No solo los propietarios de los kioscos de los 63 balnearios y playas operativas que funcionan en la costa litoralense se han visto afectados por el cierre de estos espacios. Un universo de hombres y mujeres que se desempaƱan como tolderos, meseros, en la cocina, alquilando sillas o en las duchas y estacionamientos, hacen maromas para garantizar el sustento que lograban atendiendo a los turistas que ahora permanecen en casa por el COVID-19
En la costa de playa Los Corales, uno de los balnearios mÔs visitados durante los fines de semana y asuetos, ubicado en la parroquia Caraballeda, al este del estado Vargas, lo único que se escucha, son las olas. Ya no hay risas de niños, ni adultos conversando. Tampoco el bañista que lleva cornetas de sonido para compartir a la fuerza sus gustos musicales o el trabajador playero que ofrece pescado o tostones. En realidad nadie estÔ en la playa, mÔs allÔ de una gran soledad.
El vacĆo de las costas varguenses es consecuencia de la pandemia de COVID-19 y las medidas para frenar su propagación. Desde el 14 de marzo, un decreto suscrito por el gobernador Jorge Luis GarcĆa Carneiro ordenó el cierre de las 63 playas y balnearios de la entidad costera. Aunque la acción tiene el respaldo sanitario, un promedio de cinco mil varguenses, segĆŗn cifras de la Asociación de Comerciantes y Trabajadores Playeros de Vargas, han perdido sus ingresos pues dependĆan del trabajo en las playas para ganarse el sustento. Hoy no tienen claro cuĆ”ndo podrĆ”n volver a su faena.
āLa situación estĆ” muy dura. Nadie tiene ahorros para respaldar mĆ”s de 30 dĆas sin trabajar. En nuestro caso, muchos tuvimos que pagar impuestos, ademĆ”s tenemos crĆ©ditos que honrar. AquĆ se aplica el dicho del barco parado, si el kiosco estĆ” cerrado, nadie gana; si la playa estĆ” cerrada, es pĆ©rdida para todos. Y uno entiende que no es un capricho, pero necesitamos que desde el gobierno nos den opciones para ayudarnos a campear esta tempestadā, analiza Mercedes Morales, quien junto a su esposo llevan adelante su pequeƱo negocio playero en Los Corales.
Cada kiosco playero tiene, como mĆnimo, tres empleados que dependen del pago y las propinas para poder subsistir / N. Noriega Lo Ćŗnico que se escucha en los 63 balnearios y playas operativas en el litoral central es el sonido del oleaje. La pandemia aleja a los baƱistas de las playas y los trabajadores playeros sufren las consecuencias / N. Noriega
Morales explica que no solo se trata de quienes tienen arrendados o tienen adjudicados kioscos de playa, los que se ven afectados. āHay un ecosistema grande alrededor del balneario. Los que trabajan directamente con el kiosco, que en nuestro caso son dos personas mĆ”s, pero ademĆ”s estĆ” el toldero, el mesero, los vendedores de comida y helados, los que alquilan la banana, la vendedora de traje baƱos. Todos dependemos de que vengan baƱistas y de que el balneario funcione. Nuestras esperanzas estĆ”n puestas en el 14 de mayo, a ver si levantan la cuarentenaā, agrega Morales.
MÔs solos que cuando cayó el viaducto
Si algĆŗn sector conoce las consecuencias de la soledad en las costas varguenses y el protagonismo de los turistas caraqueƱos para su subsistencia, es el de los trabajadores y comerciantes playeros, como se llaman a quienes trabajan a destajo, como tolderos y meseros. Playas solas y comercios cerrados como los de los meses de marzo y abril de 2020, son similares a aquellos del aƱo 2006, cuando la caĆda del viaducto de la autopista Caracas ā La Guaira.
āClaro, en ese momento aun tenĆamos a los baƱistas de casa, a los guaireƱos que venĆan al balneario. Pero ahora nada. Estamos peor que cuando se cayó el viaducto y cuando la vaguada del 2005. Porque la situación tambiĆ©n es mĆ”s dura, uno vive del dĆa a dĆaā, cuenta Laura Vargas, quien trabaja en Playa Verde, en Catia La Mar.

Uno se siente triste de ver tanta soledad, pero entiende que es por salud, por el virus ese que anda suelto y ha matado a un gentĆoā¦pero imagĆnate que la playa estĆ© cerrada por mĆ”s meses, es una verdadera desgracia para uno

Juan Mata, trabajador del balneario de playa Ali BabĆ”
Vargas indica que en el caso de los comercios de Playa Verde y Candilejas, algunos intentan mantenerse activos con la venta de comida: empanadas y tostones para llevar. āPero como no es constante, hay quienes lo hacen solo un dĆa a la semana y asĆ. Otros no se aparecen por la playa, porque tampoco tienen gasolina o efectivo para el pasaje, lo que hace difĆcil movilizarseā.
āUno se siente triste de ver tanta soledad, pero entiende que es por salud, por el virus ese que anda suelto y ha matado a un gentĆoā¦pero imagĆnate que la playa estĆ© cerrada por mĆ”s meses, es una verdadera desgracia para uno. De vez en cuando uno pesca y lleva de comer, pero con el negocio cerrado no hay gananciasā, relata Juan Mata, vecino de Caraballeda y quien trabaja en el servicio de toldos y sillas del balneario de playa San Luis, en el corredor de la avenida JosĆ© MarĆa EspaƱa.
Mata indica que algunos playeros han tenido que ingresar a la buhonerĆa, ante el cierre del Ćŗnico sustento que tenĆan: las playas.
En el balneario de playa Los Corales los kioscos permanecen cerrados esperando que se levante la prohibición de usar las playas / N. Noriega En el balneario de playa Los Corales los kioscos permanecen cerrados esperando que se levante la prohibición de usar las playas / N. Noriega
āUn trabajador playero a destajo puede garantizarse un salario mĆnimo en un fin de semana. Ahora, de repente, te quitan la fuente de ingresos sin ninguna opción que pueda ayudarte. Eso es lo difĆcil. AdemĆ”s del tema que no hay nada seguro. La playa puede estar cerrada hasta agosto. Eso es peor mil veces que cuando se cayó el viaducto, donde por lo menos nos dieron ayudaā, refiere Marcos GarcĆa, trabajador en playa AlĆ BabĆ” desde hace unos 34 aƱos.
El comentario de GarcĆa se refiere al Plan de Atención al Trabajador Playero, que ejecutaron los ministerios del Turismo y Trabajo de forma conjunta en 2006, tras la caĆda del viaducto de la autopista Caracas ā La Guaira. En ese momento se entregaron dos millardos de bolĆvares a la Federación de Trabajadores Playeros de Vargas (Fetraplayavar) para el reacondicionamiento de diez balnearios y la cancelación de un subsidio para los trabajadores del sector, mientras recibĆan cursos de sensibilización turĆstica por promotores de turismo.
āAlgo asĆ es lo que hace falta. Esperemos que las autoridades se acuerden que en La Guaira la economĆa recae en el trabajo del turismo, pero no de grandes hoteles o empresas, sino aquĆ a orilla de playaā, remata GarcĆa.

Nosotros estamos proponiendo que se desarrolle un plan de atención especial para el sector. Ya estamos coordinando reuniones con las autoridades regionales a travĆ©s del Instituto de Turismo para que se evalĆŗe la situación de cada prestador de servicio turĆstico y se nos dĆ© apoyo

Johan MartĆnez, vocero de la Asociación de Comerciantes y Trabajadores Playeros de Vargas
La idea de un plan de ayuda para el sector ha sido presentada desde el sector de los trabajadores playeros al ejecutivo regional litoralense. AsĆ lo ha confirmado Johan MartĆnez, el popular āPanteraā, quien es vocero de la Asociación de Comerciantes y Trabajadores Playeros de Vargas.
āNosotros estamos proponiendo que se desarrolle un plan de atención especial para el sector. Ya estamos coordinando reuniones con las autoridades regionales a travĆ©s del Instituto de Turismo para que se evalĆŗe la situación de cada prestador de servicio turĆstico y se nos preste apoyoā, refiere MartĆnez, quien labora en CamurĆ Chico.
MartĆnez acota que sostendrĆ”n una reunión con el equipo del gobierno regional la segunda quincena de mayo, en espera del anuncio que ofrezca el gobierno de NicolĆ”s Maduro sobre la cuarentena social, cuya fecha de revisión es el 14 de mayo.
Y mientras se concretan las propuestas, o la cuarentena por el COVID-19 se modifica, la soledad y el ruido de las olas estƔn a sus anchas en los balnearios del litoral central.