Caracas.- De acuerdo con un estudio de la Asociación Civil Con la Escuela, realizado en 79 centros educativos de Distrito Capital y los estados Miranda, Bolívar, Anzoátegui, Apure, Lara y Zulia, 22 % de los estudiantes falta a clases por tener un trabajo para ayudar a sus padres en el sustento de su hogar. Las edades de los escolares que trabajan están entre los 6 y 17 años, la más marcada está entre los 15 y 17 años.
Carlos Trapani, abogado y coordinador general de la Asociación Civil Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), enfatizó que esos datos coinciden con preocupaciones que desde hace años han denunciado desde esa organización, entre ellas, la fragilidad del sistema escolar. Advirtió que las consecuencias no son futuras, sino inmediatas. “Estamos hipotecando el capital social del país (…) Los niños están perdiendo uno de los pilares fundamentales de desarrollo que es la escuela”.
Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), “el trabajo infantil se refiere a los niños que trabajan en contravención de las normas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que aparecen en las Convenciones 138 y 182. Esto incluye a todos los niños menores de 12 años que trabajan en cualquier actividad económica, así como a los que tienen de 12 a 14 años y trabajan en una labor más que ligera, y a los niños y las niñas sometidos a las peores formas de trabajo infantil”.
En ese sentido, el organismo subraya que entre las peores formas de trabajo infantil se encuentran la esclavitud, el reclutamiento forzado, la prostitución, la trata, la obligación de realizar actividades ilegales o la exposición a cualquier tipo de peligros.
Sobre la edad mínima para trabajar en Venezuela, la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (Lopnna) establece: “Se fija en todo el territorio de la República la edad de 14 años como edad mínima para el trabajo. El Poder Ejecutivo podrá fijar, mediante decreto, edades mínimas por encima del límite señalado, para trabajos peligrosos o nocivos”.
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Trapani explicó que hay dos grandes posturas en cuanto al trabajo infantil; una según la cual ningún niño o adolescente debería trabajar y otra que sostiene que adolescentes en determinados contextos pudiesen trabajar, actividad que es reconocida como un valor. “Venezuela reconoce que el adolescente mayor de 14 años podría trabajar; incluso; la legislación da un conjunto de derechos específicos que muchas familias desconocen”, subrayó.
No obstante, para el defensor de los derechos de niños, niñas y adolescentes, el problema del trabajo infantil es que violenta sus etapas. “El niño o el adolescente asume responsabilidades que no van acordes a su momento vital o a su etapa evolutiva”, agregó.
Siendo la esclavitud una de las peores formas de trabajo infantil según Unicef, sobre este flagelo Trapani recalcó que tiene su origen en causas estructurales. “En la medida en que se aumentan las brechas en la sociedad, donde la capacidad de compra del presupuesto familiar está mermado, en la medida en que la escuela no tiene esa capacidad de retención de niños y la violencia, son factores de riesgo que hacen que se vea forzado al trabajo en las peores condiciones como una forma de supervivencia”, remarcó.
También hizo énfasis en el reclutamiento de menores de edad por parte de bandas criminales para hacerlos parte de actividades delictivas. Puntualizó que la investigación “Esclavizar para delinquir”, realizada por Cecodap, identificó formas de vinculación e incorporación de niños a bandas armadas en La Vega, El Cementerio y la Cota 905.
De acuerdo con Unicef, en el mundo se calcula que 151,6 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil. Casi la mitad (72,5 millones) ejercen alguna de las peores formas de trabajo infantil, como esclavitud, trata, trabajo forzoso o reclutamiento para conflictos armados.