Caracas.- A cuatro días de instalarse un nuevo periodo legislativo en la Asamblea Nacional (AN), las cartas parecen estar echadas: Juan Guaidó sería reelecto como presidente de la Asamblea Nacional para 2020, lo que le permitiría mantener la Presidencia Encargada del país.
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Sin embargo, no ha sido un camino fácil, y aunque esas cartas parecieran estar echadas, nada está escrito.
Desde hace varios meses, la Unidad ha estado en entredicho. También lo ha estado el apoyo a Guaidó. Denuncias de corrupción dentro de la misma oposición y el cuestionamiento por no lograr la “Trinidad” opositora: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, han sido parte de los argumentos esgrimidos por algunos los sectores para distanciarse de Guaidó.
Las dudas sobre si Guaidó sería reelecto comenzaron a crecer hace dos meses. Las denuncias contra varios parlamentarios opositores señalados de estar involucrados en una trama para lavar la reputación de personas investigadas por actividades ilegales con el gobierno de Nicolás Maduro habrían abonado aún más a esas dudas.
Aunque existe un Estatuto de la Transición, la reelección de Guaidó también implica pasar por encima al acuerdo de gobernabilidad que la oposición firmó en diciembre de 2015 y que planteaba la rotación de los cargos de poder dentro del parlamento durante los cinco años en que la oposición sería mayoría.
Los acontecimientos de 2018, con unas elecciones presidenciales no reconocidas, cambiaron el panorama.
Un proceso sencillo, un resultado…
El presidente del parlamento se elige con la mayoría simple de los presentes. Siendo el quórum mínimo 84, ese sería el número que necesita Guaidó para ser reelecto.
En teoría, contaría con 93 votos, el número de votos que obtuvo la reforma parcial al Reglamento Interior y de Debate.
Sin embargo, hay muchos votos “desconocidos”. Por ejemplo, los de la fracción 16 de julio, que condicionaron su voto a Guaidó solo si “cumple la ruta del cese de la usurpación”. La fracción de Cambiemos tampoco ha manifestado cuál será su votación.
Está latente lo que han denunciado muchos opositores: la denominada “operación alacrán” u “operación maletín”, en la que han sido señalados varios parlamentarios. La reforma al Reglamento podría ser clave.
Hay estados en los que la mitad de los diputados opositores están fueran del país. Por ejemplo, Aragua; de sus nueve diputados, uno es del Psuv, otro de Cambiemos. De los siete opositores, cuatro están fuera del país: Dinorah Figuera, Ismael León, Simón Calzadilla y Mariela Magallanes.
Otro ejemplo es el estado Miranda. De sus 12 diputados, cuatro son del Psuv; una suplente es disidente, Arkiely Perfecto, que ya es principal, pues su compañero de fórmula perdió su curul al ser designado en un cargo del Ejecutivo.
De los siete restantes, cinco están fuera del país: Julio Borges, Freddy Guevara, Rafael Guzmán y Adriana D’elia, quien renunció a su diputación.
Pero además, hay que prever el hecho de qué hay tres curules vacíos. No hay ni principal ni suplente.La fórmula Freddy Guevara-Juan Andrés Mejias, Sergio Vergara-Rosmit Mantilla, Rafael Guzmán-Gilber Caro.
Un curul peligrando es el de José Guerra, quien está fuera del país y cuyo suplente es Ismael León, quien fue señalado por el Gobierno de Maduro de estar involucrado en un supuesto plan desestabilizador.
Otro detalle será la votación
En teoría la votación es a mano alzada, pero en los últimos días antes del receso parlamentario se escucharon otras opciones que van desde la votación nominal (diputado por diputado) hasta la secreta. Esto último sería inédito.
Hemos hablado de la reelección de Juan Guaidó como presidente del parlamento, pero los otros dos cargos: la primera y segunda vicepresidencia, sí tendrían rostros nuevos. Para la primera sonaba Jorge Millán, pero luego de que la Constituyente le quitara su inmunidad, podría ser sustituido por Ángel Medina. La segunda estaría ocupada por Carlos Berrizbeitia, según lo comentado en los pasillos.
En teoría, el acuerdo de gobernabilidad establecía que las minorías ocuparían la presidencia. Ante lo sucedido, o mejor dicho, ante lo que no ocurrió, varios partidos que forman parte de esas minorías dentro del parlamento decidieron apoyar a Guaidó.
Otro escenario será el que decida elaborar el Psuv, bien sea con su participación en la elección o no. Lo primero, por si presentan una plancha alterna. Esas son algunas de las cartas en juego.
En los últimos días de 2019, muchos diputados han estado resguardados para poder participar el 5 de enero. Más allá de lo que ocurra ese día, la oposición tendrá, de nuevo, muchos retos en 2020. No solo será lograr el cese de la usurpación, el gobierno de transición y las sanciones elecciones libres: también tendrán que decidir qué hacer ante unas inminentes elecciones parlamentarias.
Todo eso sin contar lo que pueda ocurrir con el nombramiento del Consejo Nacional Electoral (CNE); si sale bajo consenso parlamentario y desde el parlamento o si, por el contrario, es impuesto desde el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) o la ANC.