Según representantes diplomáticos de Juan Guaidó, 200 venezolanos han sido evacuados de Ucrania desde que comenzó la invasión rusa. Sin embargo, Lechner Rodríguez, caraqueño oriundo de La Vega, no quiere dejar el país al cual llegó hace diez años para estudiar y desempeñarse en el deporte que entonces practicaba: lanzamiento de jabalina.
Recuerda el choque cultural que supuso para él llegar a Ucrania. Sus recuerdos de Venezuela eran los de un país en el que poco existe el respeto y la escasez era lo normal. “Ucrania me enseñó a ser educado, aquí la gente es muy educada (…) Aquí no hay ese exceso de compras que pasa frecuentemente en Venezuela, que compramos diez desodorantes o diez champús y no los necesitamos en el momento”, refiere.
Rodríguez, quien habla ruso y entiende el ucraniano, se estableció en Kiev, la capital, hasta el día en que comenzó la invasión rusa. Durante los primeros dos días de conflicto, escuchar las sirenas que alertaban los inminentes ataques con bombas era lo usual. Él y su novia, de nacionalidad ucraniana, decidieron huir a Dubno, una ciudad que está a las afueras, cerca de la frontera con Polonia.
Antes de que estallara el conflicto, el caraqueño llevaba una vida tranquila y estable. Era profesor de educación física, entrenador de un equipo de fútbol y, junto a su pareja, era dueño de una pequeña cafetería. Ahora, en Dubno, se refugian en una escuela que han acondicionado para poder dormir, asearse y preparar comida.
Rodríguez se siente como un ucraniano más y si bien según cifras de Organización Internacional para la Migración (OIM), ya son más de tres millones los ciudadanos que han abandonado el país, él afirma que quiere quedarse. “Me siento un ucraniano más porque Ucrania me lo ha dado todo. Algo que es importante para cualquier ser humano es el confort y la seguridad que te pueda dar un país y, lamentablemente, mi país de origen no me lo puede dar”, señala. Lo único que podría hacerlo reconsiderar su decisión es que Rusia tome por completo a Ucrania.
El caraqueño no se ha unido a las fuerzas militares que defienden a Ucrania de la invasión rusa, pero enfatiza que, en caso de ser necesario, lo haría. Ahora tiene un yeso en la mano porque tuvo que ser operado después de sufrir una lesión, pero eso no impide que ayude a los soldados ucranianos. “Cada dos días tenemos que embalar cosas para los militares y cortar telas para hacer los camuflajes”, cuenta.
Además, en la zona en la que se encuentra no se han establecido corredores humanitarios, sin embargo, el venezolano ha ayudado a salir a poco más de 40 personas de Ucrania, entre amigos, conocidos y colegas.
En medio del caos y los ataques es difícil tener acceso a información certera sobre lo que está pasando. Dos antenas de plantas televisivas han sido bombardeadas por las fuerzas de Vladimir Putin, por lo que internet se convirtió en la principal fuente de consulta. Según Rodríguez, durante los primeros días de conflicto, “los rusos además de atacar zonas específicas, también atacó las redes sociales” para difundir información falsa.
Rodríguez está agradecido por los mensajes de solidaridad que ha recibido a través de las redes sociales de parte de otros venezolanos y pide ayudar a difundir la información sobre lo que está ocurriendo en el país que lo acogió; espera que la Unión Europea y la Organización del Atlántico Norte (OTAN) intervengan para poner fin a la invasión.