Calles vacías y comercios con poca gente fue el punto común en ciudades como Maracaibo, los municipios de la Costa Oriental del Lago en Zulia, San Cristobal en Táchira, Valles del Tuy en Miranda y ciudades de Aragua. Pese a que este 31 de agosto es un día de final de mes y con el inicio del año escolar cerca, lo esperado era que las calles tuvieran movimiento de gente y de carros, pero no fue así. Solo hubo filas para comprar hielo y bombillos recargables.
El apagón nacional de este viernes 30 de agosto, y que se extendió por hasta 24 horas en algunos sectores del país, hizo que la gente recordara lo que se vivió en Venezuela en marzo de 2019 cuando ciudades del país padecieron hasta 7 días sin electricidad.
En Maracaibo, los lugares que estuvieron el viernes atiborrados de personas cargando sus teléfonos y equipos, este sábado estuvieron solos. En una panadería que suele mostrar un número considerable de compradores, solo estaba una mujer con su nieto. “Está todo muy solo, creo que nos estamos recuperando del susto”.
Hasta las colas de carros en la estaciones de gasolina se acabaron. “El que llenó ayer para no quedarse sin gasolina seguro está en su casa sin moverse para que no se le acabe. El miedo es que se vuelva a ir”, dijo el encargado de una bomba en la zona central de la capital de Zulia.
Los ciudadanos prefirieron mantenerse en casa. «Yo no desamparo mi cargador del celular. Mantengo siempre cargado el ventilador y no despego el bombillo recargable de la corriente. Es que no sabemos cuándo se va a ir otra vez, esto es una incertidumbre», dijo la maestra jubilada de 56 años, Katherine González, quien reside en la urbanización La Rotaria al oeste de Maracaibo.
Venezuela vive el mayor apagón desde 2019 en medio de la incertidumbre
En los municipios de la Costa Oriental del Lago, en el estado Zulia, sucede lo mismo. Las personas temen que haya una nueva falla que deje al país sin electricidad. En estas ciudades sí persisten colas para surtir combustible en estaciones de servicio y también hay usuarios comprando agua potable y hielo en puntos de recarga.
Juan Carlos Morles tiene 47 años y vive en el sector Guabina, en Cabimas, Zulia; tenía más de 13 horas sin saber de su familia hasta que logró cargar el teléfono en un centro comercial que tiene planta. «Esto no tiene una palabra que lo defina, la desesperación se queda corta. Mi familia está afuera y sabe más que yo», dice.
Debido al corte de luz y a la intermitencia del servicio con los bajones, la distribución de agua desde el embalse de Burro Negro, en Lagunillas, que beneficia al menos a 400.000 habitantes se ve afectado y deben recurrir a usar agua potable y almacenarla en envases de plástico.
En San Cristobal, en el estado Táchira, los sábado son días tranquilos, pero quienes viven en la ciudad coinciden en que “todo está normal”. “Los sábados no son días muy movidos, pero hoy ni en los comercios hay mayor movimiento”.
En la ciudad de La Victoria, estado Aragua, el comercio funcionó con normalidad. Sin embargo, en Maracay los centros comerciales tenían poca afluencia de compradores.
En los Valles del Tuy, estado Miranda, el temor a que se registre un nuevo apagón eléctrico también está presente, al igual que en los estados Zulia, Táchira y Aragua.
En un recorrido que realizó este sábado El Pitazo se observó a ciudadanos comprando bombillos recargables y también Unidades de Alimentación Ininterrumpida (UPS). Se trata de un aparato que permite darle energía eléctrica por un tiempo limitado a los artefactos que estén conectados cuando hay un corte de electricidad.
Los llamados bajones se mantienen en sectores de Caracas, en Aragua y también en Maracaibo. Estar sin electricidad por tantas horas consecutivas, como ocurrió el viernes 30 de agosto, es una experiencia que mantiene a los venezolanos en estado de alerta.