Caracas.- El deseo de una reestructuración política tras un 2021 signado en su parte final por las elecciones regionales de noviembre es una de las medidas expuestas tanto por la oposición, fragmentada en diversos grupos, como por el gobierno de Nicolás Maduro quien recientemente habló de la necesidad de un cambio en el funcionamiento interno del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) para afrontar los retos de los próximos años, incluido el más notorio: las elecciones presidenciales previstas para 2024.
En la oposición, la renovación de liderazgos y estructuras internas de varios de los principales partidos que adversan al oficialismo, como Primero Justicia, Voluntad Popular y Avanzada Progresista, no estuvo exenta de disputas y divisiones, una realidad en la que la unidad política opositora luce como una quimera, mientras que la administración de Maduro se enfoca en adaptar su estrategia para mantener su posición de dominio en las dinámicas política y económica.
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En ese contexto, con una negociación política que comenzó en México y quedó paralizada, y tras las implicaciones de las elecciones del 21 de noviembre, surge la interrogante sobre si en el actual momento puede emerger la figura de un outsider, una persona que no pertenece al ámbito político y que por sorpresa represente una opción aglutinante para la población que no encuentra representatividad en los factores políticos que adversan a Maduro, entre esos el sector liderado por Juan Guaidó.
Consultado por El Pitazo, el politólogo y coordinador de Investigación de Posgrado de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), Fernando Spiritto, repasa la realidad de la oposición y del Gobierno, y señala que luce difícil que, en el actual momento, pese a la crisis de los partidos políticos, surja un outsider que pueda sustituir lo que, asegura, es el mejor candidato que puede emerger de la oposición: la unidad.
«La oposición está en el peor de los puntos porque hay muchos posibles candidatos, algunos muy poco conocidos, pero no hay organizaciones políticas fuertes que los respalden, porque no tienen capacidad de movilización, pese a que parece haber consenso sobre las primarias», explica Spiritto vía telefónica.
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Partidos y candidatos débiles en el lado de la oposición es el saldo predominante, según Spiritto, frente a un bloque gubernamental monolítico que, a pesar de las potenciales divisiones internas, mantiene y ejerce su predominio.
«No hay que subestimar las potenciales divisiones del chavismo-madurismo. Por ejemplo, en el plano de la estrategia económica que viene siguiendo el Gobierno creo que hay gente que se opone, pero esas divisiones, por el momento, no son significativas. El chavismo es más monolítico de lo que se cree porque no se pueden dar el lujo de perder el poder», agrega Spiritto.
El politólogo Eduardo Valero, profesor de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la Universidad Central de Venezuela (UCV), considera que la falta de confiabilidad en el liderazgo político genera, entre otras cosas, que se considere la posibilidad del surgimiento de una figura que no está en el radar político, algo parecido a lo que representó el propio Hugo Chávez a finales de los 90.
«La debilidad de los partidos políticos opositores, cuyo alcance nacional es muy limitado, coexiste con el reclamo social de relegitimar un liderazgo cansado, eso hace que se hable del outsider que, además, puede ser el resultado de una búsqueda de los propios partidos opositores, concatenada con las dirigencias, cónsona con la realidad política nacional», añade Valero.
En la acera del oficialismo, de acuerdo con Valero, el afianzamiento de un nueva generación de políticos, entre quienes figuran los gobernadores de Miranda y Carabobo, Héctor Rodríguez y Rafael Lacava, respectivamente, puede incrementar las luchas internas.
Caso Lorenzo Mendoza
El nombre del presidente ejecutivo de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza, resurge cada cierto tiempo, sobre todo en redes sociales, como un anhelado candidato presidencial a medida que se acrecienta la merma del capital político de los principales líderes opositores. Sin embargo, el propio empresario, en 2018, descartó asumir algún rol político formal para hacerle frente al oficialismo como un cuadro outsider.
De acuerdo con Spiritto, es normal que ante el quiebre de las organizaciones políticas y la merma en el capital político de Juan Guaidó, por ejemplo, un sector de la población fije su atención en una figura como Mendoza.
«Hablamos de un hombre exitoso en el ámbito económico, es el más conocido de los empresarios venezolanos. Sabemos que en 2018 señaló que no quería ser candidato y no sé, si cambia de opinión, si tenga la posibilidad de construir una alianza política importante a su alrededor, eso yo no lo veo en el horizonte», añadió Spiritto.
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La interlocución de sectores empresariales y de organizaciones de la sociedad civil que se desmarcan de los liderazgos políticos tradicionales plantea un escenario político con nuevos retos para la oposición y el Gobierno, en donde es Maduro quien se perfila como el candidato del oficialismo para el proceso electoral previsto para 2024, de acuerdo con Spiritto.
«La falta de capital político ha hecho que el país haya superado a sus liderazgos políticos porque no se siente la representatividad. La oposición, vista en su conjunto, no tiene capacidad de movilización, por eso lo lógico sería que se concretara la unidad y que crearan una instancia coordinadora que compensara los principales problemas», resaltó Spiritto.
Valero, por su parte, se pregunta cuál de los principales líderes opositores -como Manuel Rosales, Tomás Guanipa, Henrique Capriles o el propio Guaidó- está en capacidad de asumir una candidatura en medio de la actual crisis de confiabilidad y el debilitamiento de los principales partidos opositores. «Para armar una candidatura presidencial no solo es suficiente un nombre, hay toda una estructura detrás».