A finales de noviembre de 2022, la empresa OpenAI lanzó ChatGPT, un chatbot o robot conversacional que utiliza la inteligencia artificial (IA) para responder distintas preguntas de los usuarios, además de generar distintos tipos de textos como ensayos o incluso poemas.
ChatGPT solo tardó dos meses en llegar a los 100 millones de usuarios, algo que al titán TikTok le tardó nueve meses en lograr. El rápido avance de esta IA ha despertado la curiosidad de empresas como la tecnológica IBM o el banco Goldman Sachs, que estiman la reducción de sus puestos de trabajo como consecuencia de la implementación de la IA. Ante este panorama, expertos en informática y robótica han explicado que el desarrollo de la inteligencia artificial se divide en tres fases, y que poco a poco la humanidad se acerca a la más peligrosa.
La primera de estas etapas es la Inteligencia Artificial Selectiva (o ANI, por sus siglas en inglés), y se refiere a aquellos sistemas que solo superan la inteligencia humana en una tarea específica. La segunda es la Inteligencia Artificial General (AGI), que se alcanza cuando una máquina adquiere capacidades que igualan la capacidad intelectual de un humano. La tercera y última es la Súper Inteligencia Artificial (ASI), donde la inteligencia robótica llega a superar en inteligencia a los mejores cerebros humanos en campos como la ciencia, las humanidades e incluso las habilidades sociales.
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Diversos expertos consideran que el desarrollo actual de la IA se ubica en la segunda fase, cosa que preocupa a personalidades como Elon Musk, actual dueño de empresas como Twitter, SpaceX y Neuralink, y Steve Wozniak, cofundador de Apple.
Otro gran detractor del desarrollo desmedido de la IA fue el físico británico Stephen Hawking, quien afirmó a BBC que “el desarrollo de la inteligencia artificial completa podría significar el fin de la raza humana”, ya que una máquina con esta capacidad “despegaría por sí sola y se rediseñaría a un ritmo cada vez mayor”.
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