Venezuela denunció este miércoles, 15 de enero, que su sede diplomática en Oslo, Noruega, fue invadida y vandalizada por personas a las que califica de «elementos fascistas», sin dar nombres, precisión ni referencias concretas.
«El país y el mundo se dan cuenta de quiénes son estos desquiciados fascistas, capaces de arremeter contra los intereses del pueblo venezolano», expresó el titular de Exteriores, Yván Gil, a través de su canal de Telegram.
Según Gil, la responsabilidad de la inviolabilidad de las sedes diplomáticas es del Estado receptor, por lo que espera que autoridades noruegas den inmediatamente con los responsables de estos atentados.
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El lunes 13, el funcionario denunció ataques contra las sedes de los Consulados generales en Lisboa (Portugal), Frankfurt (Alemania), Medellín (Colombia), Vigo (España) y San José (Costa Rica), coordinados por los comanditos del fascismo, como llama habitualmente y sin pruebas a los grupos de organización política de Edmundo González Urrutia.
Estos ataques se denunciaron luego de que Nicolás Maduro juró el viernes para un tercer sexenio, tras el controvertido triunfo en las presidenciales del 28 de julio, que le otorgó el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el chavismo. El ente comicial todavía no ha publicado los resultados desglosados de las votaciones, contrario a lo establecido en su cronograma oficial y la Constitución nacional.
Entretanto, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) acusó a Maduro de consumar un golpe de Estado, al asegurar que González Urrutia fue el vencedor de las elecciones, un reclamo que basa en 85,18 % de las actas electorales que asegura haber reunido gracias a testigos y miembros de mesa, y que publicó en una página web.
La toma de posesión de Maduro también ha sido rechazada por buena parte de la comunidad internacional, incluyendo a la Unión Europea (UE), que afirmó el viernes 10 que carece de la legitimidad de un mandatario democráticamente elegido.