Alonso José Mora Alfonzo es paramédico, locutor y cocinero. Desde el pasado 15 de abril de 2018 se encuentra detenido en la cárcel militar de Ramo Verde por ser amigo de Óscar Pérez. El día que lo detuvieron, los funcionarios que realizaron el operativo mataron a su perro, un golden de cuatro años, porque salió a defenderlo. Su familia, quien pidió resguardar su identidad por protección, le exige a la comisión de la Cidh que llega este 4 de febrero al país que revise su caso, pues tienen la información de que está encerrado en la celda de castigo conocida como «el tigrito».
Mora Alfonzo, de 35 años, fue detenido luego de ser implicado en la operación Gedeón II. El 18 de abril de 2018, el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, indicó que los funcionarios a su cargo habían apresado a 12 personas que «pretendían colocar explosivos en algunas instalaciones del Estado como la base aérea Francisco de Miranda, en el Consejo Nacional Electoral (CNE), la Comandancia General de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y en algunas instituciones del Estado para causar zozobra en la población». Según él, estos ciudadanos antes eran liderados por Pérez, el expiloto del Cicpc que fue asesinado en un operativo policial y militar el 15 de enero de ese año.
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Reverol expuso en esa rueda de prensa la detención de Mora Alfonzo. Dijo que él en compañía de otro ciudadano a quien identificó como Yorfran Jesús Quintero se dedicaban a captar a personas jóvenes, entre ellos menores de edad, para reclutarlos en el grupo de choque conocido como la «resistencia».
La familia del paramédico desmiente la versión oficial. Señalan que cuando lo detuvieron «recibió todo tipo de tortura física y psicológica«; al punto que mataron y descuartizaron a su perro Bambam, un golden de 4 años, luego que intentó defenderlo cuando los funcionarios llegaron a su casa ubicada en Los Teques, estado Miranda, para llevárselo.
Días después de su detención, Mora Alfonzo contó a su familia los detalles del maltrato físico que recibió. El hombre por unos meses perdió la movilidad de uno de sus brazos; recibió descargas eléctricas que le hicieron perder las uñas de sus manos y pies; también fue asfixiado con bolsas plásticas llenas de insecticida; fue hundido en pipotes llenos de agua; y no se le permitió asearse por más de 46 días.
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Su familia cuenta que el cuerpo del hombre de 35 años está lleno de abscesos y ya no camina igual, pues uno de sus tobillos se vio afectado luego de ser golpeado con palos de madera. A pesar de ello, sus familiares no tienen un parte médico que indique su condición actual de salud, pues no ha recibido una autorización que avale su visita al hospital.
La última información que recibió la familia de Mora Alfonzo indican que fue encerrado en la cárcel de castigo de Ramo Verde conocida como «el tigrito». Indican que esta situación los tiene en vilo, pues agregan que «allí hay ratas, es un encierro. No puede hacer sus necesidades. No puede caminar. Esto es un infierno que esperemos acabe pronto y se puedan sanar las secuelas, pues el daño no solo se lo han hecho a él nos han herido a todos».
La familia y la defensa de Alonzo Mora en estos casi dos años han logrado que tenga medidas cautelares por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; también han documentado las torturas que ha recibido en la Corte Penal Internacional.
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