las zonas fronterizas con Colombia o el oro en el sur del país), que a partir de ese momento comenzó a utilizarse con más fuerza en las transacciones comerciales. Tras la dolarización de facto, Maduro autorizó en 2020 la apertura de cuentas bancarias en divisas, y las entidades financieras comenzaron a ofrecer alternativas para facilitar las compras con tarjetas de cuentas en divisas.
En los meses de octubre y noviembre, el tipo de cambio estuvo fuera de control. El Banco Central de Venezuela no tiene cómo contener la demanda de divisas y no tiene dólares suficientes para ofertar en el mercado
José Guerra, economista
El uso de divisas se volvió frecuente en las transacciones dentro del país, al punto de que los precios comenzaron a reflejarse en dólares y luego trasladarlos a bolívares, pero luego de una marcada dolarización en el país, en el 2024 se revirtió el uso de divisas frente a la moneda nacional.
De acuerdo con un estudio de Ecoanalítica, menos de 25 % de las transacciones en Venezuela se hicieron en divisas en noviembre, frente al 67,1 % en el máximo de 2021. De acuerdo con la firma, el uso del bolívar está en su mayor punto en casi 6 años, abarcando 75,3% de las transacciones.
Gasolina dolarizada
Otro de los cambios que deja la segunda presidencia de Maduro tiene que ver con el precio de la gasolina, que durante décadas estuvo completamente subsidiada. En 2020, la falta de gasolina limitó las operaciones de los distintos sectores productivos y el transporte en las regiones; posteriormente, la escasez comenzó a afectar también a Caracas. La respuesta del Gobierno fue un nuevo esquema de distribución, con precios en bolívares en estaciones subsidiadas, y en divisas, a 0,5 dólares por litro, en estaciones dolarizadas.
Esta medida supuso un incremento importante, pues el combustible se vendía a menos de un centavo de dólar por litro.
Deuda externa
Venezuela entró en default en 2017 con el impago del abono de los intereses en dos bonos. De acuerdo con el informe Saldar la deuda, saldar Venezuela, elaborado por un grupo multidisciplinario de profesionales en 2024, al cierre de 2023 la deuda externa de Venezuela se ubicó en 161.371.173.132 dólares estadounidenses (161.731 millones de dólares).
José Guerra explica en su libro que “toda la deuda acumulada entre 1999 y 2023 corresponde esencialmente a la gestión de Hugo Chávez, quien al abandonar la presidencia en 2012 dejó un conjunto de compromisos en moneda extranjera consistentes en bonos de la República en manos de inversionistas nacionales y extranjeros, la deuda de Pdvsa, los pasivos acumulados con China a lo cual se suma las demandas ante el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).
Señala que la tendencia creciente de la deuda externa a partir de 2018 guarda relación con el inicio de la capitalización de los intereses cuando Venezuela entró en cesación de pago en noviembre de 2017.
Recaudación fiscal
El Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), logró una recaudación anual en el período de enero a diciembre de 2024 de 459.524.335.303 bolívares, equivalentes a 8,752 millones de dólares, lo que representa un aumento de la recaudación de casi un 49% su recaudación de impuestos en 2024 en comparación con 2023.
El incremento de la recaudación ocurre en medio de constantes denuncias de voracidad fiscal por parte de los diferentes gremios empresariales, que aseguran que esta realidad afecta significativamente su productividad. De acuerdo con cifras de Ecoanalítica, más del 50 % de las ganancias de las empresas se destinan al pago de contribuciones fiscales y parafiscales.
Migración
La profunda crisis económica que atravesó Venezuela, y que está lejos de superarse, trajo consigo la más grande ola migratoria en el país. En 2018, según la Encovi, 1.130.000 hogares tenían al menos un emigrante. Según este estudio, la población de emigrante entre 2013 y 2018 era de 1.643.000 venezolanos.
Según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V), hasta el 3 de diciembre de 2024 había 7.891.241 migrantes venezolanos en el mundo, de los cuales 6.702.332 se encontraban en América Laina y el Caribe.