Cabudare.- La piscina del Polideportivo Aquilino Juares, ubicado en Cabudare, estado Lara, cerró en septiembre de 2017 tras el robo de los cables de electricidad del cuarto de bombas. Desde entonces la única piscina pública del municipio Palavecino permanece clausurada.
El abandono dejó a más de 500 personas, entre atletas, pacientes en rehabilitación y estudiantes de colegios cercanos sin un lugar de entrenamiento. La organización vecinal Palavecino Renace ha comenzado a alzar su voz de protesta para exigir al Instituto Municipal de Deporte de Palavecino (Imdepal) y la Fundación de Deporte del estado Lara (Fundela) una respuesta a las numerosas solicitudes que han enviado las comunidades en pro de la rehabilitación de la piscina.
«Hay tantos niños en la comunidad que han perdido un espacio de entrenamiento; la piscina podría ser un lugar para desarrollarse como atletas y está deteriorada», contó Anaida Mendoza, habitante de la urbanización La Mata.
Migración y deserción
Los atletas que solían representar al estado Lara en competencias nacionales, e incluso pertenecían a la selección de Venezuela, emigraron o dejaron de practicar natación por las dificultades para movilizarse diariamente a las Piscinas Bolivarianas de Barquisimeto, las únicas que se encuentran abiertas en la zona metropolitana.
«Muchos nadadores de Palavecino se quedaron sin practicar el deporte por las dificultades para ir a las Piscinas Bolivarianas. La falta de efectivo y transporte público ha sido una limitación», explicó Francisco Loyo, nadador federado y miembro de Palavecino Renace.
Se refirió a aquellos forzados a salir de Venezuela por la falta de apoyo institucional para asistir a competencias internacionales o garantizar espacios de entrenamiento en condiciones óptimas. Mencionó a Diego Martínez, a quien le concedieron la ciudadanía honorífica en Chile para integrarse a la selección de esa país y a Enrique Andrade, ahora en República Dominicana.
«El robo de cables del cuarto de bombas fue una de las estocadas finales; luego se robaron los cables del alumbrado y ya no se podía acceder a la piscina. En la gestión de la alcaldesa Mirna Vies no han invertido nada en este espacio. La piscina está verde y contaminada, las carrileras se vencieron y están inservibles porque el plástico se quemó con el sol; los alrededores están llenos de maleza», agregó Loyo.
No hay voluntad política
«Alrededor de quinientas personas hacían vida en estas instalaciones. Muchas personas venían a tomar clases por razones médicas y estaban los niños y jóvenes que practicaban el deporte como mi hijo. Ahorita no está entrenando porque mi carro se dañó y no tengo cómo repararlo ni pagarle un transporte para que vaya a las Piscinas Bolivarianas», contó Mary Jean Sáez, representante del Club de Natación Aquilino Juares.
Reiteró que las autoridades no han tenido la voluntad de rescatar el espacio pese a las cartas y firmas que han enviado en los últimos dos años.
«El polideportivo está en condiciones de abandono y deterioro. A las seis de la tarde los alrededores están repletos de zancudos», advirtió Loyo.
El agua estancada en la piscina también ha ocasionado problemas en los alrededores de la urbanización La Mata de Cabudare, que limita con el polideportivo. Vecinos manifestaron que hay proliferación de insectos y la situación empeora durante los cortes de electricidad diarios, que pueden extenderse cuatro o cinco horas cada tarde.
La piscina ahora tiene desechos y hay una filtración de agua.
Los habitantes de La Mata llamaron a las autoridades a destinar recursos para recuperar la piscina y garantizar vigilancia permanente, porque las instalaciones siguen siendo desmanteladas.